Anti-Menem, anti-militares, anti-Kirchner, anti-Gieco, anti-FMI, anti-iglesia, anti-Pergolini… Las Manos de Filippi (los músicos de la banda de sonido de las manifestaciones piqueteras) dieron un recital en El Teatro de La Plata.
En esencia, Las Manos de Filippi son una promesa del rock nacional que hizo del discurso la piedra fundamental de su propuesta. Las reivindicaciones piqueteras (desde 1997, cuando se iniciaron las protestas sociales con cortes de ruta, tocan en piquetes), las letras politizadas (son los autores de «Sr. Cobranza», el himno antimenemista de la segunda década infame) y la actitud contestataria son los tres pilares de ese discurso que cada tanto se intenta callar. Hace menos de un mes fueron censurados otra vez.
Ya en 1998, cuando Bersuit Vergarabat incluyó «Sr. Cobranza» en Libertinaje, el Comfer prohibió la difusión de la canción. Después la discográfica (Universal) que había editado su primer disco (Arriba las manos, 1999) les rescindió el contrato en malos términos y con diferencias ideológicas decisivas. En marzo se presentaron en Neuquen ante cinco mil espectadores. Al día siguiente intentaron repetir la movida en Cutral-có para los obreros de Zanon que se agruparon en una cooperadora y reabrieron la fábrica. Las presiones políticas formaron trabas inevitables y el show no se pudo realizar. Parecería que ya están acostumbrados a los embates de la mordaza: «La censura produce bronca pero nos da más fuerza. Volveremos y seremos peores (Mosky)».
¿Cómo toman la decisión de Kirchner de convertir a la ESMA en un museo de la memoria?
Cabra: Es obvio que lo que hace Kirchner es circo. Si pudiera tener a la ESMA con gente torturada, la tendría. Se sigue con el plan que empezó con la dictadura y no cambió nada. Lo que pasa es que se tiene que adaptar, modificar los discursos de acuerdo a lo que se va ganando por la presión de la gente.
Mosky: El mejor homenaje que podrían hacer es meter en cana a todos los milicos genocidas que están sueltos. Les están haciendo un juicio tan largo que cuando termine van a estar tan viejos que no van a ir a la cárcel y van a ser presos de lujo.
Hay algo de anarquía en la personalidad de los integrantes de Las Manos. Esa desorganización se plasma en los múltiples proyectos que giran en derredor del grupo. Incluso Cabra toca en la calle: «Siempre hago espectáculos callejeros, sobre todo en La Plata. Es una faceta en la que el oficio de músico está llevado al extremo, pero me copa tener esa posibilidad. Siempre lo hice sin la ayuda de Las Manos, la gente disfruta más y es más fácil laburar. Lo copado del escenario es el sonido, pero en la calle tenés a la gente, es otra historia».
¿Cómo van los grupos paralelos?
Cabra: Van bien, Mosky grabó un disco nuevo con Stimulation (música electrónica) y lo de Chechino (música arrabalera de Cabra) va bien. Y ahora salió La Corporación que incluye a Charly y Pecho, los vientos de las Manos. Van a seguir surgiendo los proyectos relacionados.
Se parece al colectivo musical que formó Mano Negra.
Cabra: Cuando arrancamos había más diversidad de cadencias. Al abrir diferentes páginas, tenemos más posibilidades de experimentar a fondo con los ritmos.
A partir de la explosión de «La cumbia del cucumelo» les ofrecieron grabar en DBN pero no con Las Manos, sino un disco de cumbia. Grabaron como Agrupación Mamanis (Reír por no llorar, 1996) y sufrieron la primera separación grande. Entonces quedaron tres (ambos cantantes y el baterista Juan Gisower) y «empezamos a sonar mas power». El ingreso de los caños y hace tres años les dio una dinámica que perfeccionó el acabado de las canciones.
¿Cómo se toman el hecho de que se hayan popularizado tanto dos canciones de ustedes pero no a partir de las versiones propias?
Cabra: Me parece que a las compañías no les daría la cara para sacarnos otro tema más y hacer negocio dejándonos afuera. La tercera es la vencida y si caemos otra vez somos unos giles. Vamos a tratar de pegarla con un disco nuestro y no darle de comer a ninguna discográfica, por ahora. En aquel momento comieron de nosotros Magenta y Universal, pero le sacamos nuestro provecho. Por la difusión la gente se entera que «Señor Cobranza» es nuestra.
El marketing no se comió la banda.
Cabra: Nuestro último disco tiene un año y al ritmo de la difusión que tenemos los discos duran más que un año. Un pibe que no sale y se entera de todo por la Rock & Pop tarda cuatro años en saber que esa canción era de Las Manos. Pergolini recién nos pasó al otro día del 19 y 20 de diciembre, y ya teníamos diez años. Sabemos que es más lento, pero más satisfactorio y divertido.
¿Cómo es la propuesta del Recital Sin Marca?
Cabra: Va a ser el 17 de abril en un lugar en Once. Lo estamos organizando con los chicos de El Otro Yo. Rescatamos una idea de una agrupación de Canadá que intenta hacer ver que lo natural sería que las bandas organicen un festival sin marcas que esponsoréen. Es una contraposición al Quilmes Rock o al Cinzano Cosquín Rock, que no son festivales independientes.
Mosky: Van a tocar bandas under o de culto como Satan Dealers, Massacre, Bulldog, Diego Boris y la Resistencia.
Cabra: Para nosotros el tema de la independencia no pasa por ser de Universal o firmar contrato, sino que está en llevar adelante el proyecto musical y no permitir que la compañía se meta en el disco o la gráfica artística. Si sale por Universal sos vos el que lo usas. Si no se negocia eso se pasa de ser una banda de rock a ser un músico que tiene laburo. La cultura de rock trae lo de abajo que rompe con lo establecido y la compañía aporta las técnicas de marketing que repiten lo que ya se vendió.
Mosky: Por ejemplo ahora quieren imponer a Victor Heredia, León Gieco o Serrat. Los invitan a todos lados y los muestran como músicos populares por que se oficializaron.
El show del sábado 27 en El Teatro sirvió para festejar los doce años de la agrupación. Se trató de un recital potente y sin fisuras. Las trescientas y pico de personas que se acercaron la lugar se deben haber retirado exhaustas. Las Manos pasan por el escenario descargando energía permanentemente. Las arengas de «Los métodos piqueteros» le dieron inicio al recital. De ahí en adelante todo fue crítica ácida y ruidosa de la realidad socio-política argentina. Ese discurso se apoya en el mix de rap, hardcore y cumbia que registraron Mano Negra y Todos Tus Muertos. Aunque la distorsión permanente acompañada por guiños políticos también hacen pensar en los desaparecidos Rage Against The Machine.
Al principio pasaron canciones de su última placa («Hasta las manos», 2002). Las versiones de «Organización» y la festiva «Antrax» calentaron el lugar. Promediando el recital pasaron al repertorio de Agrupación Mamanis, y tocaron «Hongo x hongo», «Mama Pepa», «Perro obrero» y «Ven ven». Obviamente «El himno del cucumelo» en dos versiones y «Sr Cobranza» fueron de las más festejadas. Un buen momento se dio cuando Cabra cantó dos canciones de Chechino y provocó algunas risas. También presentaron un delirio hecho canción bautizado «El Tango». Hacía el final dejaron «Ballenas» y «Cutral-có», aggiornada al kirchnerismo. El clima del recital puede medirse por los gritos de algunos espectadores entre tema y tema: «Luchar, vencer, obreros al poder».