Porque para el calor nada mejor que una cerveza fría, el Quilmes Rock desembarcó en Córdoba en dos intensas jornadas. Una docena de bandas hicieron saltar las champas de la cancha del Club Juniors.
Juniors es un barrio tranquilo de la Docta, pegado al centro pero lejos del ruido. Una vez más, la tranquilidad del lugar tuvo que dar paso a más de 50 parlantes y un escenario imponente por el cual desfilarían una docena de bandas de rock. Desde las primeras horas de la tarde, cientos de jóvenes de todos los palos y todas las edades comenzaron a trazar esa serpiente interminable más conocida como «la cola». Todo sea por un lugar en la valla, todo sea para que la fiesta empiece.
Más puntuales que nunca, las bandas comenzaron a desfilar cuando promediaban las 17 de un viernes bastante caluroso. Sobre el muy cuidado pasto de la cancha de fútbol, los primeros en aprovechar tanta energía acumulada fueron The Locos. Los españoles arrancaron mofándose del himno estadounidense y continuaron con un repertorio basado en su primer disco. Temas como Tradiciones, Resistiré y Malo Juanito levantaron aún más la temperatura en el lugar donde, a pesar del sponsor oficial, solo había agua y gaseosa para calmar la sed. Pero sin lugar a dudas el punto más alto de su presentación fue la seguidilla de clásicos de Ska-P con Niño Soldado y Mestizaje, entre otras, a lo cual le siguió Algo Mejor.
Quizás la remera que más se repetía entre el público era la de la por ahora disuelta banda Ska-P, agrupación que hiciera sonar sus últimos acordes el año pasado en el Pepsi Music 2005 y de la cual proviene Pipi, la voz de The Locos. Luego de los treinta minutos más intensos de la jornada y tres cambios de ropa, la banda se despidió anticipando su posible participación en el Cosquín Rock 2007.
Los encargados de tomar la posta fueron los muchachos de Ahedo. Con Trenes, Camiones y Tractores Árbol volvió a revivir un show basado en los hits de la banda y las monerías de siempre. El dato de color fue la reconciliación con los Kapanga, optando por un «bardeo en joda» con el Mono sobre el escenario. Esta gentileza se continuó en el set de los devotos del Gauchito Gil, cuando Pablito y Edu subieron en el tema La Taberna.
Kapanga apareció en escena minutos antes de las 20, El Universal fue el tema elegido para el comienzo, Ramón y Desearía pusieron una vez más al publico en la palma de la mano de la mejor banda festivalera. «Ya se que dicen que Córdoba es tierra de cuarteto, pero desde hace unos años el rock acá viene pisando fuerte, hace unos años no se hacían estos festivales», dijo la voz cantante del grupo y terminaron su paso por el escenario con En el Camino.
La noche iba llegando a su fin, Catupecu Machu irrumpía entre tanta algarabía ska y cuartetera con Sonando y Origen Extremo. «Es una noche muy especial para nosotros, quizás llegue el sonido bien alto», fue una de las pocas frases lanzadas por Fernando Ruiz Díaz al público anunciando En los sueños. Entre los invitados, una vez más, estuvieron Esteban Serniotti de Cabezones y el legendario Zeta Bossio que se sumó en la recta final del show.
Divididos tuvo el encargo de ponerle fin a la primer jornada. Mollo y Arnedo repasaron sus grandes obras y así la deuda con ellos quedó saldada: el cierre de esta noche fue para la aplanadora. El festival continuó el sábado con la actuación de Babasónicos y Las Pelotas como números centrales. Un nuevo festival que se suma a la plaza cordobesa, en un debut por demás exitoso.