Dice que se encontró a sí misma en su nuevo disco, “Celeste acústico”. La entrevista de Gabriel Plaza, para La Nación.
“La gente piensa que vivo colgada de un cuadrito, como la tapa de “Me vuelvo cada día más loca”. Pero no es así. Vivo la realidad, y la sufro como todos.” Por el paro nacional, Celeste Carballo tuvo que cambiar la fecha del concierto del jueves en La Trastienda para hoy, a las 23. Se la ve serena. Dejó de ser la chica eléctrica de otros tiempos y pasó a ser la “Celeste acústica” de su última producción.
“Esta es una Celeste más segura, sin necesidad de perfeccionismos ni obsesiones. En este disco rigió la ley del menor esfuerzo y de la pérdida de tiempo, porque sólo perdiendo tiempo salen las canciones. Esa es la magia de Celeste acústica”, afirma la cantante de Coronel Moldes.
No se queja por la huelga, a pesar de que había empapelado toda la ciudad con afiches. Viene de hacer las compras y nota la tensión del ambiente. “Para los creadores, todo esto que pasa es una alimentación. Para uno son más cosas para decir. Tenés más necesidad de expresión. No hay nada que pueda parar una canción que está por nacer, ni todas las deudas del mundo. Para nosotros es nuestra manera de seguir luchando.”
Por unos días está instalada en San Telmo. Su pequeño mundo se revela a simple vista. La casa donde ensaya tiene sus guitarras, su batería, que toca tres veces al día, sus libros, su cámara de fotos -su afición oculta- y la computadora con la que les responde a sus fans.
“Muchos al principio mandaban mensajes raros, porque pensaban que no era mi dirección de e-mail la que estaba en Internet. No sé qué imagen tienen de mí, como si yo fuera alguien especial. Hay como una figura mítica de Celeste Carballo. No se creen que es una persona real, que va a la verdulería, que cocina, limpia el piso. Piensan que tengo 80 mucamas y vivo en una mansión. Puedo ser una diva arriba del escenario, pero también soy una obrera y transpiro bien la camiseta”, dice, sencillita, de entrecasa.
Le pone miel a un café negro. Baja la música electrónica que suena en la PC. En su segundo piso lo único que se escucha es el nítido canto de los pájaros. Con su disco “Tercer infinito”, editado por su cuenta en 1998, comenzó una etapa diferente. “Ahora no canto más “Desconfío”, sino “Confío”, y hace cuatro años que estoy apostando a trabajar acá, girar por el país, editar mis discos de forma independiente, como una argentina más.”
El poco nivel de exposición del último tiempo lo debe a una intensa recorrida por diferentes puntos del país y del exterior. “Estuve por el Norte, por el Sur, por Miami, por Los Angeles, y mucho, mucho, por el interior, porque todo no pasa por Buenos Aires. Los últimos cinco años, girando con Tercer Infinito, descubrí la nueva Argentina, que son las generaciones de los que tienen entre 15 y 20 años. En Santa Fe llenamos y dejamos gente afuera. El 90 por ciento eran chicos de esa edad. Con ellos tengo una relación más directa, con menos rollos. Se engancharon con las canciones más eléctricas”, dice.
Reconoce en su último material, “Celeste acústico”, que estará presentando en vivo, un camino de continuidad con el anterior.
“Es un clima más tranquilo, con una voz más íntima. El espíritu es otro y el deseo de que no haya nada desenchufado aparece en este material. Que haya más instrumentos acústicos, como los tambores, los bandoneones, las cuerdas, como una forma de llegar a la canción, que es lo que vale en definitiva.” “Encontré mi dirección, el porqué estoy haciendo música -afirma Celeste-, porque la música te provee de una emoción, te da algo que necesitás, y de ahí es de donde uno no debería salir. Por eso me gusta que se unan canciones que parecían divorciadas, como “Los poetas de Latinoamérica” y “Una canción diferente”. Son canciones hechas por la misma persona, por la misma autora, por eso me gusta que no queden enfrascadas en una estética determinada. Las canciones son libres, tienen vida propia.”
Son esas canciones nuevas y clásicas las que conforman el cuerpo autoral de Celeste Carballo “acústica” y permiten rastrear su verdadera biografía. “Es liberador este disco, porque pude romper con esas etiquetas como Celeste la rockera, la que hace baladas, la tanguera, la bluesera… ¡Tantas veces me cambiaron de lugar y nunca sabían dónde ponerme! Ahora en este disco aparece un tango nuevo, y una zamba que es una perlita. Me quiero permitir todo eso. Soy música, soy cantante, y voy disfrutando de la vida, sufriendo. Y luchándola, como todos.”