La tradicional banda de blues se presentó en el Teatro Colón, junto a la Sinfónica Nacional. Por Carlos Vera, para la Agencia Télam.
La popular banda vocal instrumental Memphis la Blusera, acompañada por la Sinfónica Nacional bajo la dirección orquestal de Gerardo Gandini, tuvo anoche un doble festejo, especialmente por su llegada como artista musical invitada de lujo al Teatro Colón de Buenos Aires.
Los rockeros de la entrañable barriada de Mataderos celebraron también en el máximo coliseo, el 24to. aniversario como formación única de su tipo y de tan larga trayectoria en todos los ámbitos del país, con tres CDs Platinos por sus producciones y 2.800 shows sin fronteras de edad entre sus seguidores, fans y nuevos fieles.
Con la presencia de más de 3.500 fervorosos que ocuparon todas las butacas de la magna sala de siete niveles -muchos se conformaron con su ubicación de pie en los pasillos de platea-, el popular sexteto de Mataderos -como reza una de sus más aclamadas páginas-, actuó con el doble liderazgo de su vocalista Adrián Otero y del bajista Daniel ‘El Ruso’ Beiserman -un épico del conjunto de blues y muy celebrado por los entendidos-.
Carlos Cutaia, ex Pescado Rabioso y de La Máquina de Hacer Pájaros, compositor y pianista que integra el grupo clásico de vanguardia «Cultrún», aportó los arreglos para el grupo que hace mucho trascendió las fronteras del país y que se completó anoche con Emilio Villanueva -otro histórico en saxo e intérprete de impecable, colorida y visceral ejecución-.
Al lado de los centrales y piramidales del grupo estuvieron el baterista Marcelo Mira, las guitarras de Lucas Sedler y Germán Weidemer en teclados y piano y columna vertebral de esta formación rock de estilo único y apasionante.
Pablo Fortuna (saxo tenor y alto), Fabián Veglio (trompeta), Martín Laurino (trombón), Facundo Ferreyra (percusión), y Willy Lorenzo (coros), se sumaron al fantástico show de los Memphis como atriles invitados en una velada de interminables emociones.
El concierto que se inició entre aclamaciones y ovaciones, con el tema «La Flor más Bella», uno de los clásicos en la voz de Otero y con la Sinfónica Nacional en excelentes arreglos de Carlos Cutaia, otro de los más ovacionados de una histórica presentación en la que todos fueron premiados con el más caro reconocimiento.
En la sucesión de los hits luego de «La Flor…», vinieron con su entradora letra «Decime cuándo»; y «El Estepario» con un hermoso segmento dedicado por Cutaia al primer violín solista de la Sinfónica, Luis Roggero (concertino), junto a la orquesta y en un incandescente diálogo sonoro con el grupo rock.
En la línea del más depurado y personal estilo de Otero y sus músicos, llegó el soberbio y muy romántico y melódico tema de «Angelitos culones» con su sesgo crítico y su piedad, su protesta y sus evocaciones, para dar paso al bellísimo «La Sirenita y El Lobo de Mar», uno de los picos más intensos de la noche.
Coreado por la concurrencia en pleno e imagen de la perdurabilidad de Memphis, llegó luego el espectacular ritmo caribeño de «Montón de nada», al que siguieron «Tonto rompecabezas», «Hechicero de la jungla», «Quiero vivir en un lugar» (La Colmena), y la grandiosa saga porteña de «Moscato, pizza y fainá» de sabor a calle Corrientes y esquina de ‘trocén’.
De acuerdo con el programa de mano, los tres últimos fueron «Cuentan las monedas», precedido por un solo de bata a cargo de Marcelo Mira -proeza de la convocatoria ‘colonista’ de la Sinfónica-, la potente y rítmica marcha de «Irresponsable» y la celebérrima «La bifurcada» al cierre pero nó para irse.
Fue una velada que deparó mil y una emociones e impactantes melodías y el ‘encore’ o agregado al programa -incorrectamente llamado ‘bis’ porque no repite nada sino que es obligado ante la insistencia de los fans que obtuvieron y corearon fue «El Blues de Rosario», un broche de lujo para una noche inolvidable del Colón.
Maestro de la Filarmónica de Buenos Aires y titular del Centro Experimental de Opera y Ballet del Colón, Gandini abrió la tarde de impactos y aciertos musicales a las 17.30, haciéndose acreedor de ovaciones y aplausos desde todos los ángulos con sus dirigidos.
La aclamada formación instrumental sinfónica ofreció un atractivo programa integrado por la obertura de la ópera «Los maestros cantores de Nuremberg», de Richard Wagner; el fabuloso «Ragtime», del argentino Pompeyo Camps (1924-1997); y la suite del ballet «Cascanueces», de Piotr Ilych Tchaicowsky, otro lujo.
Este espacio de Encuentros entre lo clásico y popular, fue inaugurado por el ex-Soda Stéreo, Gustavo Cerati; y tras el paso de Memphis anoche, continuará el 3 de junio con la actuación del grupo folklórico salteño «Los Nocheros» también en la gran sala de Libertad 621, frente a la plaza Lavalle de Buenos Aires.
El cierre del ciclo estará a cargo del pianista norteamericano Ralph Votapek, que compartirá con la Sinfónica Nacional un concierto íntegramente dedicado a inolvidables creaciones del célebre compositor neoyorquino George Gershwin.