Invasión Argentina tiene cuatro discos editados. No es una banda, pero reunió a músicos reconocidos y del under para rendir tributo al punk y al rock nacional. Todo eso, en inglés.
“Si Sergio Denis cantara en inglés, sería Barry Manilow”. La frase de Carlos “el Indio” Solari entrevistado por el entonces conductor, actual vicepresidente de Boca Juniors, Mario Pergolini, se reproduce en el programa de tv de archivo cada vez que hay un “informe” dedicado a alguno de los aludidos.
El Indio usa el término transculturante para explicar que el rock –como el fútbol-, no tienen un origen latinoamericano, mucho menos argentino, sino que son importados de Europa o Estados Unidos; y de ahí la dificultad para adaptar el idioma a los ritmos. Dejando de lado la idea de que en definitiva el rock es parte de una dominación cultural por parte de las potencias, ¿Sergio Denis podría haber tenido una carrera como la de Manilow? Y si no tiene que ver solo con el idioma, sino también con los estilos, ¿podrían Los Redondos haber sonado como Los Ramones?
Quizás sin proponérselo, algo de esto vino a plantear Invasión Argentina, un proyecto nacido hace 3 años como un juego de amigos en un estudio: grabar versiones en inglés de grupos de punk argentino. Tienen editados 4 discos, disponibles en Spotify y Youtube: “Play Punk For Me Argentina Vol. 1 y 2”; “Invasión Ramone Vol.1”, y “Jhonny Punk: Southamerican 1”, editado este año.
“Es una cosa que empezó desde el fanatismo, no daba hacer algo para que se venda. De hecho nunca se vendió ni una remera, ni un sticker, ni nada. Sí se hicieron copias para regalar a los que participaron y a los músicos de las bandas de los temas originales, como un homenaje, un pequeño tributo”, explica desde Estados Unidos Eugenio “Cala” Calamari, ex bajista de Doble Fuerza, y uno de los varios artífices de la iniciativa.
El primer tema que lanzaron fue “Punches goes, punches coming”, una versión mucho más pop que la original “Piñas van, piñas vienen” de 2 Minutos. Desde ahí el “chiste” creció y se convirtió en algo de lo que músicos “consagrados” de la escena quisieron participar. Jugar con las canciones de otros, dejar que se metan con las propias, y de paso rendir homenaje como fans.
“El primero fue mucha improvisación, armamos un Google Drive con tempos, pistas y eso. Después hay mucho Whatsapp y mandarse archivos. Y todo siempre se termina concentrando en (Diego) el “Colo” Tacone (de Smitten), en el estudio Datarec, que desde el primer disco hasta el último hace la parte de mezcla y mastering –explica Cala-. Hay gente con la que solo peloteamos los temas. Hay una idea, se graba el demo y se lo hacemos escuchar a alguien. Hay una cosa muy comunitaria”, define el bajista.
“Invasión Argentina” realizó versiones de 2 Minutos, Cadena Pepetua, Embajada Boliviana, Doble Fuerza, Bien Desocupados, Ricky Espinosa, Vamos Perdiendo, Superuva, Attaque 77, y Los Violadores, entre otros. El proyecto no tiene una formación estable, no es una banda, sino una combinación de integrantes de estos y otros grupos que se juntan para hacer un tema en particular.
Así, por ejemplo, Lucho Scaglione de Attaque 77, Stuka de Violadores y Chino Biscotti de Cadena Pepetua grabaron “Bombs over London”; o Yasser Eid y Pablo Coniglio de Shaila se juntaron con Mili de Smitten para versionar a Sin Ley.
Más allá del juego y el homenaje de los músicos a sus referentes, Invasión Argentina aparece como una reivindicación del punk argentino y sus compositores ante una constante presencia de la música extranjera. Las bandas locales deben luchar contra cientos de contratiempos para poder desarrollarse y obtener público, mientras que las visitas de afuera –a veces ni siquiera de buen nivel- convocan fácilmente.
Para el Cala, radicado hace 8 años en Estados Unidos, esto tiene en parte una explicación económica: allá es fácil acceder por una cuota pagable a una Gibson Les Paul u otro equipamiento, acá equiparse de manera profesional es muy difícil. Si a esto sumamos la falta de fomento y apoyo a la cultura por parte del Estado y privados, sumado a la crisis económica general, y si además se trata de punk rock, el panorama no es alentador. Cierto es, también, que durante mucho tiempo la etiqueta de “punk” sirvió para que músicos y productores no se preocuparan por sonar bien (o siquiera ensayar).
