La mañana
lanzallamas
desde su herida, débilmente
Caleidoscopio de ciudad y vos tan solo, tu ropa está vacía
Tan lejos del hogar estás
que todo sueño duele más
y ya no hay forma de recomenzar.
Los gorriones
se suben a todo armiño luminoso
tango de caras
organillero distinto
sentado en la avenida.
Y ya nadie te escucha, nunca.
Desolado, el hombre perdido
entre camionetas quemadas
en aserrín habrán marcado su mirada
como a una huella
y ésta siempre se diluye
como ojos, barro, cielos, todo…
Bajo Belgrano, amor ascendente
es ella quien te busca donde vos no estás
y es que toda tu canción persistirá.
Siempre, siempre, y hasta en el turbio río.
Horizonte,
litera de casas
Perpetuo remolino y mediodía distante
y vos estás tan solo, loco, iridiscente
tu ropa está vacía.
Y ya nadie te escucha, nunca.
Todos dicen que quizá el amor vuelva un día
si es que este muro se logra derribar.