La música también marca momentos trascendentales en la historia. Hoy recordamos y celebramos cuatro décadas del fin de un hito pero el inicio de “un tiempo que fue hermoso”. Porque cuando suenan en nuestro reproductor o la radio desempolva algún que otro tema, sabemos que no fue sólo un conjunto musical, ni un par de discos para coleccionar ni mucho menos “unas lindas canciones”. 40 años atrás, el Luna Park vivió el “Adiós Sui Géneris”, uno de los shows más significativos del rock local y, por supuesto, Corriendo La Voz te lo quiere contar.
Una de las fechas más destacadas en la historia de la música nacional. El 5 de septiembre de 1975 Sui Generis, la banda liderada por un joven Charly García y su compañero Nito Mestre, se despidió del público en un recital a lo grande que sigue dando qué hablar hasta hoy.
La ocasión ameritaba un lugar mítico para el espectáculo. Como era de esperarse, el Estadio Luna Park fue el punto de encuentro para más de 25 mil personas que asistieron esa noche a escuchar en vivo a su banda favorita por última vez.
Las expectativas desbordaban tanto a los músicos como a sus seguidores. El estadio, con una capacidad para 9290 personas, no dio abasto. Las entradas se habían agotado dos semanas antes, por lo que se decidió agregar una segunda función para el mismo día, alcanzando una cantidad de 25.600 espectadores, sin contar a la gente que quedó afuera.
Más de uno se preguntará por que este dúo encabezado por dos jóvenes veinteañeros había generado tanto revuelvo entre la gente.
Es que Sui Generis fue mucho más que un nombre, mucho más que un par de melodías respaldando letras bonitas. El surgimiento de esta banda implicó a su vez el nacimiento de un período signado por la estética, la rebeldía, lo onírico, lo romántico y la inconformidad de una sociedad que no se sentía representada en absoluto, tras ser golpeada por sucesivos gobiernos de factos.
Sui Generis: único en su tipo
Charly y Nito, dos adolescentes con sueños de gigantes. Se conocieron en 1969 mientras terminaban sus estudios secundarios en el Instituto Social Militar “Dr. Dámaso Centeno”, ubicado en el barrio porteño de Caballito. Ambos jóvenes ya formaban parte de dos bandas diferentes: To Walk Spanish de Charly y The Century Indignation de Mestre. De la unión de estos dos conjuntos surgió Sui Generis (bautizado así por García al descubrir su significado “único en su tipo”).
Tiempo después, llego “Vida” (1972) y con estas primeras baladas, el dueto comenzó a hacerse un lugar en la escena del rock nacional. El disco, portador de himnos populares como “Canción para mi muerte”, “Necesito” o “Cuando comenzamos a nacer”, es una de las piezas más entrañables de nuestra cultura musical.
“Hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad”.
Un año más tarde llegó “Confesiones de invierno” (1973), una segunda producción discográfica que encontró a Sui Generis como una banda ya consolidada. Con un mejor sonido y con mayor precisión instrumental, lograron mantener el estilo característico del grupo.
En este álbum se consagraron “Mr. Jones”, “Rasguña las piedras” y “Bienvenidos al tren” con un estilo completamente rockero, pero también conservaron el atractivo de las baladas con “Aprendizaje” y “Un hada, un cisne”.
“Y aunque digan que va ser muy fácil
es muy duro poder mejorar.
Hace frío y me falta un abrigo
y me pesa el hambre de esperar”.
La tercera producción fue “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (1974). Esta obra demostró la evolución de la banda y el giro que lograron pegar hacia un rock más eléctrico. El álbum fue algo polémico. En primer lugar, por el desconcierto del público y, por otro lado, se trata de un disco conceptual sobre instituciones como el matrimonio, el ejército, la justicia. Así lograron destacarse “Las increíbles aventuras del Señor Tijeras” y “Pequeñas delicias de la vida conyugal”.
Adiós Sui Generis (1975)
Demasiado éxito en muy poco tiempo trajo aparejado una serie de consecuencias que resultaron inevitables eludirlas: desgaste, censura de muchos temas, interminables giras y la diferencia de gustos de Nito y Charly. Estos malos tragos llevaron a disolver la agrupación. Entonces, para dar un cierre a todo trapo, Sui Generis realizó dos presentaciones en el Luna Park el día 5 de septiembre de 1975, con un estadio repleto y gente que quedó afuera. Una convocatoria inesperada hasta para ellos.
El recital se denominó “Adiós Sui Generis” y fue acompañado de un álbum doble (parte I y parte II) y una película documental, ambos con el nombre del concierto. Diecinueve años más tarde, en 1994, se publicó Adiós Sui Generis Volumen III, con temas descartados en la edición original. Otra peculiaridad del show fue el modo en que el video se registró. Se utilizaron cuatro cámaras de 16 mm, un acontecimiento muy importante para la historia del rock latinoamericano.
La película
Las cámaras de Bebe Kamín, un asistente del equipo de filmación de Leopoldo Torre Nilsson, registraron cada momento de la actuación y se editó la película (con el mismo nombre que los álbumes en vivo). Pero el film encontró algunos tropiezos para su exhibición. Al final fue autorizado por la censura pero con la calificación prohibida para menores de 18 años. Los chicos que un año antes habían sido protagonistas del recital no pudieron ingresar en la sala cinematográfica para presenciar ese documento.
“Y realmente quiero que te rías y que digas que es un juego nomás”.