Maradona y Ricky son argentinos
El fútbol nació en Inglaterra, y sin embargo cientos de argentinos se destacan alrededor del mundo por su manera de jugarlo. El punk tampoco nació en la Argentina, pero son pocos los grupos que han podido trascender la frontera. Claro está que son negocios distintos. Pero, ¿qué es lo que distingue al punk nacional de otros? Si en definitiva es deudor de los Ramones, Sex Pistols y The Clash.
“Hay mucho de la canción. Una cosa es un tema y otra una canción, como una cosa más elevada –explica Cala-. Muchas bandas tienen una sensibilidad creativa para transmitir mucho y son canciones. Las historias que se cuentan, de la manera que se cuentan, con la crudeza y con la honestidad que se cuentan; me parece que ahí está la fuerza”, afirma el integrante de Invasión Argentina.
Uno de los ejemplos que marca Cala es “Lo que quiero”, de Expulsados, grabado en el primer disco de Invasión. El tempo ramonero queda desarmado y la canción se viste con un piano y un fraseo más melódico. “Esa canción es tremenda, tiene muchísimo corazón. Tiene como un alma que la hace canción en vez de solo un temita”, analiza.
El trabajo en comunidad y el intercambio que se dio con el proyecto fue posible también gracias a una madurez de los músicos que participan. Correrse de ser la figura, o “la banda de”, para darle lugar a la canción como protagonista. Algo que hace muchos años quizás no hubiera sido posible porque el punk, además de pelarse con el resto del rock, se peleaba entre sí. No era lo mismo ser de la vieja guardia de los ´80, que de los ’90, de barrio, melódico u otro derivado.
Esta especie se revisionismo también pone de manifiesto lo que pasa en la actualidad con la escena, en la que las bandas principales ya pasaron casi todas los 30 años de historia. “Creo que hace falta una nueva oleada. Quizás la gente de nuestra generación ya hizo el último empujón o tirón de los últimos 20 años, y los chicos que hoy están escuchando muchas más cosas, con otra apertura, con otros accesos, ojalá vengan con nuevos condimentos que inyecte un montón de sangre nueva”, se entusiasma el Cala.
El punk también es rock
Para su disco “Invasión Ramone” el proyecto cruzó la frontera del punk y se metió con “grandes valores” del rock nacional. Se animaron a ramonizar canciones como “Waiting”, de Los Pericos, en tono “I wanna be you boyfriend”, “Los chicos” de Andrés Calamaro como “We want the airwaves” y “El pibe de los astilleros” como “I believe in miracles”. Una lista en la que también figuran, entre otros, Spinetta, La Renga y Los Abuelos de la Nada.
Muchas veces corrido fuera de lo que se considera el “rock nacional” (rock Stone, Redondos, Charly, Fito), el punk argentino fue metiéndose a fuerza de persistencia: el reconocimiento histórico de Los Violadores, la popularidad de Attaque 77 y Dos Minutos. La escena se sostuvo desde algunos pilares, pero con un incesante laburo del under en forma independiente.
“Estuvo bueno ver que estamos en otro lugar como seres humanos. Era impensado en otro momento. Y muchos hemos estado tocando o sido público en recitales donde se cantaba por qué no se muere Mick Jagger, cosas así. La tribu se definía a partir de lo que era pero también de lo que no era. Creo que eso cambió un poco con internet. Antes no te podías comprar 500 cds, tenias 30 ó 40. Ahora que todo es medio gratis vas a abrir la cabeza un poco más, porque te lo permite el bolsillo. Igual, si te querés quedar encerrado en tu punkitud, también podés”, analiza Calamari.
La recepción de las versiones fue buena, tanto de los ramoneros como del público del rock. “No trajo ninguna polémica ni ninguna puteada, al menos que sea recordable. Y trajo a su vez un par de reconocimientos muy lindos de Calamaro, Juanchi, y Juanse. El género que a nosotros nos apasiona es el punk, y en la Argentina como meca de la pasión ramonera, está bueno ver que hay otros músicos que tienen ese mismo respeto por esa banda, por ese sonido, y que se alegran y se divierten por escuchar su propia obra en ese sonido. Que haya ese reconocimiento del punk al rock nacional, y del rock nacional al punk, o los Ramones, es una alegría. Hay una posibilidad de compartir más y más aceptación”, sintetiza Cala.
En la mira de Invasión Argentina hay “demos de todo” y “casi un Invasión Ramone Vol.2 entero demeado”, pero qué es lo que saldrá deberá esperar hasta que la pandemia defina los sentimientos de sus impulsores: “Cuando entendamos esa sensación eso va a conectar con algunas de todas esas ideas, y ahí prende la mecha”. A esperar entonces, nuevas invasiones.