El guitarrista habla de «Sinner», el disco que compuso en la pandemia; y recuerda cómo pasó de soñar con ser músico a tocar con Rob Zombie, Marilyn Manson y Rob Halford. También analiza su pasión por las Telecasters. Entrevista exclusiva.
«A veces tengo que sacarme la guitarra de encima y hacer otra cosa. Me despierto y toco desde la mañana hasta la noche. No cuento las horas para no sentirme mal, porque ya no es saludable -se ríe John 5-. En casa lo hago mucho más que estando de gira. En la ruta tenés que cumplir con esto y aquello, pero acá estoy con la tele prendida de fondo, y de golpe digo: ‘Man, mejor como algo, ¡ya se hizo de noche! ¿Cómo pasó?’. Pero lo amo, y por ende no trabajé un día de mi vida. Es increíble».
John William Lowery está muy feliz con su profesión, y ese entusiasmo se nota. «Es maravilloso que lo disfrute tanto. Practico únicamente por placer, aunque obvio que trato de aprender algo nuevo todos los días, y de ser mejor en cada cosa. Es un poco como en el film ‘Qué Bello es Vivir’». Pero detrás de todo sueño hay mucho trabajo, y esta historia no es la excepción. Porque su vida también parece salida de una película.
Vayamos a los hechos: John 5 fue el guitarrista de Marilyn Manson durante su apogeo (de ahí sacó su nombre artístico, que mantiene), compuso la música de muchos de sus grandes éxitos y grabó en discos como «Holy Wood (In The Shadow of The Valley of Death)» (2000) y «The Golden Age of Grotesque» (2003).
En 2005 se sumó a la banda de Rob Zombie, donde permanece hasta hoy. Con él hizo todos los discos de estudio que vinieron -desde «Educated Horses» (2006) hasta el reciente «The Lunar Injection Kool Aid Eclipse Conspiracy» (2021)-, y en los shows es una figura tan carismática como el propio cantante.
Antes de eso, John 5 formó el dúo 2wo con Rob Halford (sacaron «Voyeurs» en 1998), y fue el guitarrista de David Lee Roth. Y desde 2004 publicó más de diez discos solistas. ¿Quedan pruebas de que es un apasionado por lo que hace?
Su historia empezó con el pie izquierdo. Originariamente de Michigan, nuestro entrevistado se mudó a Los Ángeles a los 17 años para cumplir el sueño de ser un músico profesional. «Dormía en una oficina con otros tipos -dice-. La primera noche me acosté, y a la mañana siguiente, toda mi plata había desaparecido. Obviamente supe que tenía que escaparme de ahí, aunque sólo conocía a una persona en Los Ángeles. Pero nada me iba a hacer volverme a casa, porque sabía que no iba a ser fácil convertirme en sesionista. Y no lo fue. Así que desaparecí y empecé de nuevo sin un centavo, aunque nunca me rendí».
La constancia es una de las razones por las que John 5 es tan prolífico, y no sólo se ve en su enorme currículum, sino que también se siente en su música y en su actitud. «Sí, es increíble -admite-. Sigo viviendo mi sueño, y lo amo tanto… sólo desearía, como todos los otros humanos del planeta, que hoy pudiéramos caminar sin un barbijo. Que disfrutáramos sin tener que preocuparnos por agarrarnos un virus. Tengo 51 años y viví 50 sin esto, pero nadie sabe si va a durar para siempre. Así que hoy aprecio eso. Me pone muy triste por mi nieto, y pienso si va a ser así para todos los de su edad. Pero sigo tocando, girando y esperando lo mejor».
Poco después de que le robaran todo, Lowery fue el guitarrista de la canadiense K. D. Lang. Con ella se presentó en los VH1 Fashion Awards, y cuando se abrió el telón, en las primeras filas vio a Madonna, Prince y Peter Gabriel. «Fue una locura, porque unos días antes estaba estacionando sus autos. En Hollywood trabajaba de eso, en fiestas de celebridades. Y al rato estaba ahí, arriba del escenario. La vida es un regalo. No voy a escribir un libro ni nada pensando que soy Abraham Lincoln -se ríe-, pero sí que están grabando un documental. No es sólo de mi persona, sino sobre la inspiración, seguir tus sueños, levantarte y hacerlos realidad. Probablemente salga en los próximos meses».
