Entre los scratches que montan sobre “Estribillo”, el raggamutfin que abre el disco y ese canto folclórico, casi primitivo, casi tribal, de la oda a la Madre Tierra que lo cierra, se resume la esencia de Karamelo Santo.
Modernidad y tradición, o las antenas abiertas de América latina. Hay un reggae compuesto sobre el relato de una mujer mapuche a lo Manu Chao (“La vida es la razón”), una colaboración con el grupo de cumbia mexicano Los Angeles Azules (“En la oscuridad”), un joropo venezolano cantado por el Gody Corominas (“Llevate mi corazón”, con Tilín Orozco en el cuatro) y adrenalina ska-punk por doquier “Diente” con Marcelo Corvalán de Carajo como cantante invitado, “No más”, “El viento”). La partida del Goy Ogalde, cantante, guitarrista, líder y fundador del grupo, pasa casi desapercibida, porque Karamelo se apoya, con producción de Toth y Guyot, sobre los mismos pilares que construyeron su prestigio acá y en Europa: los superlativos arreglos de vientos de Pablo Clavijo, el flow: de Piro Rosafa y un ensamble grupal que funciona como el más perfecto engranaje de eso que llamamos “rock latino”. La edición incluye un bonus CD con un show grabado en vivo en Cual es?, en el que versionan a Sumo y The Clash, dos bandas clave que sirven para entender las roots de Karamelo y, a la vez, vislumbrar a la metralla musical en acción.