El grupo consumó su trilogía de shows en Capital Federal y presentó las canciones de “Biblia-Ovni”, su último álbum.
Extraños sucesos ocurrieron en la Ciudad de Buenos Aires durante las últimas semanas. Hipnóticos sonidos abdujeron a grandes grupos de personas. Los insólitos episodios acaecieron en San Telmo, Palermo y Colegiales con pocos días de diferencia.
Walas, Pablo, Bochi, Fico y Charly aterrizaron en Vorterix. Desplegaron sus armonías cósmicas ante un teatro colmado. Transformaron la sala en el acceso hacia una nueva dimensión a través de su música. Massacre amó y salvó almas.
“Mi amiga soledad”, “Te leo al revés” más “Querida Eugenia” iniciaron la comunicación. El primer contacto resultó sumamente exitoso: recibieron un enérgico pogo e interminables olas de mosh como respuesta.
“¡Feliz viernes! ¿Todo bien?”, interpeló el vocalista. Tras la estrepitosa respuesta afirmativa, la tierra comenzó a temblar. Una voz profunda anunció el descenso de “La nave”. Sonaban “Llena de fe” y “Te arrepiento” mientras un payaso diabólico flotaba sobre el público.
El frontman de cabellos rojizos y calzas verdes exhibió un escrito creado por el artista plástico Milo Lockett al que consideró “un augurio de prosperidad”. La retribución fue “Niña Dios” y sus sintetizadores galácticos.
Evolucionistas, pragmáticos, existencialistas, creacionistas y filósofos disfrutaron de un extraordinario tributo a Alice Cooper con “I´m eighteen”. Cautivados por el desempeño de los amistosos alienígenas en escena, abortaron el debate para oír atentamente “Tres paredes”, “Domador de jaguares” y “Plan B: anhelo de satisfacción”.
“Si quieren pueden volar”, “Seguro es por mi culpa” y “Muñeca roja” devastaron la capacidad de análisis. Conformaron una arrolladora onda expansiva que estalló las moléculas humanas. Los sentidos obnubilados alteraron la capacidad de percepción. En ese instante, “Sofía, la súper vedette” irrumpió en el escenario para seducir a la muchedumbre con sus encantos.
“Tanto amor” y “Juicio a un bailarín” guiaron a los “Fieles a la montaña”. Desde la cima, contemplaron “La octava maravilla”. Allí, los extraterrestres pronunciaron los últimos versículos de su texto sagrado: “Mi mami no lo hará” y “Armas”.
Entre sonidos new wave, contagiosos riffs y cadenciosas bases, los marcianos de espíritu rebelde prometieron regresar pronto a capturar terrícolas con su prosa desafiante y su tentadora sonoridad.