El guitarrista Nacho Smilari cuenta su vertiginoso paso por varios conjuntos hasta su ingreso en Vox Dei.
Rozó el prestigio de haber pertenecido a los «legendarios que tocaron en «La Cueva»: apenas llegó para la última época antes de que el boliche feneciera entre las presiones. No obstante, Nacho Smilari llegó a conocer a los más ínclitos de aquella época y, probablemente, haya zapado con algunos de ellos: Litto, Javier Martínez, Sandro, Moris. Pero su más fiel amigo allí dentro, y en todo el ambiente, era sin duda Pajarito Zaguri, apenas algo más conocido que él. Los dos provenían del mismo barrio: Morón, y de allí también era Miguel Monti, un bajista que accedió a «La Cueva» para la misma última época, que se hizo famoso allí porque fue el primero en tener un instrumento de marca «Fender». Desde ese momento, la marca quedó como su apellido.
Nacho y Miguel eventualmente unidos o separados acompañaron a solistas e hicieron algunos reemplazos en los pocos conjuntos de esa época.
Los tres amigos volvieron a reunirse en 1969 para formar la Barra de Chocolate, un conjunto que Pajarito se vio obligado a «inventar» para que lo dejaran grabar. Como las cosas salieron bien, todos siguieron con el conjunto: había trabajo, había dinero. Ninguno de ellos habá tenido hasta ese momento un conjunto propio. Tranquilos y responsables, la situación determinó que cada uno evolucionara mucho más rápido que en ocasiones anteriores.
A mediados de 1970 Nacho y Miguel producen la primera conmoción grave dentro del grupo, principalmente Smilari: «O cambiamos todo lo que estamos haciendo —dijo en aquella oportunidad— o Miguel y yo nos vamos». Poco tiempo después Nacho Smilari viajaba a Estados Unidos. A su regreso se produjo la gran confusión en la Barra.
En consecuencia se retiró del grupo, y su lugar fue ocupado momentáneamente por Juan Gamba. Desde entonces, Nacho Smilari, uno de los guitarristas que más ha evolucionado en los últimos tiempos, fue propuesto y solicitado para varios grupos, se unió momentáneamente con Sol, y recaló definitivamente en Vox Dei.
En los últimos seis meses, junto con otro intérprete: Pappo, fue el guitarrista más buscado y solicitado de la música de rock nacional. Para que explicara todo ese proceso y para que aclarara de qué manera ingresó en uno de los grupos más grandes de la Argentina, Nacho fue entrevistado por un redactor de Pelo. Esto es lo que dijo:
«Me fui de la Barra de Chocolate por un problema musical, más que por un factor humano. Ese problema musical siguió susistiendo en los músicos que me proponían formar nuevos grupos, en los conjuntos a los que me ofrecieron unirme. De pronto, Carlos Avalos me llamó para integrar el conjunto Sol. La idea me pareció buena proque todos los que lo integrábamos, en oportunidades anteriores habíamos estado en otros grupos y ya teníamos las buenas y malas experiencias que uno recoge cuando trabaja. Si nos uníamos íbamos a tener un vínculo casi exclusivamente musical. Ensayamos rápidamente para debutar en B. A. ROCK. Creo que en esa presentación anduvimos bastante bien. Pero después se fue el baterista, Cacho Arce, que prefirió a los Náufragos en cambio de lo que, mal o bien, estábamos haciendo. La historia de lo que pasó con Sol es bastante conocida. Pero además yo tuve algunos problemas personales con Carlos. Ahora veo que eran problemas tontos. No sé. El quería dirigir todo el asunto. Y yo humana y musicalmente ya no estoy para que me dirijan: necesito compartir plenamente algo. En Sol no ocurría. Entonces yo también quise tratar de imponer mis ideas. Entre tanto habíamos grabado dos temas de Carlos: «Suerte» y «No esperes que llore». Eran buenas composiciones, tengo que reconocerlo. Pero yo no estaba de acueroo en la forma en que habían quedado las grabaciones. Ahí comenzaron nuestros primeros roces, Y en alguna forma me retiré del conjunto. Como dos de los integrantes del conjunto pertenecían a los Bichos, tenían algunos contratos pendientes para hacer bailes. Quisieron que yo actuara con ellos bajo ese nombre sólo momentáneamente en ciudades del interior y, principalmente, en Córdoba que es de