Unas 200.000 personas presenciaron el cierre de festivales gratuitos con un Cerati brillante que tuvo como invitado de lujo al Flaco Spinetta.
Ninguna de las 200 mil personas que coparon el predio montando en Pampa y Figueroa Alcorta imaginaron que iban a ser testigos de ese encuentro. Tras una semana en que los rumores sobre la potencial vuelta de Soda habían adquirido un protagonismo casi molesto, muchas eran las hipótesis que rondaban en torno al recital de Cerati, programado para este sábado, como cierre del ciclo Verano ’07. Sin embargo, para la inmensa multitud tal vez era más esperable ver a los tres Soda juntos otra vez, que la inesperada postal que la noche les entregó.
La iniciativa del Gobierno de la Ciudad tuvo su broche de oro con convocatoria récord y una performance de Cerati que presentaría «algunas sorpresas» (tal como se anunciara durante la previa) respecto de sus últimos shows; aunque la más relevante sin dudas, fue la presencia de Luis Alberto Spinetta, que se sumó para tocar «Te para tres» y «Bajan», ante la ovación generalizada.
Además de los temas de «Ahí vamos», lei motiv de su gira, Cerati se permitió desempolvar «Avenida Alcorta», de su primer placa solista, «Amor Amarillo», «Juegos de Seducción» y «Nuestra Fe», tesoro oculto de Soda Stereo, que reavivó el «Olé, Ole, Olé… Soda… Soda…», presente cada vez con más fuerza.
Los primeros acordes de «Crimen» inauguraban los bises, con el escenario completamente despojado de luces. «Prendan, che, que estamos a oscuras…» arengaba Cerati, o su silueta, que apenas podía divisarse en medio del negro. Inmediatamente, miles de lucecitas se encendieron desde el público. Accediendo al pedido, pantallas de celulares y llamas de encendedores convivieron por un rato, fiel reflejo del cruce de generaciones que se daba en el público.
Nenes en brazos se mezclaban entre la mayoría adolescente; algún abuelo con onda convivía con un stone que gritaba «ahh… te acordaste h.. de p..», cuando Cerati hacía rugir las guitarras junto a Coleman en «Prófugos».
«Puente» y «Jugo de Luna» coronaron el set, poniéndole punto final a una noche con reminiscencias inevitables de aquel megarrecital de Soda en la 9 de Julio, el 14 de diciembre del ’91. De hecho en principio se había barajado la posibilidad de hacerlo ahí, pero Cerati prefirió evitar comparaciones… aunque la mecha está encendida, y la fantasía, tal vez, más latente que nunca.
Por lo pronto, si bien resulta prematuro colgarle la etiqueta de «encuentro del año» -sobre todo por el hecho de que éste recién empieza- la cumbre Cerati-Spinetta quedó plasmada como uno de los momentos más altos del festival, sin dudas, y de este 2007, además de un regalo inesperado para todo el que tuvo la suerte de presenciarlo.