Como decíamos, es una vida de película. «Lo está dirigiendo Mike Savage, que hizo muchísimos films. Tenemos a Rob Zombie, Rob Halford, Peter Criss (de Kiss), Eddie Trunk, Nikki Sixx (de Motley Crue), Rudy Sarzo (de Quiet Riot), Michael Anthony (de Van Halen), mucha gente. Todos son cercanos a mí, y ya es increíble».
-Nunca imaginaste que ibas a girar por el mundo: primero porque no te gustaba viajar, y segundo porque te veías sólo como un sesionista. Después de tantos kilómetros, ¿eso cambió?
-(Piensa). Todavía siento que voy a despertarme y a decir: «Oh, man, tuve un sueño muy loco en el que era amigo de los de Kiss y Van Halen. Todos me conocían, era un guitarrista que viajaba, que había vendido unos cuantos discos y que tenía una casa grande y una esposa hot…». Me asusta despertarme y ser ese chico de 14 años que anhelaba ser un sesionista. Quizás también estoy soñando con que me entrevista este tipo guapo de Argentina (se ríe). Los viajes siguen sin gustarme tanto, pero sí lo suficiente como para hacerlos. Digamos que me siento muy seguro cuando vuelvo a casa.
John 5 sabe que en las giras puede pasar de todo, y un ejemplo fue la famosa pelea que tuvo con Marilyn Manson en el festival Rock Am Ring de 2003. Mientras tocaban «The Beautiful People», el cantante lo provocó… y nuestro entrevistado se lo tomó bastante mal. El video ya es un clásico de internet, y hay miles de teorías.
Lo que no es tan sabido es que el guitarrista había recibido noticias traumáticas, y que su salud mental estaba al borde del colapso. «El motivo era algo familiar, y por ende trato de no hablar mucho de eso. Pero fue un momento terrible. El público no ve todo lo que pasa, y los músicos también somos humanos», resume.
EL AMOR POR LA TELECASTER
Vayamos a lo técnico: dada la parafernalia escénica de sus shows como solista y los de Rob Zombie, podría pensarse que el violero replica eso en sus pedales y equipos. Pero no. «Me gusta mantenerme lo más simple posible, porque me encanta ir a cualquier lado, conectar y tocar -explica-. Excepto por mis guitarras, no quiero confiar en aparatos, ni siquiera en amplificadores o pedales. Me interesa ir a tu casa y dar el mismo show. No digo: ‘Preciso esto y lo otro’. Sólo pedales Boss, amplificadores Marshall y guitarras Fender. Y podés conseguirlos en cualquier parte del mundo».
Así y todo, bien lo menciona John: excepto por sus guitarras. Una de sus Telecasters principales brilla en la oscuridad, y para encenderla necesita… ¡una batería de auto! El estadounidense estalla en carcajadas: «No tengo idea de cómo funciona. Por suerte está mi técnico, yo sólo sé prenderla».
De hecho, fue uno de los atractivos de sus últimos shows con Rob Zombie en Buenos Aires, el 6 y 7 de mayo de 2017. En aquella ocasión, este periodista escribió que «sentía que el rock volvía a ser riesgoso», y que John 5 usaba los instrumentos más llamativos en las canciones menos conocidas. Un recurso inteligente. «Amamos ir allá. Adoro a la Argentina, a Brasil, a Colombia, a todos. Soy un gran fan de Latinoamérica, y había planes de una gira solista para enero», dice algo frustrado.
Quizás esa iba a ser nuestra oportunidad para ver el prototipo de su nueva signature, la Fender Telecaster Ghost. «Es hermosa, esperemos que salga pronto y que todos puedan conseguir una, porque suena muy bien. Ellos hacen las mejores violas, y a mis ojos, es absolutamente maravillosa», dice.
-Sos tan fan de las Telecasters que tenés una de cada año. ¿Qué mejoras incorpora la tuya?
-Todo el puente es blanco, y cuando la tocás se siente asombrosa. Tiene un «toggle switch» muy cool y suena excelente, con micrófonos DiMarzio. Es increíble, así que estoy emocionado.
-¿Llevar de gira el prototipo te sirve para corregir posibles errores antes de que se lance?
-Sí. La saqué a la ruta con Rob Zombie y con mi proyecto, pero todavía no la tuve que modificar. Quería testearla por si había algo malo, si se rompía o si precisaba cambios. Hasta ahora, nada.
