Luego de años frente a Los Cadillacs, finalmente edita su álbum solista. La entrevista de Mariano del Mazo, para Clarín.
Mueve el mouse de su computadora y clickea en Mongo Aurelio. De los parlantes que enmarcan la pantalla se escucha una feroz zapada con Flavio Cianciarulo en voz. «Son temas que fueron quedando. Queremos sacar un disco de los Cadillacs con estas cositas. Las estamos viendo con Minimal», dice Gabriel Fernández Capello, alias Vicentico, camisa a cuadros y pelo revuelto. En su casa de Boedo, a siete cuadras de donde jugaba a la pelota de chico («ahí, al costado de la vía», informa en un único rapto de nostalgia), manipula viejas grabaciones de Los Cadillacs con la conciencia de que no habrá nada nuevo por mucho tiempo. Hoy la banda no existe: cada uno está metido en su proyecto y Vicentico lo dice como dice todo: con desgano o fatalismo. «Es una etapa. Cada uno está en cosas que no tienen nada que ver con los Cadillacs. Disparamos para distintos lados. Paramos uno, dos, o tres años. Nadie quiere decir: Dale, empecemos ahora, porque sabemos que ahora nadie puede. Veremos qué pasa».
Qué pasa. Pasa que a Vicentico lo único que le interesa es lo que tiene sobre la mesa: su primer disco solista que sale el viernes y que, después de barajar decenas de nombres y de haber perdido por abandono en el intento, decidió titular…Vicentico. Producido por Afo Verde, el álbum muestra la estirpe de compositor de canciones a la que pertenece Vicentico quien, desde Galápagos (1986) a C.J. (1999) funcionó como contrapunto del estilo inflamado y político de Flavio (Mal bicho, Las venas abiertas de América Latina). «A mí sinceramente algunas de las cosas con más bajada de línea del Gordo mucho no me interesaban. Otras me parecen buenísimas».
¿Qué ganás y qué perdés con esta nueva etapa?
Bueno, en una banda grande como los Cadillacs es muy posible que tu canción se vaya a la mierda. Para bien o para mal. Es todo un aprendizaje estar en un grupo. Ahora yo puedo hacer lo que quiero, pero en una banda no es así. Yo, de pronto, componía una canción en el piano, la llevaba a la banda, Ariel Minimal metía una guitarra, Flavio hacía una línea de bajo… Al final terminaba siendo otra canción.
¿Hay temas incluidos en tu debut que fueron quedando al margen en los discos de Cadillacs?
No, son todos temas nuevos, que están escritos en el último año.
¿Se los mostraste a los otros Cadillacs?
A Flavio no, porque está en México. Nos mandamos mails todos los días pero casi no hablamos de música. A Minimal, sí, y él me mostró lo que está haciendo en Pez.
El corte de difusión del disco se titula Se despierta la ciudad, es un mambo y trata, precisamente, el tema de los miedos de la clase media: «Sale de su casa, se va a trabajar / con el miedo que le dice que está hasta las manos / traba la puerta porque está asustado / el niño que baila le va a robar». «A veces veo la gente en sus autos, en los semáforos, aterradas ante chicos de 6, 7 años. Es muy raro todo».
El disco está integrado por 12 canciones. Excepto el cover del bolero Algo contigo (Chico Novarro), todos los temas pertenecen a Gabriel Fernández Capello. A pesar de su rítmica variada —hay murga, rumba flamenca, balada— tiene un criterio homógeneo en cuanto a sonido. En eso fue clave la participación de Daniel Buira, líder de la agrupación percusiva La Chilinga y responsable del concepto musical de Tercer arco, el disco más logrado y vendedor de Los Piojos. «Dany le dio el carácter al disco», dice, definitorio, Vicentico.
Además de Buira en batería y percusión, la banda está integrada por Silvio Furmansky (guitarra), Daniel Castro (bajo), Germán Wiedemer (teclados) y Gonzalo Matías Ruiz y Pablo Damián Neiman (percusión), una formación inspirada por el olfato de Afo Verde (el productor de Diego Torres y Bandana, entre otros exitazos). Hay potenciales hits como Vamos y Cuidado (una sutil apelación a los episodios de los piqueteros y la policía en Puente Pueyrredón —»Cuidado, que del sur vienen soldados / empujados por el sueño de ganar»—), una versión cool de Cuando te vi (la cortina de Mil millones) y dos canciones enormes marca Roble: Todo está inundado y Quisiera.
Vicentico está a punto de comenzar a ensayar con vistas a un concierto grande en Buenos Aires y a presentaciones que aspira a hacer en México y Europa.
Además de las canciones de este disco, ¿vas a hacer temas de los Cadillacs?
Por supuesto. Todavía no diseñé el show, pero sí, seguro.
¿Aunque no sean temas tuyos?
Bueno, principalmente voy a hacer los míos. Pero también haré alguno de Flavio.
Repantigado en una silla, Vicentico muestra una serenidad inconmensurable. Lo acaban de llamar de la producción de Los guantes mágicos, la película de Martín Rejtman que protagoniza junto con su esposa Valeria y que está terminando de rodar. «No… Me quiero morir. Mañana filmo a las siete y media de la mañana», se queja pero no tanto: siempre está ubicado en un lugar equidistante entre un profesionalismo radical y una indolencia de estudiante secundario. Nada parece perturbarlo. «No siento ansiedad por el disco. Ya está, lo que ocurra a partir de ahora no me importa. ¿Qué puede pasar? Nada malo. De última, la música sigue. Y siempre están los Cadillacs, mis amigos».