El conjunto de Luján Sevelhumano lanzó su segundo álbum, “Pictónico”, con diez canciones que muestran su evolución en el rock durante una década de formación.
“En este tiempo hemos evolucionado en varios aspectos, tratamos de hacer las cosas de manera más profesional, tanto arriba como abajo del escenario –afirma el guitarrista Matías Tregoning-. Hay muchas cosas que atacar en simultáneo y cuesta hacerlo de manera independiente, pero por suerte hay muchos amigos y familiares que se suman aportando lo suyo para que Sevelhumano pueda seguir creciendo”.
Formados en Luján en 2007, la banda hoy se completa con Juan Ambiela (voz y guitarra), Emanuel Granatti (bajo) y José Ambiela (batería). Su álbum debut, “La era de las máquinas”, lo editaron en 2013; y cuatro años después presentan su sucesor.
Matías señala que, al igual que cuando grabaron el primer disco, en este flamante “Pictónico” quisieron mostrar el momento por el que estaba pasando la banda, retratar en canciones una foto que representara lo que sucedía en la sala de ensayo, y agrega: “La mayor diferencia estuvo en el proceso de grabación, ya que esta vez trabajamos con un productor, Lucas Gómez. ‘La era de las máquinas’ lo grabamos nosotros de manera integral. Juan, nuestro cantante, es técnico de grabación, y su estudio es también el lugar donde ensayamos y grabamos. De la combinación del trabajo de Lucas con las canciones que compusimos, surgieron nuevas ideas y sonidos. Este disco es un poco menos crudo y más prolijo, con los sonidos dándose más lugar entre sí, logrando más claridad”.
¿Qué cosas del primer álbum conservaron para volcar en este segundo material?
Nos gusta que la música tenga fuerza, empuje. Por eso buscamos hacer más prolijo el sonido, pero sin perder esos factores. Mantuvimos en gran medida las melodías rockeras en los riffs y las líneas de voz. También le damos muchísima importancia a las letras. Ya para el primer disco las habíamos trabajado entre los cuatro y para “Pictónico” conservamos esa forma de crearlas, incluso siendo más minuciosos en las correcciones y detalles.
Llevan una década de formación, ¿qué balance hacen de estos 10 años y qué anhelos les quedan por cumplir?
El balance es muy positivo. Hace rato que entendimos que las cosas se logran de a poco y que hacemos música principalmente porque es lo que más nos gusta hacer, y lo disfrutamos muchísimo. Todo progreso y crecimiento es bienvenido y suma mucho para mantener las ganas de seguir en este camino. Anhelos por cumplir siempre hay. A medida que alcanzamos objetivos, aparecen nuevos. Lo que más satisfacción da es llegar cada vez a una cantidad mayor de gente para poder seguir grabando discos y hacer shows cada vez mejores.