Pasaron ya cinco años de su debut como solista. Andrea Alvarez afirma que en su nueva placa eso se ve reflejado en sus letras y en la forma de encarar la música. Por Luciano Murad.
Andrea Álvarez recibió a Rock.com.ar en su sala de ensayo, luego de despedir a uno de sus pequeños alumnos, que se encontraba junto a su padre. «No pude dormir bien por el calor», dijo esbozando una sonrisa, mientras invitaba a pasar.
Álvarez es frontal y disfruta al decir lo primero que le viene a la mente. Fue la primera percusionista profesional de Argentina. Comenzó su carrera con Rouge, la banda que allanó la senda de las mujeres en el rock argentino. Participó durante tres años de las giras y los discos de Soda Stereo, entre estos «Canción Animal», uno de los trabajos más relevantes del rock latinoamericano. Tocó junto a Charly García, David Lebón, Divididos, Celia Cruz y Tito Puente.
En 2001, se lanzó como solista con «Andrea Álvarez», un álbum complejo y lleno de ensambles de percusión que construyó sobre la base de ritmos étnicos. En la grabación participaron Gustavo Cerati, Erica García y Zeta Bossio.
«En el primer disco me daba mucha vergüenza cantar, si bien canto hace mil años, pero una cosa es cantar, hacer coros, y otra es cantar tus propios temas como voz líder», explica Álvarez al referirse a sus comienzos como solista, y agrega sobre su presente: «Ahora, le doy más bola a la canción, no me fijo tanto en qué instrumento la toca. Me empecé a reconocer como artista fuera de lo instrumentista que puedo llegar a ser».
«En el momento que empecé a darle forma al disco anterior, ya deseaba pasar a otro plano, pero no quería que toda esa etapa no quedará grabada. Cuando lo terminé, empezó el viaje hacia lo que es ahora», relata.
-¿Qué diferencias hay entre «¿Dormís?» y «Andrea Álvarez»?
-En «Andrea Álvarez» hubo muchos invitados y armé todo con ensambles de percusión. No tenía banda, trabajé con Emilio Haro como compañero-productor, y yo quería hacer todo, asique tardamos mucho tiempo en hacer toda la parte instrumental. Y cuando llegamos a las voces no tuvimos tiempo de trabajarlas. Se nota mucho la diferencia de la voz. Además, en aquel momento estaba más condescendiente con el exterior, por eso las letras son mucho más suaves y la música, más pop.
En «¿Dormís?», ya tenía una banda formada desde hacía rato -Franco Fontanarrosa en bajo y Mauro Quintero en guitarra-, y me sentía muy segura y contenta con ese sonido. Directamente compuse todos los temas pensando en el trío: busqué en vivo el sonido de mis canciones. No hay ensambles de percusión, ni uno, sólo batería, guitarra y bajo. Tampoco hay invitados, pero seguí trabajando con Emilio Haro hasta que llegó el turno de las mezclas que las hice junto con el técnico Hernán Agrasar. En unos meses, tuve listos todos los temas, y los arreglos los trabajé con el trío. Las letras son mucho más directas y mucho más íntimas, representan lo que realmente soy: cuentan mucho de mí, porque justamente de eso se trata este disco.
-¿Qué cosas te llaman a componer una canción?
-Escribo sobre todas las cosas que me importan y que no escucho que alguien las diga. De hecho, empecé a hacer música porque no escuchaba las cosas que tenía ganas de escuchar. En «¿Dormís?» decidí hacerme cargo de lo que me pasa. Si no me muestran a una mina de mi edad normal que haga un disco como éste, lo hago yo. No puedo esperar más. A mí me encantaría que un disco como éste, que acabo de hacer, lo hubiera hecho una mina más chica; pero yo siento que tengo muchísima más energía que los jóvenes que estoy viendo, que son hijos de Menem. Si está todo momificado, dormido, y tengo que mandarme una cosa mucho más pesada para que el camino se abra directamente con todo, y bueno, lo hago.
-¿Cuál es el concepto de este nuevo álbum?
-La semana en que ocurrió lo de Cromañón, murió una amiga mía. Fue como toda la muerte puesta en la televisión. Hice todos los temas después de eso. Los tenía stand-by. No me podía sentar a hacerlos. Eso es mi disco, por eso: «¿Dormís?». Justamente eso: despertar. Hay que despertarse, ¡basta! Si no te escuchan, gritá más fuerte; y la vida gritó muy fuerte esa noche.
-¿Te sorprende que haya ocurrido lo de Cromañón?
-No, no pasó nada que ya no estuviera pasando. Se combinó todo. Hay un código para ir a escuchar rock, que no está siendo entendido. La sociedad careta se aprovechó de esa situación. Me da mucha tristeza. No me banco las muertes al pedo. Fue una tragedia enorme que perjudicó solamente al ambiente del rock y a los familiares de las víctimas, pero tiene que haber un consenso muy grande para que algo así pase. En Argentina, existe un gran desprecio por la vida.
-¿Qué reacción creés que vaya a generar el disco?
-Me importa muy poco si le interesa a alguien, porque me gusta mucho a mí. Si hay gente que lo quiere compartir, mejor, porque ahí es donde se cierra el ciclo del arte. Uno no lo hace para que no lo escuche nadie, pero yo no lo cambiaría para que a más gente le guste. No lo pienso cambiar.