Después de quince años de pelear en llanuras de incomprensión, «Sistema nervioso central» (06) puso unos cuantos estribillos en su lugar y temas como «Un día perfecto» o «Ella dijo» empezaron a sonar hasta debajo del agua. ¿Milagro, casualidad o golpe de suerte? «Una temporada en el amor» desmiente las suspicacias y mejora el arte de mantenerse en forma a través de las canciones, mejor aun si la práctica funciona como un diario sobre los amores perdidos. El quinto disco de la banda platense Estelares incluye canciones compuestas en 1991, cuando Manuel Moretti correteaba cada suspiro romántico de la vida universitaria al frente de Los Peregrinos, unos tangueros eléctricos devotos de Pugliese, Troilo y Fiorentino. Nuevas y viejas esquirlas transforman la melancolía en encantamiento: hijos, amigos, giras, amantes y deudas de la vida desfilan bajo la íntima sensación de que las canciones redimen sólo si han sido domadas con las palabras adecuadas y las notas necesarias. Y ese reflejo suena en las guitarras finísimas de Víctor Bertamoni, la colaboración emocional de Fito Páez («Autobuses»), los retratos de época («Superacción», «Los 90») y la mejor apropiación del linaje Virus en la línea «Imágenes paganas» («No hay más»). ¿El resto? Más razones que confirman las intenciones de Moretti al cantar: «Le di mi vida a las canciones y no me arrepiento» («Melancolía»).