Juanchi Baleirón y Marto Gutman hablan sobre el proyecto que reúne a integrantes actuales y pasados del grupo. También adelantan su primer material de estudio, antes de presentarse el jueves 22 en Lucille.
“Esto es como volver a la adolescencia, a tocar sin pensar más allá de la música y a conectar con la gente que te viene a ver -reflexiona Juanchi Baleirón-. Es algo que se suele perder siendo profesional, pero hay que reavivarlo y no olvidarse”.
El cantante y guitarrista de Los Pericos habla de The Oligarcs con un cariño enorme: el de la banda de amigos. Para ellos cinco, este proyecto representa volver al potrero con sus compañeros de toda la vida.
Y es justamente Marto Gutman, tecladista, el que da una referencia futbolera. “Tocar al lado de Juanchi es como correr al lado de Messi: es todo. Te mira y ya sabés lo que tenés que hacer -dice-. Es un ser increíble, con la musicalidad que tiene. Para nosotros, armar un ensayo con él atrás resulta muy fácil”.
En The Oligarcs hay un verdadero supergrupo del rock argentino, que completan Danny Boy en voz, Hernán Gravelloni en bajo y el Topo Raiman en batería. Pero no solo eso: también es la oportunidad de ver cómo eran Los Pericos en las primeras épocas, porque todos fueron parte en algún momento.
Por un lado, Danny era el cantante antes del Bahiano; Gutman es el co-fundador que grabó en discos clásicos como el homónimo (1987), “King Kong” (1989) y “Los Maxis” (1990). Por el otro, Gravelloni participó de estos dos últimos y de “Rab a Dab Stail” (1990), además de haber tocado con David Lebón, Willy Crook y Miguel Mateos. Y además, Raiman y Baleirón siguen en Los Pericos desde entonces.
“El espíritu, la conexión con la música y entre nosotros hace que lo sintamos parecido a esos comienzos -aclara Juanchi-. No tenemos presión de nada, y nos divertimos quizás mejor y más profundamente que antes. Ojalá le podamos transmitir a la gente todo lo que nos reímos en los ensayos. Es una banda ‘nueva’, porque tiene un par de años, pero a la vez somos un clásico entre amigos. Y también por las canciones que tocamos, que son garantía de que la van a pasar genial”.
La historia del grupo es complicada de trackear. Gutman explica que nació conceptualmente en 1986, con la idea de Danny de hacer un grupo paralelo a Los Pericos y de tocar covers de los ‘50 en cumpleaños y fiestas, y que se reflotó con una primera formación en 2008, en el Faena. Pero la constancia llegó alrededor de 2015. “Todos éramos muy fanáticos de Stray Cats, la icónica banda de los ‘80 que hacía música de esa época. Junto con ellos fuimos descubriendo a Fats Domino, Little Richards y Frank Valli. Además entró la música de los Beatles, Elvis Presley, Roy Orbison, los Rolling Stones de la primera era; y también el pop de los ‘80s, con Duran Duran, XTC, Level 42, Joe Jackson y Spandau Ballet”.
-Juanchi, en un tweet viejo te reías de tener que cantar un tema de este último grupo. ¿Cómo hacen la selección?
-JB: Tenemos esa libertad de abarcar un repertorio amplio. Son canciones que nos gustan, que nos divierten y que nos motivan a tocarlas. No importa el origen, el género, la onda, el estilo… lo que fuera, pero que nos quede bien. Si nos cierran, las metemos en la lista.
-MG: Sí, para nosotros los covers ya tienen una impronta “Oligarc”. Por ejemplo, siempre decimos en chiste que a “Stray Cat Strut” (de Stray Cats) y a “So Sad” (de The Everly Brothers) las tocamos tanto que ya hay más versiones nuestras que de cualquier otra banda… ¡y que las hacemos mejor que los autores! (risas).
-¿Hubo alguna que no haya funcionado?
-MG: Sí, metimos temas que pensamos que saldrían increíbles, pero no terminamos de enamorarnos nosotros ni el público. Por ejemplo, “How Deep Is Your Love” (de Bee Gees, la canción central de la película “Grease”). En contraposición, disfrutamos mucho de tocar temas como “You Know My Name” (de Chris Cornell), que es un moño de cinco partes diferentes. En vivo tiene una fuerza impresionante. “So Sad” tiene cuatro voces; y en “Rachel The Rachel”, que es nuestra, hay arreglos vocales muy complejos. Igual que en la versión de “Crying In The Rain” (de A-ha).
ENTRANDO AL ESTUDIO
-Van casi cuatro décadas desde que se conocen, pero no hay nada editado de The Oligarcs. ¿Creen que puede cambiar en el futuro?
-JB: Este año planeamos grabar unos temas, así que estamos en eso. Si esperaron tanto, aguanten un poquito más (risas). Pero para 2024 nos planteamos seriamente plasmar cuatro o cinco canciones, entre propias y clásicas que nos quedan muy bien… y hasta mejor que las originales.
