Tras patear el tablero cuatro años atrás al presentar «Se nos ve de negro vestidos», el Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino (GIIHMA) no detiene su motor y continúa barriendo con los abordajes periodísticos y académicos realizados hasta ahora sobre el metal nacional.
En «Parricidas: mapa rabioso del metal argentino contemporáneo» los académicos indagaron cómo las bandas emergentes buscan matar simbólicamente al «padre» de su movimiento, Ricardo Iorio. Un arsenal ya está disponible para efectuar tal asesinato y el GIIHMA se encargó de confeccionarnos un mapa que nos permita orientarnos a la hora de buscarlo. Lírica, poética y música son las armas que apuntan a la escena consagrada y los expertos que empuñan el acero son Sauron, Los Antiguos, Raza Truncka, Carajo, Plan 4, Furias, Filosa, Blast Bitch, Indisposed, Asspera, Heavysaurios y muchos, muchos otros conjuntos más. Que la masacre comience.
65 millones de años esperamos para tocar
Luciano Scarrone, músico y estudiante de Gestión del Arte y la Cultura (UNTREF), toma a la banda Heavysaurios para reflexionar sobre la relación existente entre el heavy metal nacional e internacional con la infancia. El autor da cuenta cómo la estética y los mensajes de las canciones de distintos grupos, tanto históricos como actuales, interpelan de distintas formas a los más chicos. Para Scarrone Heavysaurios es un caso paradigmático porque en el grupo pueden rastrearse ciertas características propias del metal nacional a pesar de que el proyecto es un remake de una versión finlandesa. Así el escritor nos hace detener en la canción «Policía Rezongón», la cual rompe con la tradición de educar a los niños en el respeto a las fuerzas de seguridad y sigue con la misma línea que numerosas bandas metaleras locales cuando critican la represión estatal. Scarrone invita a los padres rockeros a que abandonen el típico discurso que sostiene que «todo pasado siempre fue mejor» para asumir una saludable apertura mental con las nuevas bandas dirigidas a los niños e inclusive a los no tan niños.
Guerreras del metal
Noelia Adamo, profesora de Filosofía (UBA), realiza un lúcido análisis de cómo el patriarcado opera en el metal internacional y nacional mediante diferentes representaciones sobre lo masculino, lo femenino y las disidencias. Si bien demuestra cómo el movimiento de mujeres en el metal se abre paso por su propia cuenta, ya sea con bandas mixtas o integradas completamente por chicas, también visibiliza cómo la escena excluye sistemáticamente a las nuevas bandas sometiéndolas a una relación de desigualdad permanente. La académica señala que a diferencia de los conjuntos masculinos, las bandas que tienen mujeres en sus filas siempre son doblemente juzgadas de entrada: las chicas deben ajustarse a los cánones universales de belleza y deben estar «a la altura» de determinado nivel técnico. Mientras tanto, bandas como Asspera crecen como unas de las más convocantes del under en gran parte gracias a, según Adamo, el alto contenido machista y misógino de sus canciones. La escritora también da cuenta cómo el patriarcado atraviesa también a las músicas, lo cual se pude ver en los momentos en que asumen una posición derrotista frente a las diferentes situaciones de desigualdad patriarcal. Un síntoma de este último punto lo encuentra en las bandas de mujeres o mixtas que afirman que esquivan las letras feministas porque tienen miedo de «no ser tomadas en serio» en la escena.
Loncomeo la tribu alentando va
Manuel Bernal, Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), nos transporta hacia el sur para que examinemos los caminos transitados por numerosas bandas de metal patagónico y sus originales propuestas. Allí nos encontraremos con la riqueza de un folklore que rompe con la estética tradicional del heavy metal y con letras que rememoran la masacre de los pueblos originarios iniciada por los españoles, pero perpetuada por el Estado Argentino. Estos conjuntos toman al indígena como centro, tanto en sus letras como puesta en escena. Visibilizan su cultura, tradiciones, formas de vida, así como las bellezas, realidades y desigualdades de sus tierras. Sin embargo, Bernal problematiza esta identidad cuando muestra que las bandas patagónicas también asumen una faceta nacionalista, ya sea cuando levantan la bandera argentina y cantan su himno o cuando protestan contra diferentes problemáticas relacionadas a la contaminación ambiental, la expropiación de tierras para su entrega a empresas foráneas y el saqueo de los recursos naturales del país.
