Compuesta para Cristina, vecina y primer gran amor del entonces adolescente Luis Alberto Spinetta. Abrió el disco del payasito y emocionó a varias generaciones… “Muchacha”.
Buenos Aires, Barrio de Belgrano, otoño de 1969
En una casa de la calle Arribeños al 2800, la quietud de la siesta es interrumpida por sonidos y voces. Se está gestando la canción de amor por excelencia del rock nacional. Luis Alberto Spinetta escribe, en su cuarto, la primera frase: “Muchacha ojos de papel, a dónde vas, quédate hasta el alba”. Sigue escribiendo el resto de la letra, y luego crea la bajada en guitarra que se convierte en la introducción.
Su musa era Cristina Bustamante, su primera novia, su primer gran amor. A ella está dedicada la canción. Cristina vivía a pocas cuadras de ahí: era la hija del encargado del edificio donde también vivía Emilio del Guercio, bajista de Almendra, amigo y compañero de colegio de Luis.
A los pocos días de componerla, en un ensayo, Luis les mostró la canción a Emilio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García, los otros integrantes del grupo. Enseguida empezaron a agregarle voces y salieron los arreglos. “Muchacha” estaba lista para calar hondo en la sensibilidad rockera de la época.
La canción fue incluida en el primer álbum de Almendra, grabado entre abril y septiembre del 69 en los estudios TNT, y editado por el sello RCA. Es el primer tema del lado A
Ficha técnica:
Autor: Luis Alberto Spinetta
Intérprete: Almendra
Álbum: Almendra (1969)
Duración: 3 m 08 s
Fecha de edición: 19 de noviembre de 1969
Letra
Muchacha ojos de papel,
¿a dónde vas? Quédate hasta el alba.
Muchacha pequeños pies,
no corras más. Quédate hasta el alba.
Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha piel de rayón,
no corras más. Tu tiempo es hoy.
Y no hables más, muchacha.
Corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.
Muchacha voz de gorrión,
¿a dónde vas? Quédate hasta el día.
Muchacha pechos de miel,
no corras más. Quedate hasta el día.
Duerme un poco y yo entretanto construiré
un castillo con tu vientre hasta que el sol,
muchacha, te haga reír.
Hasta llorar, hasta llorar.
Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.