David entregó sus clásicos temas de todos los tiempos al público vernáculo. La crónica de Walter Gazzo para Los Andes.
Desde el mismo inicio del concierto se pudo apreciar que David Lebón estaba ante un concierto muy especial. “Es hermoso tocar en casa” dijo desde el escenario con un dejo de alegría que se le notaba en su rostro.
Y estos conciertos mendocinos son especiales para el músico, ya que disfruta y hace disfrutar a lo grande. Así, el público que asistió y colmó el 70 por ciento del teatro Plaza de Godoy Cruz tuvo como recompensa un repaso por las canciones más importantes de la historia del guitarrista.
Temas como “San Francisco y el lobo”, “El tiempo es veloz”, “Cambios”, “Nuevas mañanas” y “Un mundo agradable” le fueron dando a la noche un toque especial, ya que el público interactuó de la mejor manera, haciendo un coro popular en cada una de las canciones y logrando una performance especial.
Además, aparecieron canciones como “Cuánto tiempo más llevará”, que hacía muchos años que no la interpretaba en público y que sonaron con la misma dimensión que solía suceder cuando la hacía Serú Girán. Entonces, el agraciado asistente se mostró feliz ante la propuesta.
No fue fácil llegar hasta el clímax, porque antes del concierto Gonzalo de Borbón -tecladista invitado- sufrió una descompensación y tuvo que ser atendido de urgencia y eso mermó las ganas del grupo, pero a fuerza de profesionalismo los músicos subieron al escenario para dedicarle el show al infortunado. Así, tal vez lo que se anunció como un concierto tranquilo pasó a ser sumamente eléctrico, con mucha fuerza y con un Lebón que lució como nunca su increíble voz.
Párrafo aparte merece la banda del “Ruso”. La solidez de Luis Cotiquelli –“El león del ritmo” cariñosamente apodado-, la potencia de Panchi Lebón en la batería y la delicadeza de los teclados de Gabriel Correa fueron creando ambientes ideales para la noche. También fue un espectáculo aparte la sumatoria de Mario Matar, que se transformó en la frutilla del postre.
Lebón aprovechó el momento para volver a hacer esas canciones que todos tenemos en nuestras mentes y corazones y se disfrutó a mil. Además, los nuevos temas que fueron interpretados fueron aceptados con las mismas ganas que los conocidos, mérito absoluto del artista.
Buen sonido, excelente puesta de luces y un óptimo humor permitieron que la noche del sábado fuese especial, tal como todos los que estábamos allí presentes lo esperábamos.
Una verdadera fiesta de la música con uno de los grandes que tiene el rock argentino, que por suerte es mendocino.