Entero y a pedazos, el grupo de Fernando Ruiz Díaz rearma su tejido creativo con magia y sin veneno.
«Te resucito en el sueño, es lo que espero encontrar. Entro en el viaje del miedo, abro la puerta al cerrar…», canta Fernando Ruiz Díaz en “Viaje del miedo”, primer corte de «Laberintos entre aristas y dialectos» y apertura oficial de un disco que significa mucho más que un disco. Resulta imposible sentir el mismo miedo del viaje que Fernando se vio obligado a emprender aquel 31 de marzo de 2006, la fecha del accidente de su hermano Gabriel, bajista y productor de Catupecu. Y mucho más complicado es saber cuánto durará esa travesía. Pero con Laberintos… el cantante y guitarrista empieza a responderse cuál puede ser la nueva química del grupo. Si hasta aquella trágica madrugada el músculo y el vuelo de la banda se sostenían (y multiplicaban) sobre la retroalimentación permanente entre los hermanos Ruiz Díaz, la realidad impone rediseñar esa mecánica interna. Incluso también prescindiendo de la capacidad como compositor y productor de Gabriel. Encarar un disco de estudio con todos temas nuevos podría haber sido una experiencia emocionalmente devastadora; acaso por eso Laberintos… ofrece una reinterpretación de buena parte de lo mejor de la banda y tres temas nuevos.
Así las cosas, Registro de la materia en concierto (el CD2) da testimonio de un show acústico de septiembre de 2005. En los últimos quince años ese formato fue transitado hasta el hartazgo, pero Catupecu sale airoso con versiones esmeradas, plenas de musicalidad y sin sobreactuaciones, y los arreglos de cuerdas de Gabriel brillan por su presencia. “En los sueños”, “Entero o a pedazos”, “A veces vuelvo” (aquí los arreglos son de Javier Weintraub), entre otras, ya dieron claras pruebas de su peso como canciones, pero en Laberintos… encuentran otra forma de brillar. Dentro del formato unplugged en vivo, la banda aprovecha para ofrecer otro capítulo de su pasión por revisitar canciones de músicos argentinos. Esta vez la elegida fue “Seguir viviendo sin tu amor” (L. A. Spinetta), y los resultados son, otra vez, movilizantes. Pero todas las luces de este nuevo trabajo apuntan hacia Tratado de la materia en estudio (el CD1) y más particularmente sobre los temas nuevos: “Viaje del miedo”, “Dialecto” y “Foto en blanco y negro” (el disco se completa con nuevas versiones desenchufadas de “Magia veneno”, “El lugar! Opus 1” y “Grandes esperanzas”, la más espectacular). Los tres están dominados por el sonido de la gui tarra acústica de Fernando, pero nada tienen que ver con la complacencia de fogón. “Viaje del miedo” ya tiene una importante difusión en las radios y fluye a través de su desgarradora letra y una música que lejos está de jugar a telón de fondo; “Dialecto” impone un entretejido musical espeso y sinuoso, que incluso puede dar paso a cierto vértigo; y “Foto en blanco y negro” juega más con los silencios, el formato canción y una melodía pegadiza que no sorprendería si se convirtiera en hit. Catupecu comenzó el proceso de reconstitución de su tejido creativo. Lo está haciendo a paso lento, seguro y con la inquietud de siempre. La mejor forma de seguir la pelea y acompañar a Gabriel en la suya.