En el año 1994, Los Piojos grababan su segunda placa «Ay ay ay». A partir de allí, la banda liderada por Andrés Ciro comienza a tener trascendencia mediática. Un esencial del rock argentino: «Pistolas».
Buenos Aires, Ciudad Jardín, El Palomar, septiembre de 1994
Un remis recorre las calles de la ciudad una noche cualquiera. El conductor es un personaje especial, un músico que intenta abrirse camino en el rock nacional tocando el bajo en «Los Piojos», una banda que ya editó un disco sin mucha repercusión. En el auto suenan los Rolling Stones, parece una noche tranquila, hasta que algo la altera para siempre: un asalto violento, y una bala que se introduce en la cara de Miguel Angel «Micky» Rodríguez, el remisero/bajista, que zafará de milagro del episodio.
Lo vivido por Micky se repite casi a diario en el conurbano bonaerense. La violencia es moneda corriente. Hay «pistolas que se disparan solas, caídos, todos desconocidos, bastones que pegan sin razones, la muerte es una cuestión de suerte». Con esa crudeza relató la situación Andrés Ciro Martínez, cantante y líder de «Los Piojos», días después del terrible momento sufrido por su compañero.
La letra de «Pistolas» denuncia la violencia que viven millones de personas. «Cosas así le pasan todos los días a un montón de gente y muchos ni siquiera pueden contarlo. Yo salí más o menos bien del asunto» diría Micky luego. «Que se maten nomás, que se maten nomás, en el Gran Buenos Aires, en la parte de atrás» grita y reclama Ciro en otra parte de la letra.
En noviembre «Los Piojos» entran a los estudios Del Cielito a grabar su segundo disco «Ay ay ay», con la producción de Alfredo Toth, ex bajista de «Los Gatos». «Nosotros decíamos: ‘ya está, vamos a grabar’. Y nos dimos cuenta que faltaba bastante. Alfredo nos hizo ensayar un mes, tipo cuatro horas fuertes por día, para ir puliendo los temas. Por ejemplo ‘Ay ay ay’ duraba diez minutos y nos parecía corta», contaría Ciro tiempo después.
El álbum se edita en diciembre y será muy importante en la carrera piojosa gracias a canciones como «Pistolas», «Ando ganas» y «Babilonia» entre otras. «A todos los discos les tengo cariño, pero ‘Ay ay ay’ es un inicio, una subida de escalón» diría Micky años más tarde. Conocido como ‘el disco rojo’ por el color de su tapa, este álbum fue dedicado a Diego Armando Maradona, dando inicio a una amistad con El Diez que perdurará por muchos años.
Las primeras veces que tocaron «Pistolas», el tema se iba con la armónica de Ciro. A Alfredo Toth le gustó ese arreglo y lo mandó al frente en el estudio, por eso la versión que quedó en el disco abre con el ‘hook’ de armónica que termina siendo un gancho inconfundible. Hoy basta escuchar unas pocas notas de ese comienzo para reconocer una de las canciones más importantes en la historia de la banda.
Ficha técnica:
Autor: Andrés Ciro Martínez
Intérprete: Los Piojos
Integrantes: Andrés Ciro Martínez (voz y armónica), Daniel ‘Pity’ Fernández (guitarra), Gustavo ‘Tavo’ Kupinski (guitarra), Micky Rodríguez (bajo) y Daniel Buira (batería)
Álbum: «Ay ay ay» (1994)
Duración: 4 min. 55 seg.
LetraTanto, tanto te cuidabas y ahora estás escofinada
nadie te fue a ver.
Me acuerdo cuando bailabas, me acuerdo que ni mirabas
nunca entendí bien.
Un escote que termina donde empieza la caída
de algún otario sin red.
No te salvó el día en que salías, discutían y el botón
tiró y ya ves.
Cemento caliente al piso rosa
la pared que te hizo aullar como un bebé.
Jubilados de un derecho que cortaron como helecho
el techo hizo caer.
Solos, y otra vez sin nada, después de haber dado entrada
sin salida a la vejez.
Retumban las venasm los muchachos y las nenas a la carga,
otra vez.
Pistolas que se disparan solas.
Caídos, todos desconocidos.
Bastones que pegan sin razones.
La muerte es una cuestión de suerte.
Pistolas que se disparan solas.
Caídos, todos desconocidos.
Bastones que pegan sin razones.
La muerte es una cuestión de suerte.
Es así, no hay más que hablar.
Te va salir, por donde no esperaste.
Es así, no hay más que hablar.
Te va salir, por donde no esperaste.
Que se maten nomás, que se maten nomás.
Que se maten nomás en el Gran Buenos Aires.
En la parte de atrás.
Háganse su ghetto, quédense en su barrio
y que no se ajuste el cinturón de Rosario
Santiago del Estero, peleando su dinero
pongamos policías que se maten nomás
que se maten nomás.
Quizás no sea el vino…