La banda de Andrés Giménez celebró el viernes los 20 años de «Poder latino». Hubo agradecimientos a Corvata y a Andy Vilanova, en un show de casi dos horas.
«Este de acá abajo me pide que los que se tiran desde el escenario bajen de peso. Pero lo haría subir, para que vean que tiene la misma panza que yo», dice Andrés Giménez después de «Barrio patrón», el tema de menos de un minuto que integra «Usa toda tu fuerza» (1999).
Aunque suenan canciones de varias épocas, la excusa es otra: festejar los 20 años de «Poder latino» (1998), aquel álbum que marcó un antes y un después en la carrera de A.N.I.M.A.L. Por eso, durante la primera mitad del recital el grupo se dedica a repasar el disco de pé a pá, aunque alternando su orden.
«Queríamos hacer un festejo a la vieja usanza, como en los teatros Arlequines. Nos pareció que lo más similar era esto, sin las vallas así el público podía saltar y descargarse. Gracias por estar acá, en este tiempo de problemas económicos», dice el cantante luego de «Aliento inocente», que abre la noche.
Quienes piensen que en esta encarnación sólo brilla Giménez, están equivocados. Cristian «Titi» Lapolla ocupa muy bien el lugar que le pertenecía a Marcelo «Corvata» Corvalán, sin siquiera hacer esfuerzo y dándole a las voces su toque propio.
También se nota que el bajista es un verdadero fanático del grupo. «Cuando salió este disco yo lo fui a comprar a Musimundo, y pensé: ‘A ver qué mierda sacan estos hijos de puta’. Y bueno, ahora estoy en este lugar. ¿Vieron? ¡Encima lo saludaba a Andrés en la calle y no me daba ni bola!», se ríe frente a unas seiscientas personas que lo vitorean luego de «Loco pro».
Minutos más tarde, Giménez se queda solo en el escenario y hace una versión acústica de «Esclavo de ilusión». En ese mismo momento y para sorpresa de quienes estaban en el primer piso, aparece «Titi» Lapolla en la zona de las consolas. «¿Pero qué hacés acá?», preguntan los técnicos y asistentes, atónitos porque el bajista se había acercado allí en la mitad del show.
Lapolla pide hablar con el encargado del sonido, le explica al oído que está teniendo problemas con los monitores y desaparece entre las escaleras, que lo devuelven a los camarines. Antes de que se vaya unos cuantos le piden una selfie, y pueden decir orgullosamente que se sacaron una foto con «Titi» Lapolla… ¡en medio de un concierto de A.N.I.M.A.L!
Sobre el escenario, Giménez está terminando una versión de «Cinco siglos igual» junto a Joana Gieco, hija del famoso músico rosarino. «Ella es la leoncita. O mejor dicho… «¡La Tigresa del Oriente!», bromea. Y agrega: «Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este disco, porque no tengo problemas con nadie. A Jimmy Degrasso, a Max Cavalera y a Marcelo Corvalán. También a Andrés Vilanova, que aunque no lo grabó, fue parte del proceso y de la gira».
Ahí es cuando Lapolla y Marcelo Castro vuelven a aparecer. El baterista se destaca en temas como «Cop killer» (de Body Count) y «Revolución». Aunque sea más introvertido que sus compañeros, el platense llena su lugar con creces y con su técnica demuestra que para destacarse no necesita ser un showman súper loco: le alcanza con ser pro.
«Honor» es el único track reciente que presenta el trío, seguido por un cierre con «Gritemos para no olvidar», «El nuevo camino del hombre» (con Alejo López, de la banda de Iorio, en guitarra) y «Sólo por ser indios». «Ésta fue la canción que hizo que el mundo supiera quiénes éramos», finaliza el cantante, mientras promete que habrá un disco nuevo de A.N.I.M.A.L muy pronto y que ya subirán un adelanto a sus redes.
Después del recital, algo queda claro: si «Poder latino» sigue siendo un álbum clásico no lo es sólo gracias a sus canciones, sino también al presente del grupo. Ahora, a esperar el próximo trabajo de estudio.
Puntaje: 8/10.
Fotos: Martín Darksoul/Prensa ANIMAL.