-Varias veces dijiste que las Telecasters no son guitarras fáciles de tocar, pero que vale la pena el esfuerzo. ¿Por qué?
-Bueno, fue la primera guitarra eléctrica de cuerpo sólido. Amo la historia y este modelo, aunque no tiene un «double cutaway» ni 24 trastes (como otras). Pero es similar a manejar el primer auto que se fabricó. No cambió mucho con los años y no le modificaría nada, ya es parte de lo que soy. Mucha gente es así con los fierros, a mí me pasa con las violas. Adoro las Fender, estuvieron en mis manos desde que tengo memoria.
-Teniendo una de cada año, ¿cuál es tu favorita?
-Siempre digo «la Broadcaster» o alguna otra, pero para serte sincero, es la dorada que toco en vivo, con la que me ven todo el tiempo. La usé tanto que se le oxidó el pickguard de metal (risas). No quiero caer en el cliché de: «Amo las vintage». No, me encanta esa.
UN PECADOR INNATO
Volvamos al presente: en octubre, hace apenas unos meses, John 5 sacó «Sinner» (2021), su último disco. Y Peter Criss, además de ser su amigo, grabó ahí. No es casual, considerando que Kiss fue la banda con la que se enamoró del rock. De hecho, mientras da este reportaje, se ve de fondo una cantidad inmensa de memorabilia del grupo.
-Siempre decís que «absorbés» cosas de los artistas con los que trabajás. En su caso, que además es tu amigo, ¿con qué te quedaste?
-Bueno, con casi cincuenta años de experiencia. Cuando se sienta y toca esa batería… él ama a Gene Krupa y a Buddy Rich, y es lo que entrega. Tiene ese swing y feeling del jazz, así que se sentó y lo transmitió perfectamente. Fue increíble, hicimos dos tomas y no hubieran podido ser mejores, porque es lo que hizo toda su vida. Está dentro suyo, viene en su ADN. Y al instante pensé: «Nadie podría haberlo hecho como Peter». Salió perfecto. Es difícil de explicar, pero cuando se sentó, lo percibí así y fue excelente. El resto de las baterías fueron hechas en el estudio de Gilby Clarke, y las grabó Logan Miles Nix.
En el disco también hay otros invitados de lujo, como Dave Mustaine y Carla Harvey. El líder de Megadeth aparece en «¿Qué Pasa?», y la vocalista de Butcher Babies aporta lo suyo en «Euphoria». Lo más interesante es que sólo pronuncian algunas palabras.
-En varias entrevistas hiciste énfasis en esas expresiones. ¿Creés que hay un paralelo con la música? En el sentido de que no importa cuántas notas toques, sino con qué intensidad lo hagas.
-(Asiente con la cabeza). Estás 100% en lo correcto. Pensaba: «Necesito que alguien comunique y pronuncie ese ‘qué pasa’ con agresión y con un buen tono de voz». La primera persona que se me vino a la cabeza fue Dave Mustaine, porque daba con los requisitos. Y man… ¡cumplió! (risas). Nunca vas a escuchar a nadie decir esto, pero le salió mucho mejor que a James Brown (más risas). Y con «Euphoria» también: es sólo una palabra, y un montón de gente la grabó, pero no se sentía de forma adecuada. Hasta que lo hizo Carla y fue perfecto, lo notás. La podés escuchar una y otra vez, es realmente cool. Así que sí, absolutamente, está ese paralelo con la música. Me tomé mi tiempo y recorrí cada una de diferentes formas, hasta que quedaran perfectas para mis oídos. Estoy muy contento con el disco, me encanta de principio a fin. No le cambiaría nada.
-Supongo que muchas de las ideas salieron en esos ensayos interminables hasta que se hacía de noche, ¿no?
-Claro, en mi casa, durante la pandemia. No grabo todas esas sesiones, sino que las practico, practico y practico antes de ir al estudio. Así cuando voy me sale en una sola gran toma, ¿sabés? Lo hago así para que sea lo más «vivo» posible. Al igual que un luchador, yo entreno y entreno incansablemente. Llegué al estudio y… bum, los dominé.
-También es curioso cómo, más allá de que sean instrumentales, los títulos les dan un significado. Sobre «Land of The Misfit Toys», por ejemplo, dijiste que somos eso: bichos raros que dan vueltas por el mundo. ¿Dónde lo ves?
