El artista boricua volvió a pasar por la Argentina con su gira mundial, y se presentó el viernes 2 de noviembre, en el Metropolitano de Rosario.
El nuevamente nominado al Grammy Latino, René Pérez Joglar, trajo un espectáculo similar al que mostró casi un año antes en la ciudad, con varias canciones de su material solista y los inolvidables éxitos de aquel transgresor proyecto Calle 13, que sigue más vigente que nunca.
El puertorriqueño volaba de fiebre en la previa pero acusó la ingesta de dos pepas para salir como si nada a las tablas del Metro, después de los locales Patagonia Revelde. El show arrancó puntual con una intro tribal para darle paso a “Somos anormales”, de su disco editado en 2017, premiado ya con un Grammy a mejor álbum de rock urbano o alternativo. La canción también se llevó una estatuilla y fue la primera en la noche rosarina.
La organización del concierto dispuso dos sectores diferenciados para un público que pese a la crisis hizo un esfuerzo para ver esta propuesta internacional y muy concreta del género latino urbano. Calle 13 no tardó en llegar con “Baile de los pobres” y “El aguante” para darle paso a “Desencuentro”, otro exitoso sencillo de su único álbum en solitario. René y la coreuta boricua Kianí Medina bajaron varios cambios con esa canción aunque el momento de distenderse simbólicamente no duró demasiado cuando retomaron la furia contestataria con “Calma pueblo”.
El público estaba todavía un poco tímido, atontado con sus smartphones y las tres enormes pantallas gigantes, una de ellas (la principal) con la atinada idea de pasar letra, una especie de ayuda memoria para recordar la prosa difícil de retener que tiene René. Pero el medley “Atrévete te te” y “Cumbia de los aburridos” despabiló un poco esa necesidad actual de preferir almacenar todo en megabytes antes que en la propia retina.
René se emocionó cuando toda la gente coreó su nombre, valorando su esfuerzo pese a estar diezmado por la fiebre, entre los versos de una canción de tribuna y repartió palos para las disqueras y los gobiernos latinos. Mientras tanto, y de a poco, sus músicos se iban luciendo en sendos solos. El alemán Elías Meister, que hace las veces de su Patiño (y su cabellera no deja dudas), en guitarra y el venadense Leo Genovese son algunos de los sesionistas de todas las latitudes que acompañan a este artista centroamericano.
Residente gastó sus últimas energías rapeando a capella y recibiendo una ovación, completamente empapado en sudor, para despedirse con los hits del grupo que compartía con sus hermanos “No hay nadie como tu” y “Vamos a portarnos mal”, no sin antes presentar sus dos más recientes simples: “Rap bruto” y “Sexo”. Todavía le quedaba un meet & greet y un show al día siguiente en el Hipódromo de Buenos Aires, pero con 40 años en el lomo y el rumor sobre la vuelta de Calle 13 sólo queda esperar novedades y seguir disfrutando de este espectáculo de nivel internacional.