donde ellos provienen. Yo me negué: no quería seguir haciendo lo de siempre. Necesitaba casi físicamente hacer algo nuevo. Aunque sólo hubieran sido unas pocas presentaciones no lo habría soportado. Ellos fueron igual, y llevaron como reemplazo a David, un guitarrista nuevo que toca con Billy Bond y como bajista con Pappo. Volvieron algo entusiasmados con David y trataron de dejarme de lado, aunque nunca me lo dijeron. En un principio yo propuse que hubiera dos guitarristas para hacer algo en el estilo de Fleetwood Mac. Pero después me arrepentí y además David también dejó el grupo. Tuvimos algunas palabras con Carlos, y terminamos casi peleados. Quedé otra vez como antes, totalmente solo y con propuestas de formar conjuntos demasiado novatos que no me interesan. Quise hacer algo por mi cuenta como solista guitarrista y cantante. Grabé en mi grabador algunos temas con guitarra: «Entre el humo», «Fuera de mí», «Un amigo más», «¿Qué soy?». Los presenté en la grabadora Music Hall y no me dieron bolilla. En Odeón pasó lo mismo. Después de todo eso no sé muy bien lo que pasó: me enfermé. Estuve mal. Abatido. Recién ahora me estoy recuperando. Creo que en ese tiempo los de Sol me llamaron de nuevo y les dije que no. También me llamó Miguel «Fender» Monti para formar el trío con Javier. Nunca llegué a contestarle. Después de los carnavales Willy y Ricardo de Vox Dei se aparecieron en mi casa, allá en Morón. Yo no entendía nada. Me explicaron rápidamente lo que había sucedido con Carlos Godoy. Y todo el asunto de la separación de él que creo que es bastante conocido. Yo les dije que no sabía si les iba a ser útil porque estaba enfermo y bastante desanimado. Me dijeron que no me hiciera ningún problema: «Nosotros te vamos a ayudar en todo lo que digas». En ese mismo momento acepté. Después, ya más fríamente me arrepentí un poco. No me decidía. Yo no había tenido en cuenta —debo confesarlo— la trayectoria de Vox Dei. Después vi cómo trabajaban y sobre todo cómo los trataban y respetaban en la grabadora. Hicimos un ensayo improvisado. Y todo eso me convenció. Aparte de gustarme musicalmente era un grupo al cual se le daba bolilla, que quiere hacer las cosas en serio y que trabaja con mucha organización. Todo fue como una sorpresa para mí: urgente se decidió que fuéramos a una quinta a ensayar todos los temas y «La Biblia», muy especialmente. Es increíble comprobar con la precisión que trabajan: autos remise, equipos, todo coordinado, ¡hasta plata hay! No parece el sistema de trabajo de un conjunto argentino tradicional: siempre necesitado de lugares para ensayar, rogando al manager que le de dinero. En Vox Dei, lo poco o mucho que haya, se organiza y se distribuye con inteligencia. Yo realmente necesitaba una cosa así porque estoy cansado de divagar, de poner esperanza en propuestas que nunca se cumplen, en ser manoseado por los que manejan el asunto de los shows. Me siento muy respaldado en Vox Dei, y en ese momento hace apenas un mes y medio atrás, yo necesitaba ese tipo de apoyo porque espiritualmente estaba muy mal. Gracias a Dios di con un grupo humano que parece ser extraordinario. Pero tengo un poco de miedo. Por «La Biblia» ¿sabes? Imaginate que a mí me gusta con locura, pero yo no tengo nada que ver con eso. La primera vez que la escuché ya estaba dentro del conjunto. Sinceramente debo confesar que creía que esa obra iba a ser un plomo. Pero ustedes ya la habrán escuchado: es una de las cosas más hermosas que se hayan hecho a nuestro nivel musical en la Argentina. Pero lo que más me gusta de mi unión con Vox Dei, es el tratamiento. Date cuenta que hay dos guitarras, y las dos son primeras. Pero Ricardo me dijo que no me hiciera ningún problema, que si yo quería meter mis arreglos los podía hacer y cuando considerara que tenía que hacer la parte de primera guitarra, que la hiciera nomás. Inclusive vamos a grabar temas míos. Los que presenté en las grabadoras y no les dieron importancia. Quizás salga un simple con eso, o se incluya en un próximo long play. Qué se yo: todo esto me pone muy feliz. Estoy de vuelta en el camino. Pero con mejor rumbo; estoy seguro».