Prócer del rock nacional, recibe un merecido homenaje de parte de sus amigos.
Un reparto rutilante, el rescate de piezas sagradas del rock argentino y una ambiciosa apuesta mainstream sostienen a «Lebón & Co». En otro tiempo, esta suma de voluntades hubiese despertado la ira de los que cre cieron escuchando al Ruso polifuncional: baterista de Color Humano, bajista de Pappo’s Blues y Pescado Rabiosa, tecladista de Espíritu, y líder asociado de Polifemo y Serú Girán en el doble rol de guitarrista y cantante. Un historial abrumador marcado por su cálido tono espiritual a la hora de cantar la “música del alma” o revelarse como inventor de sentidos para guitarra. Demasiadas glorias en el pasado y muy poco para destacar de los últimos 20 años.
La foto de tapa anticipa el contenido. La imagen es tan pop como la decoración vintage del local de guitarras. Parte de esa línea estética aparece en la producción de impacto instantáneo que elaboró Gabriel Pedernera (Eruca Sativa). El envión inicial de Julieta Venegas (“Puedo sentirlo”) y Coti (“Dejá de jugar”) explora la sobrevida pop de canciones rescatadas del olvido. En cada tema aparece el característico sonido de la guitarra del Ruso, rayos y acordes milagrosos para entender la historia. La restauración de viejos clásicos mejora con la conexión Spinetta en la voz de “Hola dulce viento” a cargo de Emmanuel Horvilleur, y se expande hacia un ambiente electro en la interpretación de Lisandro Aristimuño a través de aquella preciosa perla glam llamada “Casa de arañas”.
«Lebón & Co.» expone vicios y virtudes de los discos de versiones basados en la lista de invitados. Aquí las contribuciones de Leiva y Carlos Vives seguramente aportarán nuevos seguidores al guitarrista pero corren el foco del álbum a un plano más cercano a los trabajos de Diego Torres. En cambio, el diálogo cercano con pares como Ricardo Mollo, Andrés Calamaro y Fito Páez trabaja sociedades menos forzadas y revela nuevos matices en temas de la era Serú Girán. El Salmón conmueve gracias a su fervor devoto al revisar
“Parado en el medio de la vida”, y algo similar sucede con “El tiempo es veloz” a dos pianos emocionados entre Fito y Lebón. Queda como acertada reparación histórica el regreso de Polifemo, la banda incomprendida de Lebón, con un versión en frecuencia Pappo de “Suéltate rock & roll”.