El cantante y productor argentino edita “Nunca hubo plan”, su segundo disco, en el que oscila entre la canción popular romántica y la música de vanguardia.
“Quise enfocarme en la solidez de las canciones, lograr que cada canción en sí misma funcione para vivir una pequeña historia, una pequeña sensación –explica Fraxu sobre su nuevo álbum-. Igual, a medida que avanzó el trabajo, apareció una narrativa, que iba más alrededor del personaje: hay una ruptura, algo se rompe o que quizás ya se traía roto, pero en el disco se atraviesa un camino de reivindicación con esa rotura. La idea de ‘Nunca hubo plan’ tiene que ver con asumir que, más allá de haber planeado muchas cosas, siempre nos encontramos en el punto donde nos damos cuenta que el plan fue solamente un impulso y ya no está más, ni es viable”.
¿Cómo fue el proceso de producción?
Fue largo, pero no tedioso. Fue largo porque ya desde el año 2020 tenía la carpeta con el nombre “Nunca hubo plan” y tres maquetas adentro: “El tiempo corre”, “Fraxu es futuro”, “La luna tranqui”. Siguieron apareciendo canciones y me enfoqué en otro EP que nunca finalicé, hasta que un día, en 2022 me di cuenta que tenía más energía para estas canciones, para esta propuesta. Ahí se dio todo de una forma más clara y natural. Quizás ese tiempo me dio perspectiva y un vínculo sólido con esas canciones. Después vino una etapa super importante que fue la de tocar las canciones en vivo: desde mitad del 2022 hasta finales del año toqué muchas veces y la interacción, la interpretación y la aparición de acciones performáticas, juegos e incluso letras improvisadas me ayudaron a cerrar la idea y darle una visión más externa. Abrir el punto de vista. El enfoque de producción musical quizás es minimalismo, beat fuerte y bailable; mucho trabajo en las relaciones batería-bajo, manejar una paleta sonora y frecuencial similar para sostener el collage que presenta el disco en cuanto a propuestas. Diferentes estilos unificados por estética. Que haya espacio entre los sonidos. Que nunca deje de rondar la nostalgia, tanto en el sonido como en la lírica. Que no haya “relleno”.
¿En qué se diferencia este disco con tu EP homónimo de 2020?
Siento que el primer disco se trató más de canciones que me fui encontrando y cuando me quise dar cuenta tenía un disco y un poco lo saqué como estaba por necesidad de nacer como proyecto. En el caso de “Nunca hubo plan” busqué algo más específico y tuve un objetivo claro tanto de producción como de composición en las canciones. Esto me permitió crear un universo mucho más claro, que no deja de ser un punto de partida; es una solidez abierta la que encontré. Siento que es un universo con mucho espacio para que lo habites.
¿Qué cosas te inspiran al sentarte a componer?
Puede ser cualquier cosa la que me inspire, pero me gusta comenzar desde algo muy personal, pequeño. Puede ser una experiencia o una sensación/estado y puede ser propia o ajena. Por lo general es muy poco, me gusta que las canciones hagan foco porque eso les permite decir mucho, como un poema. Después a esa experiencia trato de alejarle todo lo que pueda el punto de vista, algo así como cambiarle el foco para que no sea solamente una cosa personal, me interesa lo apropiable, lo no mío.
¿Qué planes vienen por delante?
Acabo de estrenar un tema nuevo que se llama “Dueños del mundo (Elon Musk)”. Apuré todo para sacarlo ahora, porque me parece el momento de decir lo que dice. Estamos decidiendo el futuro de nuestro país y me parece muy importante que no se vote a la derecha. Es preocupante el fuerte avance de la derecha que hubo últimamente en Argentina y con un discurso reutilizado de los 90, y antes también, el discurso vacío de los dueños del mundo. El tema tiene un videoclip muy interesante en YouTube donde muestra el registro de una reunión muy extraña que tuvimos con Elon y otros Dueños Del Mundo para tratar de cerrar un negocio mundial.