Dentro de la extensa y prolífica carrera de Luis Alberto Spinetta, uno de sus proyectos más logrados y trascendentes fue Pescado Rabioso. La banda surgió en el año 1971, luego de la disolución de Almendra, grupo que había dejado en evidencia el tremendo genio musical del querido flaco. No olvidemos que se trata de una época magistral en cuanto al surgimiento y existencia de bandas y artistas en Argentina, como es el caso de Vox Dei, Pappo’s Blues y Manal, por citar algunos. Justamente estos dos nombres fusionaban el rock con el blues, de forma similar a los grupos ingleses y europeos que venía cultivando esta mezcla desde fines de la década de los años sesenta. Y esto es un punto importante dentro del nacimiento de Pescado Rabioso.
En el segundo disco (homónimo) de Almendra, de 1970, se había notado una notable evolución con respecto a su predecesor, en cuanto a las temáticas, y la serie de estilos y sonoridades que allí confluyen. Por lo tanto, esta inquietud se mantenía en la mente de Spinetta, y cuando llega el momento de la creación de su nueva banda, el maestro decide lanzarse con todo, en una música mucho más potente y cultivando la formación clásica del rock, es decir, voz, guitarra, bajo y batería, sumando teclados en algunas canciones. Con esta idea, recluta al bajista Osvaldo “Bocón” Frascino, el batero Black Amaya y Carlos Cutaia en los teclados. Con esta formación, el cuarteto lanza su primer disco en septiembre de 1972, titulado “Desatormentándonos”. El título de la placa indica que nos enfrentáremos a una obra con un sonido demoledor, sólido y donde los muchachos vacían toda su inspiración y sentimiento.
En cuanto a las influencias que convergen en el álbum, recuerdo cómo conocí el disco: hace muchos años, leyendo una revista de música que existía en Chile, me encontré con una breve crítica a “Desatormentándonos”. En primer lugar, me llamó la atención el nombre del grupo y de la placa, y al seguir revisando el review, mencionaban que era algo así como “Led Zeppelin mezclado con Jimi Hendrix, pero en castellano”. Ésta referencia a dos de mis mayores influencias musicales, sumando el naciente fanatismo por Spinetta hizo que me interesara en conseguir el cedé, misión que tomó su tiempo debido a la escasa existencia de rock clásico argentino en nuestro país. Hasta que finalmente conseguí el disco y lo compré inmediatamente, sin haber escuchado ningún tema, un impulso del que nunca me he arrepentido, debido a que se trata de una muestra de rock y blues tremenda e inmortal.
El primer tema es el clásico “Blues de Cris”. Con este inicio, es imposible no quedar atónito y con ganas de seguir escuchando lo que viene por delante. La historia referente a esta canción es conocida: en 1969, un inspirado Luís Alberto había escrito “Muchacha (Ojos De Papel”) a su entonces novia, Cristina. Pero con el paso de los años, la romántica relación terminó en malos términos, y entonces el hombre le dedicó este blues, con una letra desolada, que muestra decepción, todo esto acompañado de Bocón y Black de manera fenomenal, que hicieron sonar fuerte sus instrumentos, mientras Spinetta canta con mucho power y logrando un sonido único con su Fender Stratocaster amplificada a través de ese emblemático Marshall a tubos, que gran responsabilidad tiene en la historia del rock.
“El Jardinero (temprano amaneció)” es la segunda pieza. De más de 8 minutos de duración, denominaría a esta canción un blues progresivo, ya que elementos de ambos estilos se unen para lograr un tremendo resultado. La letra además juega un papel fundamental, a través de frases como “Una mañana amanece el jardinero, y observa la desilusión del mundo que lo rodea”. Es decir, nos encontramos frente a una declaración de principios, que muestra la frustración existente en aquellos años, sobre todo en una juventud que no había podido cambiar el mundo, sentimiento reinante en la década de los sesenta.
Una constante en la carrera de Spinetta han sido las canciones suaves, con letras existencialistas y que se transforman en himnos generacionales y eternos. Y este es el caso de “Dulce Tres Nocturno”, una canción espectacular, escrita y cantada por tres de los integrantes de Pescado. Las guitarras acústicas generan una atmósfera única, que permite adentrarse en la letra y entender cabalmente su significado. Asimismo, este tipo de temas marcaría un hito en la historia musical del flaco, tanto que se pueden tomar como los primeros indicios de un estilo que se vería consolidado a través de temas posteriores como “Los Libros De La Buena Memoria” o “Durazno Sangrando”. Notable, es una pausa dentro de toda esta demostración de potencia.
“Algo Flota En La Laguna” nos lleva de regreso al rock propiamente tal, con una solidez entre los integrantes que deslumbra. El extenso pasaje instrumental deja de manifiesto esta afirmación. Black Amaya se luce con un impecable desempeño en la batería, generando rompimientos estructurales y métricos, para después volver al típico riff. Es en este tema donde se muestran con claridad las influencias de Zeppelin.
El final del disco original evidentemente debía ser apoteósico, y esto lleva por nombre “Serpiente (viaja por la sal)”, sin duda la mejor canción de “Desatormentándonos”. En ésta, hace su aparición triunfal Carlos Cutaia en el órgano Hammond, en una extensa pieza que deja a Spinetta y sus secuaces como grandes instrumentistas y al flaco como un excelente escritor. Esta debe ser una de las mejores canciones que nos haya legado el rock latinoamericano. También es un ejemplo preliminar de lo que se escucharía en el siguiente disco de Pescado. “Serpiente” es una maravilla que bien vale la pena apreciar y escuchar muchas veces, y nunca cansará, se los aseguro.
Como decía anteriormente, el vinilo de 1972 culminaba con esto, pero en la edición en cedé se incluyeron tres temas correspondientes a singles editados por la banda en 1973, donde la formación había variado, con la salida de Frascino y la llegada del gran David Lebón en bajo y voz. En primer término, escuchamos “Me Gusta Ese Tajo”, un blues con una letra explícita y sin rodeos. Claramente el sexo femenino siempre será una fuente de inspiración en el rock, ¿o no?. Esta canción tendría un auge a comienzos de la década de los noventa, debido a su inclusión en una nueva versión en la cinta “Tango Feroz”, la historia de “Tanguito”, uno de los pioneros del rock en Argentina.
“Despiértate nena” es otro clásico inmortal, con David Lebón en la voz principal. Acá ya se da a conocer un evidente cambio en el sonido de Pescado, con una tendencia mucho más progresiva y los teclados omnipresentes, una excelente canción. Para culminar, “Post Crucifixión”, un tema esencial, con un sonido excelente y claras influencias de Deep Purple. El riff ya es un emblema del rock argentino, al igual que la forma de cantar del flaco y las frases como “Y en esta quietud que ronda mi muerte, tengo un presagio de lo que vendrá”. Los comentarios al respecto sobran.
En síntesis, este disco es una obra fundamental dentro del desarrollo de la música en Latinoamérica, y muestra la génesis de la notable evolución que experimentaría Pescado Rabioso a lo largo de sus tres placas. Puro sentimiento y maestría: lógico, no se podía esperar otra cosa de Spinetta.
Emilio Garrido R./RockAxis