El artista chivilcoyense continúa apostando a la música con “Señales”, un nuevo EP de cuatro canciones.
Si bien no hay concepto definido a nivel integral, el foco que pone Nicolás Muchiut a la producción musical y letrística de su EP “Señales” es digno de destacar. En el caso de “Barro de color” y “Oleaje”, los hermana ciertas reminiscencias al funk. Este último cuenta con la colaboración de Ignacio Arigós, que otorga la magia necesaria para convertirlo en uno de los favoritos del solista. “Lobos en mi alma” conecta con su lado rockero, algo más sideral y experimental; y “Paracaídas” brinda el cierre perfecto a modo de balada. Los créditos del flamante arte de tapa que acompaña, corresponden a Alejandro Juancorena y Carlos Fernández (Agencia Fernández Juancorena).
¿Cuál fue el criterio al momento de seleccionar las canciones para este nuevo EP?
El proceso de selección de las canciones se dio en la pre-producción. Con Choky, quien fue el productor, nos sentamos con un racimo de canciones y seleccionamos las que tenían más jugo para exprimir.
A nivel conceptual. ¿existe un hilo conductor entre las mismas?
No existe un hilo conductor claro al momento, pero el tiempo se lo va a ir otorgando; como me pasó en otros trabajos, que no tenían un concepto profundo. Puedo afirmar que el foco fue puesto en la producción musical y letrística. Teníamos muchas ganas de trabajar juntos con Choky y quedó brillante; lo considero entre lo mejor que hice.
¿Por qué “Señales”?
Junto con Alejandro Juancorena, que además es el encargado de la hermosa portada del EP, tenemos el ritual de juntarnos y debatir sobre los posibles títulos de los trabajos discográficos. En una de esas juntadas apareció la palabra Señales y nos trasladó inmediatamente a aquella película de Mel Gibson. Más allá de eso, parece realizar una advertencia o constituirse como un recordatorio y nos gustó porque de ese espíritu están empapadas estas canciones. Cada una, en su núcleo, tienen un mensaje intrínseco para recordar a medida que avanza la vida.
¿Dirías que los condimentos sonoros que destacás en “Barro de color” (como adelanto del EP) son los mismos que acompañan a la obra integral?
Sí, coincido ya que el proceso de producción de todas las canciones fue similar. Me acercaba a lo de Choky con un demo, allí lo convertimos en una maqueta. Mariano Vega grababa la batería y a partir de ahí construimos los siguientes eslabones. Luego, el mismo Mariano mezclaba. Por último, Leandro Girar le daba el toque fundamental masterizando.
¿Qué nos podés contar sobre la colaboración de Ignacio Arigós en “Oleaje”? ¿Cómo se dio y en qué sentís que aportó?
A Ignacio lo conocí hace relativamente poco. Vino a visitarme a Chivilcoy desde Rosario y a partir de ahí entablamos una relación hermosa. Es un músico tremendo y, además, un tipo muy generoso. Trabajó con artistas gigantes como Fito Páez, pero nunca perdió la humildad y la capacidad de búsqueda. Hicimos algunos trabajos audiovisuales antes, pero necesitaba dejar plasmado en la eternidad esa onda que se dio este tiempo. A partir de su colaboración en “Oleaje”, el color que le otorgó tomó un vuelo impresionante. Me encanta como quedó y es de mis favoritas. Tener el respeto de colegas músicos, laburantes de a pie es mi mayor aspiración. Tanto a Ignacio como a todas las personas que trabajaron en este EP, las admiro profundamente y por eso la alegría con el proceso final.
Hablemos sobre los siguientes objetivos y shows confirmados.
Actualmente, me encuentro trabajando en un nuevo disco y representa otra cúspide de placer, ya que lo estoy haciendo junto a Claudio Cardone (acompañante eterno de Luis Alberto Spinetta). La verdad es que viene hermoso y rápido el proceso, así que tal vez a mitad de año estemos presentando cosas nuevas. No me quiero adelantar, tengo todos los focos puestos ahí en este momento. Con la banda hicimos dos fechas hermosas en Chivilcoy, con lleno total, y estamos planeando llevar el show a algún recinto de CABA a mitad de año.