La Portuaria mostró su merecido premio Gardel entregando un show lleno de matices en una Trastienda colmada y donde la música fue la estrella invitada.
Luego de recorrer muchos caminos, algunos más que espinosos, La Portuaria se haría del merecido premio Gardel como mejor álbum pop en el presente año por su último trabajo «Río». Mientras esperamos la presentación oficial del material, nos entretenemos viendo a la banda en vivo, demostrando por qué es más que merecida triunfadora.
La banda acostumbra llenar lugares como La Trastienda y permite que su público se relaje y se deleite con sus interpretaciones. Cómodamente sentados, los espectadores esperaban el comienzo del show que encontraría al grupo en clara pose acústica. Fue de la partida con tonos arábicos en una interpretación aplaudida a rabiar de «Explorador», tema que cierra el disco.
«A través de tus ojos» y «La rosa de los vientos» confirmaron la sospecha que la noche venía de unplugged, aunque las sorpresas siempre son bienvenidas. No faltaron las reversiones de Creedence y The Cure para el baile cómico y posesivo de Diego Frenkel y del grupo en general, que por un rato dejaron de lado sus sillas.
Nuevamente bajaron los decibeles, pero no las palpitaciones, metiéndose en un intenso viaje musical de mucha cuerda rasgada y climas country que abarcaría «Bajo la piel», el archí conocido «Baby», «Hoy no le temo a la muerte» y «El viaje», rescatado del arcón de «Escenas de la vida amorosa» que sirvió como antesala para que «Hasta el final» cerrara definitivamente ese segmento que le daría pase a los momentos más acelerados del show.
Pasarían pocos minutos para que nadie se acordara de sus asientos y despegaran para bailar y cantar a viva voz temas como «10.000 km», «Llévame a lo hondo» o «El bar de la calle Rodney», entre otros, que marcarían el final que no sería tal. La lista amenazaba con un solo bis, pero la noche se extendió y algunos clásicos ganaron el escenario para terminar por explotar.
La Portuaria se destaca por su sonido, su parsimonia y clímax musical, que logran transmitir desde el tablado sus integrantes, en especial Frenkel y Sebastián Shachtel. El primero utiliza su carisma intercambiando miradas, gestos y bailes con la gente, generando un vínculo especial que logra fundir con sus composiciones. Por el lado del tecladista, encontraremos todas las atmósferas necesarias para hacer que un simple show sea un gran evento: es el gran gurú del grupo.
En no más de un mes será la presentación oficial de «Río» y una nueva oportunidad para ver a una de las bandas más delicadas de la escena nacional.