Siempre escape del templo de tu piel,
nadie pudo rescatarme.
Herético, jamás me arrepentí y no pedí perdón…
Tus ángeles queman ese amargo polvo y dan sobriedades celestiales.
Perdí la fe, su luz me encandilo como a libre en el camino.
Tu dogma es cruel, difícil de negar, jamás lo profanas…
Rezándole puedo estar y consumiendo una vez más
deidades ideales.
Humo de la oscuridad, fuego de la soledad…
Ojos en la eternidad… tu milagro cegará!
Mi sueño gira como un espiral
atraviesa los misterios
y es un mal viaje de narcóticos sagrados y ritos ancestrales.
Tus ángeles queman más de ese amargo polvo y dan sobriedades celestiales.
Humo de la oscuridad, fuego de la soledad…
Ojos en la eternidad… tu milagro cegará!