El power trío local sigue presentando las reediciones en vinilo de «Atrapasueños» y «El mar de las almas».
«Ahora vemos que no fue casualidad la vez pasada, nos están teniendo en cuenta». El que habla es Marcelo «Corvata» Corvalán, voz y bajo de Carajo, una de las bandas más convocantes de la escena local de rock pesado. Se refiere al reciente doble festejo en los premios Carlos Gardel, de los que se llevaron doble galardón: como «Mejor álbum de rock pesado/punk» y por la mejor «Ingeniería de Grabación» –de la mano del productor Ale Vázquez-, en ambos casos por el recopilatorio y documental en vivo «Hoy como ayer» (2016). «Habíamos ganado también en 2015, y nos había sorprendido, pero ahora, ver que podemos estar dentro, tener el privilegio de estar entre las bandas que forman parte no solo de estos premios, sino de esta nómina que es lo popular en nuestro rock».
Y siguen festejando: están presentando los vinilos de «Atrapasueños» y «El mar de las almas»
Corvata: Sí, la verdad que fue una sorpresa. Fue una iniciativa de nuestra ex compañía, Universal, tenemos tres discos en su catálogo, dos están viendo la luz en vinilo. Está buenísimo, nos sirve ofrecer un nuevo formato dentro de nuestra discografía. Además, la excusa de estos vinilos nos hizo recordar esos discos, sacarlos a la cancha en vivo, volver a tocar esas canciones. También nos pone súper contentos en ese sentido, está buenísimo no dejar pasar la oportunidad y seguir recordando o reviviendo discos anteriores en un momento donde, después de cumplir 15 años, estamos otra vez cerrando un ciclo y volviendo a pensar en cosas nuevas. Así que nos viene muy bien hacer este repaso.
¿Qué significan estos discos para ustedes?
C: Cada uno tiene un momento propio. «Atrapasueños», el segundo disco de la banda (2004), sin dudas marcó lo que iba a terminar siendo el sendero artístico de Carajo. Teníamos un primer disco que tenía más que ver con el metal, el hardcore, el nu metal; pero con «Atrapasueños» empezamos a explorar y mostrar concretamente lo que iba a terminar siendo Carajo. Esa variedad, el sonido, la búsqueda, no descuidar la canción; teníamos un poco esa necesidad de aprender a hacer y empezar a trascender con las canciones, no quedarnos en un solo estilo, no tener vergüenza de mostrar otros sonidos. En «Atrapasueños» empezaba a asomar eso. Y después, «El mar de las almas» (2010), es donde se concreta definitivamente esa identidad, el sonido, ese power trio, esa mixtura de lo que veníamos experimentando. Creo que es uno de los discos más logrados y que le hace justicia, más que nada, al sonido en vivo de la banda, como que pudimos llevar el sonido de lo que era el trío en vivo al estudio. Descubrimos un poco eso, a diferencia de lo que uno siempre cree, que las bandas en vivo suenan como el disco, nosotros entendimos que en realidad es al revés: los discos suenan como son las bandas verdaderamente en vivo ¿no?, fue nuestro descubrimiento después de años de ver bandas. La clave está ahí, tratar que el disco haga justicia a cómo suena una banda.
Cuando graban un disco, ¿en qué momento dicen «listo, ya está, sale así»?
C: No es tan fácil. Los discos hay que terminarlos, no queda otra, pero hay un momento donde sentimos que la canción tiene todo lo que tiene que tener. Generalmente empezamos con la música, después las voces, las letras, y a lo último, junto a nuestro productor, terminamos de cerrar los arreglos y el sonido. Pero creo que lo bueno es cuando ya escuchás de afuera la canción, más de oyente, y sentís que transmite lo que esperabas, que se entiende la idea, tanto de la música como el mensaje, que son una misma cosa, van de la mano, que es llevadera desde que empieza hasta que termina, no tiene interrupciones, va derecho. Ahí sentimos que la canción está terminada.
«Atrapasueños» lo presentaron en Cromañón poco tiempo antes de la tragedia. ¿Cambió la escena desde ese momento?
