Celeste Carballo está presentando su nuevo disco acústico. Ella prefiere hablar desde su música, pero en esta breve nota fija su posición en relación a las cosas que pasan a su alrededor.
Celeste Carballo oye voces. Marguerite Yourcenar, Cortázar, Alfonsina, Neruda, enumera en la cocina de su estudio de San Telmo, entre la sala que ocupa la batería blanca y el escritorio donde dejó tirada la última edición de la revista Fulanas, que transcribe la biografía de su página de Internet.
Mística, Carballo habla del plan divino, el orden cósmico, las bondades del yoga, el mandato ancestral que siente bullir en sus venas y la caracterología del virginiano. Eufórica, habla de su elogiado nuevo disco (Celeste acústica) y de su show.
Las armas, al fin, con las que reapareció, fortalecida, en la escena local.
-¿Hiciste un cambio?
-¿¡Qué cambio!? Coherencia, coherencia con la realidad. La gente que no provoca movimientos en su vida no es coherente con la realidad. Hay canciones que estaban encajonadas en una época, en una estética determinada, y nunca habían salido de ahí. Con Celeste Acústica salieron y demostraron que no están divorciadas entre sí. Lo mío es de una coherencia inevitable. Pero en hechos, no palabras. No me gusta hablar.
-¿No te gusta?
-Mi conversación mediática se da con hechos artísticos, no con discurso. Yo no tengo que convencer a nadie de nada. Hay gente que habla bárbaro y cuando vas al show, afanaron todas las canciones y no saben ni para qué carajo viven.
-¿Cómo fue el proceso de volver a grabar?
-Supe que iba a grabar una semana antes de entrar al estudio. A mí me gustan las cosas así. Odio las planificaciones: es decir, soy argentina. Tenía infinitos listados de canciones, de posibles discos, anotados. Me gusta escribir a mano, con lápiz. Y borrar: mejor escribe el que mejor borra.
-De Troilo se decía eso.
-Vamos por el buen camino, entonces. Yo muchas veces escribo un montón y, cuando borro, quedan dos palabras: eran esas.
-¿A qué público te dirigís, hoy?
-Siempre les estoy cantando a los que en cada momento tienen entre 15 y 20 años. En los últimos años viajé mucho por el interior y hay una movida alucinante. Vas a Salta, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, y te das cuenta de que pasa de todo. Y hay muchos muy buenos músicos.
-Vos nunca tuviste una imagen fría hacia el interior…
-Pero soy porteña. Viví cinco años en el campo y después chau: me agarró la nostalgia, escribí una canción, la prensa me vendió cambiada como “la chica del campo. Pero nací en Buenos Aires, amo mi ciudad y soy pretenciosa e impertinente como todos los porteños. Y también respondo muchos mails.
-¿Qué dicen los mensajes?
-Por ahí me ponen: “esa voz increíble que tenés… Y yo me pregunto: ¿qué hacemos con esa voz?, ¿qué dice esa voz?, ¿para qué está? Para boludear, no.
-¿Y para qué?
-Yo creo que para representar todas las voces que no se escuchan. A mí me traspasaron voces: Yourcenar, Cortázar, Neruda, Alfonsina actúan en mí. Tal vez me toca ser un eslabón más en la cadena. De mi voz se engancharán otras voces.