Titular a un segundo disco con un impronunciable triángulo equilátero es una invitación al desconcierto, un gesto diseñado a medida para encajar de manera simétrica con la dinámica poco convencional de Mompox. En el afán de no reite rar la fórmula de su álbum debut, el septeto se despega con brusquedad del formato acústico de The Big Umbrella (2010) y pone tres sintetizadores como mascarón de proa de su nueva propuesta. Pero el cambio está más en las formas que en el contenido: la psicodelia lúdica, las armonías vocales complejas y las variaciones inesperadas de ritmo siguen presentes, ahora tamizadas a través de synthpop y electrónica vintage. Como resultado, este collage sonoro (atizado con trompetas, trombones, percusión y guitarras) postula a “Wild Celebration” y “Perfect Service” como la intersección posible entre Devo, The Flaming Lips y The Beach Boys; una mezcla que encuentra su equilibrio y razón de ser en el delirio cósmico de “Arthur Is Lost in Lo neliness Without Help”.