C: Cambió más que nada la parte técnica, el hecho de tener mucho más claras las condiciones, cómo se hacen los conciertos. Toda la parte técnica de la realización de un concierto, desde que se entra al lugar, hasta que se termina. Empezamos a ver muchas cosas que hasta ese momento no les prestábamos atención, o uno confiaba, «no pasa nada, siempre se hace así». Empezamos a entender que no es joda, hay que saber manejar la situación de un concierto, se trabaja con gente, con público, hay personas, que realmente son los que importan. Y el hecho también del desarrollo del concierto, hasta ese momento era normal una bengala, caer en la realidad de que es algo peligroso, que no se puede hacer en un lugar cerrado. Ahora todo tiene que ver más con eso, empezamos a tener en cuenta los lugares, uno se pone un poco más encima de esos detalles, todos los cuidados, las vallas de contención, el ingreso, la salida, el cacheo a la gente, cuidar la seguridad, saber que quizás no todos vienen con la misma intención, hay gente que tiene otra intención que ver el concierto, estar atento a esas cosas. Pero nos tocó a todos, no solo en la música y el rock, tiene que ver con una cuestión social y cultural. Después de eso, después del accidente de Once, nos dimos cuenta de que hay que empezar a controlar cada vez más los espectáculos y lugares donde transita gente.
En general, Carajo siempre cantó sobre la realidad cotidiana, social. «Sacate la mierda», en 2002, en plena crisis, por ejemplo, fue medio un himno. ¿Qué lectura hacés de la realidad de hoy?
C: Hay cosas que están igual o peor, lamentablemente. Quizás nuestro mayor mal, a nivel político, sea no pensar en el futuro, lo que es Argentina como como país. Siempre terminan decidiendo los intereses personales de los políticos, llevando las cosas a su conveniencia y dejando trabas para los que vienen después. No se piensa, que un presidente diga «bueno, voy a estar 4 ó 5 años y tengo que hacer las cosas bien, para que el que venga las pueda continuar y todos salgamos beneficiados». Me parece que esa sería la lógica, lo que serviría realmente como acción política. La conclusión es ésa: que nadie piensa de esa manera, piensan de manera personal, algunos quizás para quedarse en el poder eternamente, otros pensando que es pasajero y tienen que sacar el mayor provecho posible; pero no veo esa mentalidad de futuro, de buscar lo mejor para el país, no sé, las aerolíneas, la educación, los jubilados, algo que sirva y tranquilamente lo pueda continuar el presidente que siga. ¿No?
Y, desde el rock, desde el compromiso como banda de rock, ¿creen que el artista puede hacer algo al respecto?
C: La música siempre tuvo una participación importante. Yo no creo tanto en la acción política del rock, pero sí creo que es como una especie de alarma, de alerta, que siempre sale a decir las cosas que nadie puede decir. Termina siendo el megáfono de muchos que piensan de la misma manera, el portavoz oficial de la mayoría. Pero creo que la mejor opción desde el rock es no meter más leña al fuego, tratar de mostrar otro lado, otra cara, dar una opción más sana a los problemas cotidianos. El rock como entretenimiento, como diversión, también vale, no es algo malo. Mucha gente se refugia en la música. Todos en la adolescencia nos hemos refugiado y cubierto en la música, y a raíz de eso podemos tener como un cable a tierra. En nuestro caso, también está el hecho de a veces poder hablar con los chicos, animarlos, decirles cosas que creemos que están buenas, y no solo denunciar o quejarnos. Y a veces también hemos recurrido al mea culpa. Analizarnos a nosotros mismos, reconocer un poco dónde está nuestra falla y tratar de cambiar eso, canciones como «El Error» o «Hacerse cargo», se encararon de esa manera. Pero son tiempos raros, por un lado, muchos están sumergidos en una pantalla, un celular, una tablet, un poco evadidos, y de golpe la realidad los sacude. Caen las fichas. Y eso produce un fastidio, un enojo. Pero quizás no estamos muy conscientes o preparados como generaciones anteriores, los 70s, 80s. Cualquier joven leía, veía el diario, entendía algo de política. Sin ir más lejos, bandas como The Beatles o los Rolling Stones partían de una idea clara y tuvieron que lidiar con los gobiernos o las censuras del momento, simplemente por ser exitosos, y se dieron cuenta de que no era todo color de rosas.
En el caso de Carajo, lo espiritual es importante. ¿Qué rol juega, para ustedes, la cuestión espiritual cuando se encara la realidad cotidiana?
