La ciudad de la furia suele ser hostil, sobre todo en verano. Pero hay que reconocerle que nos permite disfrutar de una variada cantidad de espectáculos. En lo que al jueves se refiere, elegir a dónde ir fue simple: Groove nos ofreció una legal Sobredosis de Soda.
Caminar por las inmediaciones del lugar, nos permitía remitirnos sin mayores esfuerzos a viejos buenos tiempos. Remeras de Soda y remeras de Cerati en cantidades considerables; charlas sobre la historia del inolvidable trió que llevó nuestro música por toda Latinoamérica. Buenos Aires, Argentina, Humedad.
Sobredosis de Soda es la banda tributo liderada por Mariano Albergoli que cuenta con Pablo Gillari Ces en bajo y coros y con Ezequiel Perez Casas en batería. Llevan once años de banda (en octubre celebran otro año); su historia inicia cuando el regreso del trío era impensado, el parecido de Mariano con Cerati llega al punto de haber actuado de doble del cantante en el video de “Rapto” y el respeto/admiración se traduce en una banda tributo tan respetuosa como emotiva.
En el 2007, cuando el sueño de verlos volver se hizo realidad, lo primero que enunció Gustavo Cerati al subir al escenario, fue una pregunta: “¿Saben qué acorde es este?”. La respuesta fue “Sí”. Sí sabíamos qué acorde era y Si era el acorde. ¿La canción? “Juegos de seducción”, exactamente la misma con la que #SobredosisDeSoda dio inicio a esta noche “lado B” que incluyó temas tan poco tocados como deseados, sin dejar de lado a los infaltables.
La primera estrofa de la segunda canción también nos interpeló: “¿acaso pensabas sentarte a ver la lluvia de meteoritos sobre tu cama?”. Si! “Sin Sobresaltos” era la segunda de la noche .
“Imágenes Retro”, “Ángel eléctrico” y “Un misil en mi placard” fueron la antesala de “En el borde”, canción en la que se destaca el rapeo a cargo de Zeta Bosio; acá hubo mas baile que rap pero, la esencia, no se perdió.
Previo al show se había vaticinado una noche especial, en la que podríamos darnos el gusto no sólo de volver a vivir en vivo algunos clásicos, sino mas bien que sería una oportunidad ideal para disfrutar de aquellos temas que no fueron tan hiteros ni tocados; considerando que la noche siguió bajo la melodía de “Final caja negra”, podemos decir que lo anunciado se fue cumpliendo a la perfección.
A esta altura de la lista se hizo presente “Dynamo” con su “Secuencia Inicial”; “Coral”, con una bata un poco acelerada para lo que es la canción, pero que, igualmente, impactó fuerte en el público no sólo por no esperarla sino por haber sido una canción que Soda no ha tocado mucho. El primer tema tan clásico como masivo fue “En la ciudad de la furia”.
Si nos remontamos a los inicios de la banda integrada por Cerati, Bosio y Alberti, podemos encontrar temas divertidos y movidos (incluso podemos adjudicarles algún halo de ska). Con “El tiempo es dinero”, “Mi novia tiene bíceps” y “Dietético” al hilo, nos remontamos sin escalas al año ’84 y a su primer disco (homónimo, por cierto). Si uno miraba a su alrededor, podía ver el goce de ciento de personas con los ojos cerrados, disfrutando y, seguramente, mas de uno recordando los primeros shows de la banda.
Sabemos que la música es eterna, sabemos que la inmortalidad de los artistas es gracias a la obra que nos heredan pero lo que muchas veces ignoramos es el gran poder que tienen para unir generaciones. Groove fue invadido por jóvenes (muy jóvenes) que cantaban junto a sus padres; otros no tan chicos pero que por edad, no llegaron a ver a Soda y muchos otros con la suficiente edad como para haber estado en aquél show en el Pumper Nic.
Fue un show extenso. Casi treinta canciones. “En el camino”, “Cae el sol”, “Claroscuro”, “Sobredosis de TV” y “Persiana americana”. Lado A y Lado B en un show que dio poca tregua porque se habló poco y se tocó mucho.
Algo a destacar es como desde la imagen/estética, Sobredosis de Soda nos transporta a los shows de Soda Stereo pero, también, merece una mención especial el modo en que Mariano Albergoli revive muchos de los yeites de Gustavo generando complicidad y simpatía con los fans mas acérrimos.
Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer, un día más
Acá es menester hacer un alto, un entreparéntesis entre tanta manía stereo. Por un lapsus de seis canciones subieron al escenario Javier Torrecillas y Pablo Manlio en guitarras y Aimé Cantilo en coros para hacerle un lugar especial a la carrera de Gustavo. Fue un momento por demás disfrutado, sobre todo, por aquellos que llegaron a Soda a través de la etapa solista.
Las canciones elegidas fueron: “Fuerza Natural”, “Magia”, “Te llevo para que me lleves” (donde la dulzura de la voz de Aimé nada tuvo que envidiarle a la de Cecilia Amenabar), “Lago en el cielo”, “Jugo de Luna” (donde se coqueteó con “Circo Beat” de Fito Paez) y “Deja Vu”, canción en la que Groove fue, nuevamente y sin lugar a dudas, un verdadero boliche donde la gente no pudo evitar bailar toda la canción.
Gracias por Venir
Estamos cerca de la medianoche y la noche stereo va llegando a su final. Hay emoción en el ambiente, miradas de complicidad entre padres e hijos; parejas de la mano que sonríen y el lugar ya empieza a vibrar con “Nada personal” para retomar la discografía del trío.
“A ver, votemos: ¿Prófugos o el Vita set?”
Si se hace difícil elegir para los músicos, imaginen lo que fue para el público que quiere escuchar lo mas posible; por suerte la decisión fue la mas justa: sonaron las dos junto a “Sueles dejarme solo”.
La canción final fue la misma que cerró el último concierto allá por el ’97 y la misma que cerró los shows de la gira “Me verás volver” en el 2007: “De música ligera”. La expresión de los músicos transmitía sorpresa y emoción al ver el agite del público. Tras el último acorde, la gente empezó a abandonar el lugar y Mariano, al costado del escenario, casi invisible en la escena, miraba como poco a poco, el lugar volvía a quedar solo para ellos.