Estelares, Massacre, A.N.I.M.A.L. y Pier tocaron el domingo en «formato íntimo». Crónica de una tarde cercana con los artistas.
Foto: Santi Sombra
La propuesta del fin de semana pasado fue una de las más interesantes del rock local: ver a algunas de las bandas más convocantes de la Argentina en una sala de ensayo, con capacidad reducida y entrevistas de Érica García. Todo se dio en el marco de la primera Expo Rock Argentino, con memorabilia, stands de merchandising y proyecciones, entre varias atracciones.
TROVADORES PLATENSES
El domingo, Estelares inaugura la jornada. A las cuatro de la tarde, los liderados por Manuel Moretti se calzan los instrumentos en formato 360º, luego de que la propia García explicara que el público podría «moverse alrededor del grupo, para ver de cerca cómo se trabaja en una sala de ensayo».
«Algunos somos de La Plata, pero también de Capital y de Lobos, por lo que se nos complica juntarnos seguido. Esta es la oportunidad perfecta para preparanos para el Gran Rex», dice Moretti, en referencia al show de presentación de «Las Lunas» del 7 de septiembre. Por eso, y aunque tienen listas de temas sobre las alfombras -que simulan aún más el ecosistema de un ensayo-, deciden hacer «Ríos de Lava» y cerrar con «Horneros Cantantes» (en lugar de «El Corazón Sobre Todo»), dos canciones de su último disco que casi no habían sonado.
El otro momento despojado llega cuando el vocalista, entre tema y tema, señala: «Ahora venía ‘Ella Dijo’, ¿pero les parece si hacemos ‘Las Trémulas Canciones’? Sino me voy a dormir parado’». Es algo que no sucedería en un concierto típico, y que le permite a Víctor «Torio» Bertamoni reafirmar con su guitarra que Estelares está mucho más cerca del rock que del pop, aunque tomen lo mejor de ambos estilos.
VIAJE PSICODÉLICO
Acto seguido, los plomos no sólo tienen que hacer el cambio de instrumentos: se viene Massacre, y eso significa que aunque sea un ensayo, la banda trae sus conocidos muñecos, cascos y artilugios. Al ser un espacio reducido, ubicar cada juguete es casi titánico.
Lo más interesante de la Experiencia Rock, sin dudas, es la perspectiva visual. Con el bajista Luciano «Bochi» Facio y el baterista Charly Carnota enfrentados a los guitarristas, Walas se mueve con soltura e intenta abarcar todos los espacios. Y también está la posibilidad de ver de cerca, por ejemplo, a Carnota imprimirle su estilo único a canciones como «Ana» y «Juicio a un Bailarín»; o bien situarse en el otro costado y observar a Pablo Mondello y Fico Piskorz jugar en «Bienvenidos al Mundo de los Conflictuaditos» y una exquisita versión extendida de «Lo Mío no es Tan Grave».
La otra particularidad del set de Massacre es un pedido: por el día del niño, Walas le da el gusto a un chico y tocan «La Reina de Marte», que a pesar de ser un hit, no suena muy seguido. El show de once canciones pasa volando, y ya es momento de lo que sigue.
CON LA MÍSTICA PERDIDA
El caso de Pier es polémico, y la dinámica de la banda cambió desde que Roy Quiroga está en la batería. Más allá de que para Los Ratones Paranoicos sea un componente perfecto, se nota que no funciona igual con los hermanos Cerezo. Canciones como «El Ritual de los Pibes Atentos», «No Puede Dejarla» y «El Narigón del Barranco» suenan perezosas y cada vez más cercanas al rock barrial: sin fills, a media máquina y con errores imperdonables de tempo.
Lo mismo pasa con «De Andar Elegante» y «Sabe que Vuelve», en las que el propio Agustín Cerezo debe marcarle los compases con la mano al baterista. Pero el punto cúlmine para los oídos llega en «Juego Mufado», con una versión casi irreconocible y ni siquiera digna de un ensayo.
Todo esto parece no importarle al público, que llena el lugar con banderas y cantos de hinchada, y que hace caso omiso de las incoherentes fallas musicales. Básicamente, es la futbolización del rock en su máximo esplendor. Si Pier tenía algo de encanto -en discos como «El Fuego Sagrado» (2000) y «Seguir Latiendo» (2004)-, eso quedó muy atrás y no parece que vaya a regresar, menos aún con sus nuevas canciones. Una lástima.
COMO PECES EN EL AGUA
Cuando llega el momento de A.N.I.M.A.L, vuelve la dinámica del verdadero ensayo: Cristian «Titi» Lapolla tira comentarios todavía más ácidos que en los shows normales («¿ya empezamos cagándonos a trompadas como siempre?»), mientras que Andrés Giménez muestra comodidad desde el primer momento («¡ojalá tuviéramos una sala tan grande como esta!»). Marcelo Castro, por su parte, está más encendido que nunca.
El grupo de metal sube sin una lista de temas, y deja que el público elija gran parte de las canciones: entre ellas, las infaltables «Sólo por ser Indios» y «El Nuevo Camino del Hombre»; pero también ensayan «Aura» (que no tocaban hacía mucho tiempo) y muestran dónde se encuentran hoy, con temas como los nuevos «Por Siempre» y «Una Razón para Seguir».
El set cuenta con Alejandro Taranto (mánager de la banda durante los ‘90s) a un costado, sonriendo y moviendo la cabeza al ritmo de «Loco Pro» y «Revolución», canciones que conoce de sobra. «Se me viene a la mente la anécdota de cuando nos apuntaron a punta de pistola en Tijuana», recuerda Giménez entre risas, y desarrolla la historia como si estuviera en una charla con amigos. Porque al fin y al cabo, de eso se trata el ciclo.
Foto: Santi Sombra
Esta primera jornada -que continúa a la noche con Coral, El Muelle y Los Tipitos- funciona como una «prueba piloto». Y aunque haya cosas para mejorar (como agregar una barra de bebidas y carteles que faciliten el acceso al predio, además de publicar los horarios de las proyecciones), esta es la prueba de que quedan ideas novedosas en la música argentina. Sobre todo para quienes dicen que al género le falta innovación: para un fan de la música, no hay nada más gratificante que ver cómo se cocina un ensayo.
Puntaje: 8.50.
La segunda fecha de Experiencia Rock será el sábado 24 en Punta Carrasco, con Attaque 77 y Shoot the Radio como números centrales. Las anticipadas se consiguen a través de TuEntrada.com.