Más de tres horas de show brindaron en el Club Atenas y presentaron dos temas inéditos de Korneta. La crónica de Andrés Milstein.
Noche inolvidable para las casi 3.000 personas que estuvieron el último sábado en el estadio Atenas, de La Plata. El show estaba anunciado a las 19, pero los últimos rayos de sol de la tarde dejaban ver, desde unas cuadras antes de la entrada, que la fiesta Sudaka ya había empezado.
Como siempre, diversos barrios de Capital dieron el presente desde temprano, agitando decenas de banderas y recordando al Korneta en cada aliento.
Cayó la noche y mientras una leve llovizna amenazaba a la gente que impacientemente esperaba por entrar, las puertas se abrieron y el espíritu gardelito empezó a llenar el estadio.
Lo primero que llamaba la atención era el escenario, ambientado al mejor estilo romano, con dibujos gigantes de hombres y mujeres semi desnudas, con pelos de serpiente, tocando grandes cornetas; y a cada costado una pantalla gigante.
A las 22:00 se apagaron las luces y se encendieron las pantallas. Mientras una música densa pero suave sonaba de fondo, comenzaron a vislumbrarse imágenes que recreaban a estos personajes mitológicos que poblaban el fondo del escenario, y un discurso casi apocalíptico sobre el terrible peso que los hombres llevan sobre sus espaldas dejó a la gente callada y boquiabierta. Sin embargo, enseguida, la sonrisa de Gardel apareció en los monitores, y con ella, la primera explosión del público.
Ahora sí, Eli, Horacio y Martín aparecieron en el escenario y con el clásico «América del sur», el rocanrol empezó a sonar.
«Lo que mis vecinos creen», «Comandante Marcos» y «Estamos podridos», entre otros temas, fueron haciendo saltar cada vez más a la gente.
Después de una hora de show, vino la gran sorpresa de la noche, cuando Eli invito a subir al escenario a Willy Crook, que peló unos solos de saxo increíbles, que junto con la fuerza musical de los tres Gardelitos, por momentos hacían recordar a Sumo o a Los Redondos.
Además hubo tiempo de presentar dos temas inéditos que Korneta escribió antes de morir: «Los Penitentes», y «Cuidate del mundo», que por supuesto le piantaron un lagrimón a unos cuantos.
A la 1 de la mañana, después de tres horas de show y una extensísima lista de temas, Los Gardelitos se despidieron, dejando más que conformes, y agotados, a las miles de almas que confirmaron, sin duda, que Los Gardelitos es una de las mejores bandas de rocanrol del país.