-Al no haberlas grabado y sí tocado en vivo, imagino que las canciones fueron cambiando con los años, ¿no?
-JB: La evolución fue natural. Volcamos acá tantos años de experiencia fuera de The Oligarcs. Así como en los shows hay una conexión, acá va a ser lo mismo.
-MG: Como tocamos juntos desde los 16 años, nos miramos y sabemos qué tocar, qué piensa cada uno. Para nosotros, lo más divertido es planificar los shows en la casa de Juanchi o en la mía, tomar unos vinos, comer, y tocar miles de canciones… hasta que encontramos la lista definitiva.
-¿Qué sonido van a tener estos temas que graben?
-JB: Va a ser claro, transparente y directo. Trataremos de rescatar el estilo del vivo, que justamente es esencial en nuestro perfil, ADN e identidad.
-MG: Y somos una banda que generacionalmente grabó discos de esa forma, por eso no nos resulta nada extraño ni diferente un estudio de grabación de un escenario o una sala de ensayo. Somos el “permitido” de Los Pericos. Pero el sonido de nuestros temas propios es, tal vez, más cercano a la música de los ‘50s. También hay otros que suenan muy nuestros, y sobre todo ricos en melodía y armonía. Eso no abunda hoy. Sabemos componer y tocar canciones.
-¿Van a grabarlo en Robledo Sound Machine, el estudio de Los Pericos?
-MG: No, vamos a usar una sala grande, para que sea como antes. En la pandemia hicimos dos canciones en el estudio casero de Juanchi: “Rachel The Ranger” y “So Sad”. La idea sería registrarlas bien en vivo, y después retocar en la mezcla algunas voces y guitarras, pero que el sonido sea ese.
-JB: Claro. Puede que metamos algunas cosas en “Robledo…”, pero estamos viendo de cambiar de ámbito, para generar una atmósfera diferente y que nos inspire más aún. Hace poco incorporamos como invitados fijos a Ian Raiman (hijo del Topo), que es multiinstrumentista; y también a Carlos Damiano, que toca la guitarra. Ambos cantan muy bien. Vamos a tratar de incorporar los sonidos orgánicamente, además de ampliar los coros y experimentar con eso, que nos encanta. Pero siempre mantener un espíritu natural, sin sobrecargarlo. Y rescatar el sonido del vivo, como decía antes.
SIENDO EL PAYASO Y EL EMPUJE
Marto Gutman sigue subiendo de invitado con Los Pericos, y algo es innegable: su energía en el escenario. En cambio, con The Oligarcs, el rol es un poco diferente: “Cuando era parte estable tocaba todo el show y tenía 19 años -explica-. Hoy hago uno o dos temas, entonces es lógico que haga ese despliegue de saltos y arengas al público (risas). En Los Pericos tengo al ‘Chapa’ Blanco, tecladista que entró en mi lugar, que me respalda musicalmente”.
Y agrega: “Acá estoy un poco más tranquilo porque soy el único pianista, y las canciones exigen mucha concentración. Sobre todo las que mencionaba antes. Una característica es lo ajustados que sonamos en vivo, con muchos arreglos vocales y escalas complejas. Eso me lleva a ser serio, al menos en los temas que más demandan. También toco la guitarra acústica, y no tengo el entrenamiento para saltar como con los teclados”.
Pero Gutman, aparte de eso, se define como “el empuje”: “Es una característica muy mía, de llevarlos a ensayar, de proponer y sugerir canciones. En los ‘80 creo que era el que más maquinaba, promovía y pedía. Juanchi y El Topo tenían otra banda, y yo los empujaba a Los Pericos. Con The Oligarcs es un poco lo mismo, y eso me pone en ‘el alma’ del grupo. Pero cada uno aporta lo que tiene: Danny su maravillosa voz y carisma; El Topo y Hernán son una pared rítmica tremenda, y creo que uno debe ser el mejor bajista de la Argentina, aparte de que el otro es un baterista extraordinario. A Juanchi ya lo comparé con Messi. Y conmigo, que hago lo que puedo, formamos un lindo combo musical”, se ríe.
Ahora, las expectativas están en el concierto del jueves 22 en Lucille. Marto -que dice que la banda existe “por diversión, amor a la música y al público”– remarca que será el recital más eléctrico, power y rockero. Y después de haber agotado lugares como Strummer, Bebop y Boris, es toda una declaración de principios.
Para reafirmarlo, Juanchi finaliza: “Este será un show de clásicos, un poco más enérgico que la vez pasada, que había sido medio acústica. Con la banda nos tomamos todo con mucho más relax que hace 38 años. Nos divertimos, y en ese proceso generamos algo más que música, que se transmite con aplomo. Estamos cancheros en el escenario, y es una mezcla entre energía y seguridad. Así que vamos a levantar febrero con mucho rock and roll y flama Oligarc”. ¿Qué más hace falta?
La banda se presentará el jueves 22 de febrero en Lucille (Gorriti 5520, Capital Federal). Las entradas anticipadas se consiguen a través de Passline.