Reinauguraron El Teatro de Colegiales reafirmando que tienen sus influencias, pero no por eso son «una copia de» otras bandas.
El Teatro del barrio de Colegiales, abría nuevamente sus puertas y más de una banda sonreía. Si a esto le sumamos que próximamente habrá otro Teatro en Flores, la sonrisa se transforma en alegría, porque si algo le falta a esta Capital son lugares para tocar y sobretodo para esos grupos con un cupo que no supera las no pocas 2000 almas donde un Obras les queda grande y un pub muy chico.
Los elegidos para dar este nuevo puntapié inicial fue Pier, agrupación de la que se habla y se escucha mucho pero que también se la compara demasiado. Entonces nos planteamos la idea de ir hacia este encuentro con el rock y ratificar o rectificar este mito.
La fría noche no invitaba a caminarla, pero las inmediaciones del cruce de las avenidas Lacroze y Alvarez Thomas se veía rodeada del gentío que pujaba por entrar a ver a su banda favorita, la cual a las 21:35 se hizo presente sobre el escenario al ritmo de «El paraguas malvado de Porota», en tandem con «De andar elegante» y «La gorra de Carmelo», tres canciones que encendieron la noche donde se veía al guitarrista Agustín Cerezo enfundado en un buzo con capucha digno de un boxeador y a su hermano Ramiro con fino saco azul, al medio de las tablas comandando las acciones.
La lista se extendió hasta la medianoche y recorrió algo mas de 20 temas de todos sus discos, entre los cuales se destacaron «Sacrificio y rock n’ roll», «Al filo del peligro», «El ritual de los pibes atentos» y «Conmovidos», donde se desplegó la casi única bandera de la noche que cubría gran parte del público. Además se agregó a la función un tributo al desaparecido Pappo con «Ruta 66» y «El tren de las 16» y la presencia de Black Amaya en batería.
Si nos remitimos al supremo que colmó las instalaciones con una preciada cantidad de gente afuera, podemos decir que son el agite por excelencia. No paran de cantar y saltar cada tema, es como si vivieran una rave infinita de rock que contagia al más parco de todos.
Por último para referirnos a Pier, banda que genera todo lo anteriormente descripto y más, es necesario afirmar que ponerle el mote de copia de tal o cual a este clan es excesivo e intolerante. Sin lugar a dudas, es un producto con peso propio, con un estilo en el cual podemos notar influencias, pero que no desvirtúan para nada la política del grupo a la hora de hacer e interpretar música. De todos modos, qué grupo no «sufre» el amparo de sus predecesores donde un riff o un tono se parece a aquello que escuchamos en manos de otros? Si ,no deberíamos decir que todo es copia y asistir solo a recitales de covers.
Pier enardece a las masas y va camino a ser un referente dentro de la movida que ya los adoptó como propios.