Esta crónica sin firma fue publicada originalmente en la Revista Pelo 353 de octubre de 1989 con la cobertura sobre las presentaciones de Charly García en el Teatro Gran Rex.
Las presentaciones de Charly García: el fuego sagrado
Con un espectacular ciclo de recitales totalmente colmados, Charly García hizo formalmente la presentación de «Cómo conseguir chicas». Fueron ocho shows en los que Charly y su banda justificaron ampliamente su lugar de privilegio dentro del rock argentino.
Durante ocho intensos shows rebozantes de una audiencia entusiasmada hasta el delirio, Charly García hizo la tan esperada —y dilatada— presentación de su último trabajo, “Como conseguir chicas”. Acompañado por una ajustadísima banda integrada por Carlos García López en guitarra, Fabián Quintiero en teclados y guitarra, Fernando Lupano en bajo y Fernando Samalea en batería y percusión, más la vocalista Hilda Lizarazu, Charly “puso toda la carne en el asador” y durante dos horas y media galvanizó a un público que estaba extasiado desde el vamos.
Los años no pasan en vano, y Charly ha conseguido un equilibrio entre su pasión y el profesionalismo, entre el divismo institucionalizado y la transgresión tan discutida en el pasado. Sus espectáculos siguen siendo de los mejores que se puedan ver por aquí, aun con las limitaciones de producción que la crisis impone y hacen aparecer tan espléndidas y lejanas presentaciones como las de «Yendo de la cama…” en Ferro o “Piano bar” en el Luna Park. Los shows del Gran Rex se estructuraron en tomo de los grandes éxitos de su carrera de todas las épocas incluyendo material de Sui Generis y Seru Giran-, y un segmento central dedicado a la presentación del último álbum, leimotiv de la convocatoria. Esta parte del show fue la que menos entusiasmo despertó entre la audiencia. Es razonable ya que el repertorio de “Como conseguir chicas” tiene altibajos donde el talento de Charly aparece con intermitencias. Sin embargo, la ejecución en vivo fue perfecta y en algunos casos la presentación mejoró el producto logrado en el disco. Una merecida mención especial para la banda: García Lopez tan brillante como siempre, aunque a veces recurra a ciertos recursos que en el pasado enfervorizaban al público, pero que ahora no tienen igual respuesta. Fabián Quintiero hace lo suyo con gran histrionismo, y en medio de tanto gritito femenino es gratificante descubrir un buen intérprete. En cuanto a los Fernandos (Samalea-Lupano) conforman una más de las brillantes, monolíticas y metronómicas bases que Charly siempre tuvo en todas sus bandas. Son la piedra fundamental del pulso rockanrolero que derrama esta formación. En cuanto a Hilda Lizarazu cumplió con su cometido y hasta brindó una presencia estática apreciable.
La presencia de Antonio Gasalla entusiasmó al público, aunque no logró interpretar con fluidez el mensaje de “Fanky” a través de su popular personaje. Igualmente su presencia fue válida para demostrar de qué lado están los que tienen talento.
El show de apertura fue el más irregular de todos en el aspecto técnico, tuvo varios problemas con el sonido, que no se repetirían en las funciones siguientes; siempre ocurre lo mismo con la primera función de un ciclo, es el test report para poner todo a punto.
Con esta serie de conciertos, Charly reafirmó su indiscutible sitial de privilegio dentro del rock argentino y el importante capital de que dispone para intentar aventuras extracontinentales. Y no deja de ser satisfactorio que un artista de su talento finalmente sea aceptado y comprendido por una audiencia que ya no busca confrontar con su estrella sino que la asimila y la disfruta.
Gran parte de este cambio radica sin duda en la madurez de García, quien parece atravesar un momento de evidente madurez artística. Sin embargo, esa calma parece no haber apagado la llama de la trasgresión, como quedó demostrado la noche que el artista debió enfrentar tanta tontería junta como puede aquilatar al programa de Susana Giménez. Ese es quizá el mejor saldo de este exitoso ciclo de conciertos: comprobar que todavía el fuego del rock puede abrasarlo.