El ansiado tercer larga duración de los platenses armó un lindo revuelo en las redes entre puristas y simples y curiosos oyentes ¿Es este lanzamiento el destacado nacional de 2017?
El Mató a un Policía Motorizado editó uno de los álbumes más logrados del año y aunque muchos paladares refinados -y tirapostas de Twitter- noten un adulador y exagerado concepto sobre “La síntesis O’Konor”, la faena musical de lo nuevo del grupo encabezado por Santiago Motorizado Barrionuevo justifica ese galardón imaginario.
El soporte de esta pavota y divertida dicotomía tan argenta de encasillar todo entre “lo mejor del mundo” o “lo peor del mundo” se hace real para el lado del “bien” desde el momento en que a El Mató se le ocurrió ir al desierto tejano a grabar, cargando en la mochila a un ingeniero de lujo como Eduardo Bergallo.
Bergallo, que trabajó en el sonido de Soda Stereo, Juana Molina, Shakira o Mercedes Sosa, colaboró para que todo sea más pop que cualquier cosa que uno haya escuchado de El Mató hasta acá. Allí está el punto de tratar de entender qué coño tiene de malo que los motorizados hagan un disco pop. Nada. En fin, y ya con la gema preciosa que fue “El tesoro” como adelanto, se podía prever este relanzamiento del quinteto de La Plata.
“La síntesis O’Konor” está dividido en dos. Las primeras cuatro canciones (sin tener en cuenta “El tesoro”) son más referenciales al sonido ya conocido y luego de un delicado instrumental de Niño Elefante, la segunda parte tiene más de esa refundación sonora, a la vieja idea de los antiguos LPs.
En cuanto a las letras, la melancolía romántica es el motor de la prosa del álbum con canciones lacrimógenas como “Alguien que lo merece”, pero a la vez flotando en una especie de blues para un amor no correspondido en “El mundo extraño”. Tal vez no haya canciones que recuerden a alguna película madrugadora de I-Sat, pero esa estética típica de ellos sigue vigente en el arte de tapa, de nuevo monitoreado por Santiago Corazón, que en este caso son fotos a lo Conan el bárbaro.
Las capas de guitarras distorsionadas ya no son prioridad en “La síntesis..:” pero si los teclados y otros instrumentos (seguramente muy tentadores en la mesada de Sonic Ranch), lo que expresa un nuevo orden en la manera de componer esa faceta musical, al menos en esta placa que dio bastante que hablar en los pasillos de las redes sociales.
Para encarar una charla sobre algo “indie” deberíamos conocer que el término alude a independencia y no a un género en sí. En este caso, El Mató a un Policía Motorizado publicó su disco a través de su propia cooperativa discográfica (Laptra) y en simultaneo con España, México y Estados Unidos. Ya no es lo-fi porque la búsqueda fue otra, o simplemente se dio. En definitiva, sea o no sea el disco del año sí vale la pena escucharlo. No pierdan el tiempo defendiéndolo en Twitter. Solito va.