La cantante bonaerense presenta un disco en el que la producción minimalista de Juan Paio Toch y el cruce de géneros le permiten explorar una faceta más bailable y pop.
En su reciente disco Alma Gitana, la cantante bonaerense Sofía Viola logró una integración musical de géneros populares y sonidos ancestrales. “No es que dijimos ‘vamos a hacer un disco pop’, sino que los mismos ritmos y sonidos nos fueron llevando hacia ese lugar”, explica Viola sobre el álbum, lanzado en 2024, en el cual explora desde el reggaetón y la bachata hasta el bolero, la música árabe y el flamenco. “El disco quedó minimalista, ancestral y moderno. No pierde la huella folklórica, pero es folklórico de otros lugares. Mi búsqueda no se detiene en la música de América latina”, aclara la cantante en una entrevista con Sergio Sánchez.
Con producción de Juan Paio Toch y grabado en Córdoba en cinco sesiones, el disco incluye ocho canciones de autoría de Viola y un bolero de Carla Vaccaro, “La devota”, que Viola versiona en formato de bachata. La grabación reflejó el deseo de la artista por explorar una faceta más pop y bailable, al tiempo que descubría un nuevo matiz en su voz. “Paio intuye de una manera distinta las canciones… cuando el otro está tocando, la intensidad instrumental la maneja el otro”, señala Viola. Esto le permitió “descubrir otras voces en mí, más sensuales”.
Las referencias para el disco fueron variadas y abarcaban desde Alejandro Sanz hasta los Gipsy Kings, C Tangana, y Rosalía. También sumó influencias de música étnica, integrando sonidos de Egipto, Pakistán y Turquía, además de la esencia del pop de las radios de los noventa y dos mil. “Nunca había podido desarrollar eso en un disco porque no me había encontrado con un productor que se animara a popear el folklore sin que quede forzado”, comenta.
Viola también explica que parte de esta exploración de ritmos vino de influencias como la música árabe, a la que se acercó tras ver con su madre la telenovela El Clon durante la cuarentena. Este interés inicial creció hasta incluir la música del Sahara, Egipto y Turquía, que influye en composiciones como “Alma gitana” y “Yo quiero saberlo todo”. Al mismo tiempo, otros géneros, como el reggaetón y la bachata, comenzaron a ganar su atención. “Lo había ignorado durante toda mi adolescencia, no me gustaba, pero después empecé a encontrar unas joyitas como Tego Calderón y Daddy Yankee… La bachata siempre me gustó, escucho Juan Luis Guerra desde que era chica”, cuenta Viola sobre este interés que se refleja en temas como “Bachata con Dios” y “La del río”.
Con este disco, Viola también lleva su música a un terreno más visual y teatral. En el concierto que está preparando para la presentación de Alma Gitana, la artista explora una faceta más actoral y coreográfica, liberándose de su guitarra y aprovechando la tecnología para acompañar su música con pistas. “Este disco me abre las puertas para experimentar un poco más. Con las pistas se pueden hacer muchas cosas. Y pensando también en la situación en la que estamos, en una crisis tremenda… puedo hacer sonar algo contundente sin tantos impedimentos económicos”, concluye la cantante, quien también reflexiona sobre el papel de los artistas en un momento difícil para el país: “Es importante que los artistas sigamos haciendo cosas y contribuyendo al bien desde lo musical”.