La pantalla me lo cuenta con mi desayuno
Gito Minore, profesor de Filosofía (UBA), indaga en las producciones audiovisuales nacionales que han abordado el heavy metal en sus distintos formatos: documental, histórico, ficcional y poético. El periodista sostiene que se trata de la reconstrucción de una parte esencial de la cultura metalera argentina, ya que son archivos que pertenecen a la memoria individual y colectiva del metal nacional y que incluyen periodistas, artistas, músicos y, por supuesto, al público. De esta manera, Minore toma como objeto de análisis distintos videos, que incluyen las primeras piezas caseras hasta los trabajos más actuales y profesionales, para describirnos cómo se fueron realizando y qué imágenes se van sucediendo por la pantalla. Nos encontraremos con el retrato de hechos inolvidables y otros inéditos para la historia metalera argentina, así como situaciones no tan conocidas de inolvidables figuras que transitaron por la escena.
Resistiendo con ideas
Diego Caballero, Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), se interesa especialmente en el parricidio consumado por Carajo, aunque tiene en cuenta el ineludible legado de la banda A.N.I.M.A.L. como antecedente. En el caso de Carajo, grupo que nació poco antes de la crisis del 2001, no sólo se rompe con la tradición del metal criollo desde lo estético y lo musical, sino que también se propone una lírica cercana a lo espiritual. La propuesta del conjunto se centra en lo urbano, pero ya no desde una perspectiva latinoamericana como hacía A.N.I.M.A.L., sino desde lo posnacional. En este capítulo se nos invita a pensar cómo una moralina cristiana atraviesa toda la obra de Carajo, pero que siempre sostiene una crítica sistemática hacia las formas de vida de la sociedad capitalista.
Ni con delicadeza, ni con cuidado
Juan Ignacio Pisano, docente de Filosofía y Letras (UBA), se enfoca en la letra y estética de Raza Truncka y Asspera respectivamente. El interesante análisis de Pisano nos explica que Raza se destaca por narrar las desigualdades de la Patagonia mediante diversos instrumentos folklóricos que invocan lo que la banda denomina como «Danzachapogo», el baile y el pogo conjugados en un mismo espacio y tiempo. El posicionamiento militante y anticapitalista de Raza queda plasmado en la poesía, la estética y la letra de canciones como «Muerte al Capital» o «Niño Fumigado». En cuanto a Asspera, el docente rescata cómo el conjunto da vuelta como una media la tradición del metal nacional al parodiar la voz de Ricardo Iorio. Pioneros en Argentina del denominado «metal bizarro», Asspera ofrece toda una discografía, videoclips, programas y aplicaciones, entre otros, que proyectan personajes y situaciones cómicas, pero también letras que no dejan de tener críticas sociales por su propuesta humorística. Acertado es Pisano cuando ejemplifica que si a Hermética se la conoce como la «H», a Asspera se la conoce paródicamente como la «A».
El inventor del mal
Emiliano Scaricaciottoli, docente de Letras (UBA), comienza realizando una original comparación entre la obra de Pappo y el stoner criollo local representado por el Pato Larralde. De esta forma, el académico estudia los primeros Pappo’s Blues hasta el pesado Riff para establecer las múltiples conexiones micropoéticas que hay con la discografía de Sauron y Los Antiguos. Las imágenes de las ciudades, campos y desiertos representados por estas bandas también son relacionadas con la psicodelia de Los Natas, Nébula y Manal. Empero, uno de los puntos más interesantes que señala el autor es el análisis de los espacios mencionados en clave de civilización o barbarie. Aquí el docente se detiene a problematizar esta dualidad para deconstruir las imágenes negativas que pesan sobre los sectores que se encuentran excluidos del sistema capitalista. Al final, Scaricaciottoli realiza un interesante vínculo entre Pappo y el Pato Larralde desde profundas reflexiones sobre el pensamiento y lenguaje lovecraftiano.
La venganza de las huestes
En conclusión, el recomendable análisis del GIIHMA nos demuestra que las bandas emergentes poseen propuestas originales que tienen la capacidad de acelerar de generar un recambio en la escena metalera nacional. Recambio que hoy en día es muy solicitado por gran parte del público metalero. Con sus coherencias y contradicciones, los conjuntos «parricidas» continúan abriéndose paso en las sombras por su propia cuenta para demostrar que el metal argentino no se va a morir junto a sus referentes. En el under hay aguante y por eso el GIIHMA está resistiéndole al imperio de la desolación. Así que estén atentos: mientras la escena consagrada duerme en un corte de luz, el parricidio se está efectuando.