La Orquesta Típica Fernández Fierro acaba de lanzar su nuevo disco titulado Basta, en una etapa marcada por cambios significativos en su formación y estilo. Con Yuri Venturín al frente, no solo como director sino también como cantante, la agrupación mantiene su esencia desafiante mientras explora nuevas facetas sonoras.
Este nuevo trabajo incluye tres piezas instrumentales y cinco canciones, con autores contemporáneos como Tape Rubín, Silvio Cattaneo y Palo Pandolfo. Según Venturín, el disco es un reflejo de un cansancio acumulado, una expresión que se siente tanto en la música como en las decisiones que han tomado. “Cantar es un berretín”, comenta Venturín sobre su nuevo rol en una entrevista con el periodista Martín Graziano. Aunque admite que algunos de sus compañeros tenían reservas, su confianza terminó por convencerlos. Decidido a dar el salto al micrófono, se preparó intensamente durante seis meses con clases de canto, tras la partida de la cantante Natalia Lagos.
La salida de varios integrantes históricos, incluyendo a Flavio Reggiani, conocido como “El Ministro”, marcó un punto de inflexión. En lugar de reemplazar a los bandoneonistas que se fueron, la orquesta optó por una búsqueda sonora distinta. Manuel Barrios, el único bandoneonista en este nuevo formato, comenta: “No hay presión. Aunque la estética sigue siendo la misma, ahora tenemos otra búsqueda. He estado experimentando con efectos en el bandoneón desde hace años, y eso lo llevé a la Fierro”.
Una de las decisiones más audaces fue la interpretación de “Cabeza de platino”, una canción de Palo Pandolfo, que, según Venturín, no fue seleccionada por su cercanía con el tango, sino porque encajaba con la propuesta de la Fernández Fierro. “No queremos transformar una obra en una caricatura, sino darle otra mirada”, explica el director.
La formación actual, con un solo bandoneón y Venturín como cantante, refuerza el alejamiento de la orquesta de las estéticas tradicionales del tango. “Ya no somos la orquesta con el cantante. Esto es más vomitivo. En este momento, no encajarían las voces anteriores. Cruzamos una línea de la que no se puede volver”, afirma Venturín, destacando el carácter irreverente y experimental de la agrupación.
Desde sus inicios en 2001, la Fernández Fierro ha desafiado las convenciones del tango tradicional. Formada en el contexto de la crisis económica argentina, la orquesta tomó influencias tanto del marxismo práctico de Osvaldo Pugliese como de las experiencias de trueque y autogestión. “Lejos de pensar cómo dividimos las ganancias, ¡pensamos en repartir por igual las pérdidas!”, recordaba Reggiani, quien se destacó por su liderazgo.
A lo largo de su historia, la orquesta ha generado reacciones polarizadas. Venturín rememora un incidente en el que un espectador se levantó indignado diciendo: “¡Ustedes no pueden hacer esto!”. A lo que el director respondió: “Perdón, señor. Me considero artista y pensé que lo podía hacer”. Este espíritu rebelde sigue definiendo a la Fernández Fierro, mientras continúan explorando los límites del tango y su propia identidad artística.