El baterista brasilero está en Buenos Aires para homenajear al fugaz trío que integró junto a Pappo y Alejandro Medina, este viernes 19 en Uniclub.
Este evento no solo será una reunión de talentos como el Conejo Jolivet y Botafogo, sino también una oportunidad para que nuevas generaciones descubran la magia de Aeroblus. “Hace cuatro años que no voy para allá a hacer un recital, desde antes de la pandemia. Tardé mucho en volver a tocar después de eso”.
En una entrevista de Alejandro Do Carmo, Rolando repasa sus comienzos musicales, el impacto de su estadía en México y Brasil, y su conexión con figuras icónicas del rock argentino como Pappo y Alejandro Medina. Además, discute los desafíos y peculiaridades de su tiempo en Argentina durante la dictadura.
También rememora cómo fue integrarse a la escena del rock en Brasil y más tarde en Argentina, destacando la influencia de su estadía en México: “Mi escuela de batería fue en Brasil y mi universidad fue México”. La música fue un vehículo para superar barreras culturales y personales, facilitando su colaboración con Pappo y Medina.
Al describir la creación del álbum de Aeroblus, señala la meticulosidad del proceso: “Suena como una zapada, pero está todo absolutamente ensayado”. Muchos de los solos de guitarra fueron capturados en la primera toma, mostrando el alto nivel de improvisación y habilidad técnica del grupo.
Respecto a su experiencia viviendo en la casa de los Napolitano durante la dictadura, Rolando comparte: “Era mi primera vez en Buenos Aires y tenía miedo de ir porque las noticias que salían acá en Brasil eran horribles”. A pesar de los temores iniciales y el contexto político tenso, encontró un segundo hogar y una profunda conexión musical y personal con la familia de Pappo.
Finalmente, Rolando reflexiona sobre la persistencia del legado de Aeroblus, a pesar de la falta inicial de reconocimiento: “En ese momento no hubo una buena difusión del disco… Sin embargo seguimos hablando de Aeroblus 50 años después”.