-Bueno, creo que… (piensa). Yo lo siento así: en el colegio siempre nos sentimos fuera de lugar porque teníamos la remera de nuestra banda favorita, éramos de cierta forma físicamente o teníamos un corte de pelo determinado. Todos somos desplazados, criaturas extraordinarias, y amo eso. Me encanta cuando la gente se expresa de una forma determinada y no está con miedo. Es el significado detrás de la canción. Acá teníamos un especial de Navidad en el que iban a la tierra de los juguetes perdidos (se refiere a «Rudolph, The Red-Nosed Reindeer, And The Island of The Misfit Toys», de 2001), y había un «Charlie in The Box» en lugar de un «Jack in the Box». Así que se trata de eso: de reivindicar que todos somos criaturas extraordinarias.
-¿Creés que las preocupaciones actuales se sienten en el disco?
-Fue hecho durante la pandemia, pero no me gusta pensarlo para que no tenga un sabor negativo. Es mi favorito de todos los que saqué, así que no quiero mirar atrás y decir: «Claro, lo grabé en aquel momento». Porque lo amo demasiado, y le puse tanto, que quiero que siga siendo uno de los mejores.
-Por decisión propia, también lo grabaste sin un sello enorme: cuando te contactaban sentías que no aportaban nada, y que era mejor a tu manera.
-Sí, usualmente me encargo de todo, desde el merchandising. Pero tengo gente muy cercana que labura conmigo, como mi productor, Barry Pointer, que está en mis últimos dos discos. Es brillante, no hubiera podido hacerlos sin él. Trabajó tanto como yo, y siempre le doy el crédito a mi equipo cuando es necesario. Necesito tipos que entiendan mi visión, y por suerte están.
-Te gusta hacer videos conceptuales. ¿Planeás muchos para «Sinner»?
-Voy a hacer todos los que pueda. Grabaría uno por canción, y es mi plan: hacer la máxima cantidad y mantener vivo al disco todo el tiempo posible, porque amo cada uno de los temas.
A estar atentos, porque los videos de John 5 pueden salirse mucho de la norma: para el DVD de «The Devil Knows My Name» (2008), una de sus masterclasses, llevó todo al límite. ¿No nos creen? Es el primer curso de guitarra para mayores de edad.
Los comentarios en Amazon son maravillosos. Una usuaria, por ejemplo, escribió: «Tiene contenido gráfico excéntrico y cuestionable, aunque cualquier fan sabe lo que le pasa por la cabeza (…). Pero mi novio lo disfrutó un montón, es un gran seguidor suyo». Otro comprador dijo: «Viene lleno de imágenes bizarras, como desnudos, pero no eróticos. Hay cosas muy extrañas, por ejemplo mujeres en topless pavonéandose con cabezas de animales».
Hoy, John estalla en carcajadas: podría considerarse un récord Guinness: «¿Eso fue cool, no? Muy elegante (más risas). Quedé súper contento. Siempre me gustó empujar las cosas al extremo, y es sólo uno de los ejemplos».
-Cuando tuviste 2wo, con Rob Halford, grabaron otro clip bastante especial: el de «I’m a Pig»…
-¡Oh, Dios! Fue demasiado genial y divertido, y hacer algo así ahora… hace unos meses no nos podíamos acercar a seis pies de nadie. Y era una mierda, algo horrible. Ahí era distinto, porque podíamos abrazarnos y chocar los cincos. Extraño aquellos videos y ese tipo de cosas, porque amo a la gente y tener un gran público, sin preocuparnos por si se testearon o no. Ahora el proceso es mucho más estresante, espero que se vuelva atrás. Me encantaría estar haciendo la entrevista en tu casa, juntarme con otros seres humanos y salir.
-Siendo un fanático del terror, ¿creés que pasamos algo distópico, como «The Stand» (de Stephen King)?
-Sí, fue loco, ¿no? Si alguien no la vio, que lo haga. Vivimos una película de miedo en la vida real, y no quiero ver más morir a nadie. Me rompe el corazón, me pone muy triste. En mis ojos, fue todo horrible. Ojalá que lo peor ya haya quedado atrás. También tenía ganas de grabar en vivo en muchos lugares, pero quién sabe si voy a poder ir pronto a Australia, a Sudamérica, a Japón o Europa… no hay certezas. Fui uno de los primeros en salir de gira y recién vuelvo de la ruta, porque amo tocar. Pero apenas pueda, voy a estar ahí.