C: Quizás es algo más personal que me toca a mí, y por el hecho de escribir las letras es algo que puedo plasmar o compartir; pero creo que todos en Carajo entendemos que hay un lado oscuro y uno lado luminoso, el bien y el mal, por así decirlo; y bueno, hay que tratar de lograr el mayor bien posible. No caer en la trampa y sacar lo mejor para uno y para el grupo donde uno está, la familia, el laburo, los amigos, el entorno. Uno descubre su espiritualidad también en el día a día, compartiendo con los demás, tratando de salir adelante en algo quizás tan simple como la familia, algo tan común como puede ser un grupo de laburo, en este caso una banda de rock. Entonces, el hecho de ponernos de acuerdo, salir adelante, tener convicción por ciertas cosas, y comprometernos, se trata de dar lo mejor, ser conscientes también de que hay muchos chicos esperando algo de nosotros y que tenemos esa oportunidad de dar lo mejor. Creo que esas cosas te acercan un poco a la espiritualidad. Y después, está buena la cuestión íntima, más personal, de ya llegar a cierta etapa de la vida donde quizás se empieza a hacer esa pregunta. Llegué hasta acá, ¿y ahora? ¿Cuál es mi propósito? O cuando uno es padre, se ve proyectado en sus hijos; no todo tiene que ver con uno, quizás nuestros hijos pueden continuarnos, seguir un poquito lo que fuimos, lo que les transmitimos. La verdadera herencia de nuestros hijos quizás tenga que ver con la parte espiritual que le podamos compartir, sea buena, mala, pero como que es algo inevitable, que no van a poder escapar a lo que nosotros le podamos dar ya desde la crianza. Entonces, son cosas que empiezan a aparecer, que, en la adolescencia, a los 20 años, uno no le da bola: está en el plan de divertirse, pasarla bien, y después se da cuenta de que la vida no es solo eso, un pasatiempo, cagarse de risa, pasarla bien, tomarse una birra; empiezan a entrar en juego cosas más personales, más importantes.
Volviendo a la música, vienen dando con una serie de shows, presentando los vinilos. ¿Cómo los recibió el público?
C: Muy bien, la verdad nos sorprendió ver el entusiasmo de la gente por recordar estos discos, la nostalgia, esa emoción también de recordar los comienzos con «Atrapasueños» y un momento tan importante como fue «El mar de las almas». Por distintos lados, quizás, causó esa misma sensación en los seguidores de distintas épocas que se pusieron muy contentos, que volvieron con la intención de recordar viejas épocas. Eso fue lo que más nos llamó la atención, viéndolo de afuera. Y después, desde adentro, reencontrarnos con las canciones estuvo buenísimo, ver la esencia de la banda, cómo arrancaron las cosas; y haber logrado también un disco tan importante como «El mar de las almas», para nosotros tan consistente, tan compacto y tan fuerte, con tantas cosas buenas, tantas canciones que han quedado ya obligadas en los recitales, como «Acido», «Luna herida»; «Libre», «Humildad», ver eso, cómo la gente también se las apropia. Y los vinilos, ha cobrado un valor especial el hecho de volver a tocar estos discos.
Andrés (Vilanova) va a ser papá, así que el show de este sábado es el último, por un tiempo…
C: Si, un descanso para que Andy pueda acompañar a su mujer, estar tranquilo con esta nueva llegada a la familia, y un poco a la familia Carajo también. Después igual continuamos con la presentación, porque la gente de Córdoba, Rosario, Mendoza, está muy entusiasmada y piden que vayamos a mostrar, a revivir estos discos, así que vamos a estar haciendo eso en septiembre, en octubre. También hay algunas cosas en el Gran Buenos Aires y creo que nos van a confirmar para el Ciudad Emergente. Seguimos arriba de los escenarios, esta vez con la excusa de los vinilos, pero si no, viviendo este presente tan bueno para la banda, reviviendo la historia, con la cantidad de discos que tenemos.
Para los que no pudieron estar en los conciertos y por ahí van el sábado. ¿Podés adelantar algo del show?
C: En este caso, es ajustar los dos discos en la misma noche. Veníamos separando los discos por fecha, pero debido a que se agotaron las dos fechas, tanto Flores como Vorterix, esta nueva función es un poco para los que se quedaron afuera y los que tengan ganas de repetir. Vamos a hacer una especie de 2×1, armar la lista con las canciones y hacer un repaso de los dos discos.