Diversas bandas independientes homenajean al Carpo, con algunas versiones polémicas que difícilmente puedan ser aceptadas por los fans del gran guitarrista.
Era necesario. Un tributo a Pappo ejecutado por una serie de bandas que fueron elegidas por su condición de promesas del under. Aunque lo más importante es la posibilidad de hacer renacer al sello Iguana Records (subsidiaria de Sony-BMG), siendo este su primer lanzamiento. Es un tanto raro que cinco de las doce canciones elegidas estén incluidas en la última placa del genial guitarrista. Salvo algunas excepciones, da la sensación de que a pesar de tener una discografía amplia y plena de obras rescatables, se quedaron con lo más seguro para el oído del público que no conoce a Pappo más que por los hits radiales.
La versión dub de «Blues local» por Ilumínate con Pity Alvarez como invitado abre el disco y hace ilusionar. Fantasmagoría recrea «No detengan su motor» con su guitarra acústica y la canción gana melodía y cierto aire dandy. Smitten juega con «Desconfío de la vida» a través de guitarras y coros de punk californiano. Azafata arriesgaría el pellejo si mostraran su versión de «Buscando un amor» con teclados tecno, batería electrónica y estética disco a los fans de Pappo. Provocarían una psicosis colectiva inmediata y, a pesar de que no sortearían la crucifixión en el escenario, se llevan la medalla al riesgo. Pampa Yakuza limpia y emprolija «Sucio y desprolijo» en un in crescendo notable y acústico. «Macadam 3, 2, 1, 0» por La Cruda no ofrece nada nuevo, pero es la versión que más le gustaría al típico fan motoquero de Pappo. Vados le pone hard rock a «Rock and roll y fiebre» y en ese momento llega la primer voz femenina del tributo… le falta un nosequé. Hay dos maneras seguras de calmar un ataque de nervios: un Alplax o «Katmandú» por 202. Ojas comete herejía al recrear «Mi vieja» con un bombo en negras, samples y violines, pero lo mejor es el notable trabajo en estudio. Desde Tucumán Sr Valdez le pone energía adolescente en un punk con trompetas que esconde a «Juntos a la par»; podría ser la versión de Blink 182. La particular voz del cantante de Guillermina calza perfecta al hard rock californiano con el que transforman a «El Viejo» en una canción rabiosa, pero acá el álbum empieza a repetirse. Otra mujer: cerca del final aparece la segunda voz femenina, la cantante de Sedán, quién traduce a «Descortes» en un blues ágil, limpio, light que a Pappo le hubiese gustado (más que nada para tener una dama cerca). El cierre es la misma idea que tuvieron cinco bandas: acelerar el ritmo y ponerle pulso punk al homenaje; en este caso Infierno 18 incendia «Adonde está la libertad».
En fin… ¿qué esperaban? ¿respeto? hay más bien cariño. ¿Un homenaje emotivo? parece que tuvieron el buen tino de no tomárselo muy en serio (no da para revisar al Carpo desde la solemnidad). ¿El hallazgo de algo nuevo? Cualquiera de los grupos puede ser la próxima revelación argentina ¿Algo que suene a Pappo? Compren los originales.