La legendaria banda mendocina, liderada por Goy Ogalde, energizó la noche del sábado a orillas del río Paraná con la premisa de recibir la primavera.
Luego de los conciertos de Matheu y Roots Session, los vientos de Karamelo arrancaron desde el público rosarino hasta llegar al escenario como cuando la hinchada se apronta al agite previo a un partido. La fiesta se estaba por desatar.
Goy se calzó su guitarra roja y de ahí en más casi no hubo descanso. «Que no digan nunca», «Negro», «Luna loca», «El baile oficial» y la bien fierrera «Fruta amarga» fueron poniendo a punto al Galpón.
El público, tímido de entrada, terminó bailando literalmente con la banda que se bajó del escenario para hacer un trencito a lo carnaval carioca, cual cumpleaños de 15. No eran ni las dos de la matina todavía.
Karamelo amagó a cerrar con «1989» de Sumo pero de haberse ido en ese momento la injusticia hubiese sido total. No frenaron ni cinco minutos que ya sonó «Tu pa mi», «Noche de rumba» y un pagano set de cumbias al que nadie pudo resistirse.
La gente le acercaba unas birras a la banda y todavía quedaba tiempo para dos o tres canciones más. Goy salió más sudado Mascherano contra Holanda en Brasil 2014 pero valió la pena. Karamelo Santo fue nuevamente el baile oficial.