La pregunta no surgió únicamente como necesidad periodística: desde hace varias semanas es el interrogante que circula en los me dios allegados a la música de rock argentina. No es casual tampoco que, periódicamente, algún grupo pase por una severa crisis que ponga a prueba su perdurabilidad.
Con Vox Dei las cosas empezaron a tener aspectos empalidecedores después de algunas actuaciones. realizadas en la zona de la Costa durante el verano pasado, que no fueron juzgadas demasiado bien por los entendidos que las presencia ron. Ese rumor llegó a Buenos Aires. Además, mientras para algu nos sus nuevos temas erar real- mente muy buenos, para otros dejaban mucho que desear: “Como si Vox Dei se hubiera estancado”, decían, un burlote que visiblemente carece de fundamento. Pero las versiones siguieron. Y tuvieron eficaz confirmación de que algo pasa- ba cuando, sólo misteriosamente, y a través de intrincados caminos de información, pudo saberse que el guitarrista Nacho Smilari había si do excluido del grupo por problemas (esta vez sí que no existió el argumento musical de siempre) de nivel personal. Desentendimientos, fricciones con el resto del grupo rían originado la determinación. Con mucha reserva se realizaron gestiones en Buenos Aires (el grupo permanecía en Villa Gesell) para conseguir un reemplazante
Uno de los apalabrados fue Edelmiro Molinari. Aunque la propues: ta fue insistentemente desmentida por ambas partes. el ofrecimien to existió. Había motivos para ello —aunque la integración de Moli nari parezca sorpresiva. Cuando el ex Almendra estuvo en Villa Gesell para presentarse en un breve ciclo de recitales compartido con su mujer, Gabriela, se encontró con Ricardo Soulé, y ambos realizaron algunas zapadas juntos du rante dos o tres dias: un tipo de contacto que nunca antes habían mantenido, a pesar de conocerse hace tiempo. Ambos quedaron bastante entusiasmados con lo que hi- cieron e, inclusive, surgió de alli un propósito de ambos —aún pendiente— de realizar alguna vez una gran zapada en un teatro que se denominaría «Solamente blues” y que Molinari tenía intenciones de presentarla en el cicio B. A. ROCK Enterado Molinari de la propuesta de Vox Dei no aceptó el ofrecimiento, entre otras cosas, porque él está convencido de su propio grupo. la idea fue después también deshechada por el propio Vox Dei (el único sostenedor de la inclusión de Molinari era Soulé) al analizar lo impracticable de la idea ya que Molinari posee una línea y trayectoria totalmente diferente a la de Vox Dei, a pesar de que, a veces puedan tener puntos en común.
Replanteada la situación Vox Dei hizo algunos intentos más concretos y, finalmente, resolvió continuar como trío, decisión bastante difícil para el grupo ya que, el.os mismos reconocen que no son grandes instrumentistas, y que el Ccusu de la formación en terceto de serán esforzarse mucho más y cubrir mayor cantidad de flancos que, anteriormente, quedaban —como en cualquier cuarteto normal— para la función del guitarrista rítmico.
Desde que ocurrió la separación de Nacho Smilari, el grupo tuvo una única presentación como trío, en el interior de la provincia de Buenos Aires (Tandil), que fue realizada más por un compromiso contraido con anterioridad que por las ganas de experimentar en trío.
A pesar de cierta esforzada autoconviccción de que “todo anda bien así”, el conjunto ‘eniía en las últimas semanas serias dificulta des en el orden grupal. Visibles, desde el exterior, fueron no obstante, desmentidas. Sin embargo, hace apenas unos días, el manager del grupo, Fredy Barbará, prácticamente el quinto integrante del grupo, desde hace dos años, se desvinculó del grupo, dejando en evidencia una nueva profunda crísis que se sumaba a la ya existente al ser desvinculado Smilari.
Una conversación de un redactor de Pelo con el bajista Willy Quiroga arrojó, a pesar de todo, resultados positivos. Bastante ubicado en la realidad que lo circunda, Quriga insistió con la teoria del grupo de no prestarse más a un juego comercial establecido para la asunción de un grupo: bailes y tongos generales. Reafirmó además en la convicción del grupo en permanecer unido por sobre todo “como única medida de demostrar que no está todo perdido para nadie, que seguimos creyendo en esto, en la música, como el día en que empezamos”. No es todo, Vox Dei, o sus tres integrantes parecen ser concientes de otros elementos: “Nuestra responsabilidad con el público —dijo Quiroga— es perfectamente conciente; sabemos a dónde hemos llegado y que se espera mucho de nosotros, creo que vamos a corresponder con todos aún a pesar de nosotros mismos”.
Seguramente en las próximas semanas, el: panorama del grupo se aclarará definitivamente (deben comenzar oficialmente sus recitales y sesiones de grabación, ya que hace más de un año que no editan). Para entonces, es probable, inaugurar una nueva etapa, tal vez la más madura, la de la sintesis. Todos están frente a ellos ahora, curiosos, inquisidores —quizás algo morboso esperando una respuesta a todo. Ellos tienen la responsabilidad, la sienten. Pero si no lo hiceran, si se quedaran, si se sienten cansados, asumiéndolo seguirían siendo tan libres, como ellos mismos lo sostuvieron: “Corre siempre adelante sin mirar atrás”.