Tweety González, una figura esencial en la música popular argentina, publica su primer disco en cuarenta años de trayectoria. «Twitin Club» representa un hito en su carrera de músico, productor, tecladista y arreglador. González, quien también es creador de su propio sello discográfico, Twitin Records, ha trabajado con una amplia variedad de artistas a lo largo de su carrera, incluyendo a Lisandro Aristimuño y Maia Tarcic, quienes colaboran en este nuevo proyecto.
González expresó su motivación para crear este álbum, diciendo: «El disco es algo que me lo debía y en algún momento lo quería hacer, como esa figurita que te falta en el álbum».
En cuanto a su enfoque en «Twitin Club», en una entrevista de Juan Manuel Dominguez, González compartió: «Después de hacer más de trescientos discos para otros, tener uno propio en un momento se convirtió en una necesidad. Después de meter tanta mano propia en la música de otros, quería tener 100% control mío. A la vez, se llama Twitin Club, porque tiene un alma colaborativa. Hay mucha gente co-creando, y ‘el single, Jazzypop, era un homenaje al boliche que yo me crié: es el único tema instrumental del álbum, es el más rockero”.
Cuando se le preguntó sobre lo que más le enorgullece de su carrera, González mencionó: «Si voy presente para el pasado, acabo de terminar un disco de Miau Trío, tengo mucho cariño por el segundo disco de los Kuryaki, tengo cariño por Hey, un disco bastante darkie de Fito. Están atados a momentos los discos, no es solo la música”.
Sobre su proceso creativo y la pandemia, González reflexionó: «Tuve que vencer la autocrítica feroz, encontrar los tiempos mentales y físicos (a veces tenés el tiempo en la cabeza, pero no en la realidad). La pandemia colaboró. El factor tiempo apareció: sobraba tiempo. Lo único bueno de la pandemia fueron ese tipo de cositas».
En cuanto a su lugar en la música argentina, cree que «es más valioso escuchar música nueva que la de un Grammy que la está pegando. Escucharlos antes, tres meses antes de que salgan a la calle, que me pregunten si me gustó, si les puedo tirar una punta. Eso me da más alegría que un premio, que un Gardel o un Grammy».
González también habló sobre el momento inicial que lo atrajo hacia la música: «Cuando era chico lo ví a Tito Alberti, el papá de Charly, haciendo un solo de batería en Feliz Domingo, a principios de los años 70. Ahí me dí cuenta que me gustaba eso, aparecían los discos de mi casa, mi mamá tocaba el acordeón, yo estudiaba música desde los 4».
Al abordar los cambios en la industria musical, González señaló: «Yo creo es global, siempre es global. Hubo dos cambios que están muy relacionados. Primero internet, y eso trae de inmediato la segunda cuestión: la gratuidad. La gente no paga por la música. 99% de la gente consume gratis la música. Eso cambió mucho la cosa, y es la pata que no me gusta».
González también compartió su perspectiva sobre la importancia de valorar la música: «Vamos por la segunda generación que no paga música. Siempre hubo gente que pagaba, que no escuchaba discos, y escuchaba radio. OK. Pero esa gente siempre estuvo, a la par que la gente que compraba música. La gente que compraba se quedó en el vinilo. Es un objeto, es merch. Se regala, se compra de vez en cuando. Tengo suscripciones pagas a todas las plataformas. Soy un profesional y tengo un sello, me corresponde hacerlo. Me da bronca que la gente no quiera pagar mil mangos de Spotify. ¿Cómo querés que los músicos cobremos buenas regalías si no querés pagar ni mil mangos por la música? Empecemos por ahí: el público, aunque sea utópico, tiene que ser más analítico, y tiene que entender que paga toda la música del mundo nada».
Por último, González reflexionó sobre su papel en la industria musical actual: «No descubrí nada, pero yo soy el presidente de la Asociación de Sellos Independientes de Argentina, y sí descubrí otros sellos. Eso me hace conocer mucho el paño, los colegas, y son sesenta sellos de todas edades, de diferentes realidades. Muy sacrificado. La gente ya no tiene mucha idea para qué sirve un sello, es un conocimiento muy de melómano en un punto. El digital lo ha hecho muy poco rentable. Uno espera que en algún momento de los años levante, pero no sucede y también solo empeora. Es más difícil trabajar de la música hoy, y yo tengo la suerte de tener una carrera sólida que empezó hace cuarenta, cuando éramos muy poquitos. Cuando empecé éramos muy pocos».