Los cantantes locales dialogaron sobre el regreso del dúo, 25 años después. El show será el viernes en Metropolitano donde ofrecerán un puñado de canciones.
Baglietto y Garré entran a El Cairo y todos cabecean. Acá son Juan y Silvina, y los códigos del rosarino hacen que los vean, a lo sumo chusmeen de lo flaca que está ella y lo pelado que está él, pero no los invaden. Los respetan, los admiran, y, sobre todo, disfrutan que vuelvan a estar juntos sobre un escenario. Ese momento será el viernes, cuando suban a Metropolitano para ofrecer ese puñado de canciones que conocemos todos, y también algunas sorpresitas de los repertorios individuales y hasta un par de estrenos. «Nos une la pasión por las canciones», sintetiza Baglietto. Ella asiente y le hace la segunda. Sus voces siguen en el aire.
Pasaron 32 años del 14 de mayo de 1982. Ese mismo día, en Obras, Juan Carlos Baglietto presentaba «Tiempos difíciles», y a partir de allí nada volvería a ser igual. Ni para él, ni para el rock nacional, ni para ese grupo que lo acompañó: Fito Páez, Rubén Goldin, Muerto Sainz, Zappo Aguilera, más adelante Tulio Pusineri, y, claro, Silvina Garré.
Baglietto ya no usa el jardinero de jean, y su cabello lacio y largo no está más. La barba cambió de color y está más recortada, y la gorrita lo sigue acompañando, al igual que su electricidad, ya sea arriba o abajo del escenario. Desde ya que mantiene impecable esa piedra preciosa que lo puso entre los mejores intérpretes de la música popular: su voz y su emotiva capacidad expresiva.
Silvina tiene la misma mirada transparente del tiempo en que usaba el pelo con unos rulos ochentosos que ahora detesta. «No me gusta verme como era antes, parece que no fuera yo», dice respecto a su imagen de aquellos años y admite que se veía «más tensa, más rockera». «Me gusta más cómo me veo ahora, y el Juan de ahora también», agrega entre risas de Baglietto. De extrema delgadez, Garré tiene la frescura intacta. Y cuando recuerda los tiempos en que Rosario era un río de sueños, dice que se acuerda del grupo Neolalia, de allá por el 79, en el que Fito era tecladista, y se anima a tararear un tema de esa época: «Ojalá», con una afinación envidiable.
El tiempo es veloz. El paso del tiempo no es una piedra en el camino. Para ninguno de los dos. Y lo cuentan en esta entrevista con Escenario, con la máxima franqueza habitual. Mientras apuran un entrecot y un panaché de verduras en una mesa del fondo del bar de Santa Fe y Sarmiento, ambos tienen una grata predisposición para contar los pormenores de este encuentro.
Empieza Baglietto: «No hubo día y hora, sí nos empezamos a ver más frecuentemente; sí nos empezamos a dar cuenta que había una cosa que estaba viva en nosotros; sí nos dimos cuenta que nos respetábamos y nos queríamos, y no sé en qué momento exacto, pero entiendo que este encuentro sucedió en el instante en que ambos coincidimos en el tiempo para hacerlo. De todos modos, lo resumo, simplemente se basó en las ganas de juntarnos».
«Y el placer que nos da cantar juntos —interviene Garré—, en todos estos años si bien no habíamos hecho un espectáculo concebido a dúo como éste, siempre habíamos coincidido en distintos eventos y cantamos una o dos canciones. Y siempre sigue pasando aquella magia, esa química, y tiene que ver con que uno se puede reencontrar si estéticamente no se ha distanciado del otro. Pasaron años, pero tenemos el mismo respeto hacia la música y nuestro gusto musical no se ha distanciado».
Instantáneas. El fotógrafo Sergio Toriggino ya sacó las imágenes de ocasión y el dúo más mentado de la Trova Rosarina también se permitió bromear con algunas poses. Todo muy de entrecasa, ellos se sienten así. Son tan conocidos en Capital como en Córdoba, Tucumán o Mendoza, pero acá sienten que pueden salir a la calle en chancletas. Conocen la tierra donde pisan, aunque hace años que viven en Buenos Aires.
Cuando se le plantea a Baglietto cómo es abordar un repertorio de 25 años atrás, interrumpe para hacer una aclaración necesaria: «Es que no son todas canciones de 25 años atrás, el repertorio que hemos elegido tiene esas canciones emblemáticas, que la gente las pediría si uno no las hiciera, pero han pasado discos, shows, años y cosas desde lo artístico, porque ambos seguimos produciendo, no es que nos juntamos después de 25 años sin que hayamos hecho cosas que no tienen que ver con la música. Por ende hay un bagaje de cosas que nos han ido acompañando durante todo este tiempo, y muchas de esas canciones también están en este repertorio, pero también hay otras que eran del repertorio solista de Silvina, o mías, y las compartimos. Son versiones nuevas de todos los temas y algún estreno también».
Garré acota: «Hay temas que nunca cantamos en vivo ni grabamos. El show es íntegramente a dúo, porque el que hicimos antes no era totalmente así, sólo nos encontrábamos en algunos momentos. Las canciones siempre se pueden resignificar y renovar, y cuando un tema es bueno se podría componer en cualquier momento. Yo no me pregunto la edad de los temas, no sé el tiempo que tiene, yo creo que cada una de estas canciones se podrían escribir el año que viene y tendrían vigencia, tanto en las temáticas como en lo musical, y encima las compartís con otros músicos y se resignifica. Cuando tocás con otra banda, que le suma un arreglo distinto, uno se va enriqueciendo».
La banda que nombra Silvina, armada especialmente para esta gira, parece que es cosa seria. «Creo que no conozco otra banda que suene tan bien», dice Juan. «Se nota que son tipos muy sensibles», agrega Garré. Ellos son: Guido Martínez, en dirección musical, bajo y contrabajo; Mariano Delgado, en guitarras y charango; Víctor Carrión, en vientos; Adrián Charras, en teclados y acordeón; Julián Baglietto (hijo de Juan), en batería y Diego Alejandro, en percusión.
Como el único registro discográfico que tienen Baglietto y Garré juntos es aquel de 1989, en vivo en el Opera (la imagen adjunta es la foto original que se usó en la portada), más allá de algún VHS del Luna Park que anda circulando por allí, e incluso en Youtube, la idea es editar un DVD de esta gira, que ya lleva tres Opera en Buenos Aires, que ayer pasó por Córdoba y el viernes 23 de mayo tendrá una suerte de broche de oro en Rosario. «No sabemos cómo lo vamos a editar, pero para que las cosas pasen primero tienen que existir, y lo que te puedo asegurar es que ya se grabó y va a salir, porque queremos que quede un documento de este encuentro, 25 años después», dice Baglietto.
—¿Qué extrañan de aquel Baglietto y aquella Garré de los 80?
Garré: Nada, no extraño nada, te soy sincera.
Baglietto: Yo tampoco, por supuesto que uno va poniéndose menos fresco y tiene más mañas, pero acá hay un denominador común que no tiene que ver ni con la frescura ni con las mañas, que es la pasión.
Garré: Muy bien.
Baglietto: Y eso es lo que permanece intacto ¿me entendés? Yo, en lo personal, ¿soy más mañero?, sí, es verdad; ¿soy más hincha huevos?, sí, es verdad; ¿estoy más viejo?, sí, es verdad; ¿tengo el culo más caído?, sí, es verdad, pero (risas) pero la pasión está…Ahora el título de la nota es «Baglietto tiene el culo caído», ¡uh!, no tiene retorno esto (risas).