En su tercer paso por la provincia, el músico tocó ante más de 900 personas, que se quedaron con ganas de más.
Cinco años pasaron para que Willy Crook vuelva a Tucumán. En el mismo escenario que lo albergó la última vez (ex Zona, hoy Parakultural), el sábado a la noche, y con más de 45º de temperatura ambiente, el Crook tocó para más de 900 personas que agotaron las cervezas de la barra del, muy concurrido, patio cervecero.
Sin sus Funky Torinos y acompañado sólo por una base, Willy Crook dio un show excesivamente corto (sólo 7 temas) por cuestiones de horarios del lugar. Lo que causó varios disgustos a una cierta minoría pretenciosa, pero casi insignificante. Crook se las ingenió igual, para dar un majestuoso espectáculo: funk, soul, blues y su tenue voz grave en perfecta combinación, para hacer estremecer a todo el mundo. Ante la primera insinuación ricotera, remató con sorprendentes reflejos: «te equivocaste de recital, aunque yo soy redondo acá (señalándose el pecho) acá tenés al más redondo».
Habían pasado nada más que tres temas desde su arribo al escenario, cuando tuvo que pedir al público, que recién entraba en calor, un descanso: «ya venimos, espérennos dos minutos». Obviamente los dos minutos se transformaron en quince, y volvió sólo para terminar el show con cuatro temas más. Entre ellos: «Himno de mi corazón» de Los Abuelos de la Nada y «Back to life» de su disco Eco.
«La estrella es la guitarra, no el muñeco» sentenció Crook luego de agradecer a la organización y al público presente, y se retiró entre aplausos. Los tucumanos pasaron el calor escuchando buena música y disfrutando de las visitas que, para los meses que quedan del año, ya llenaron las agendas.