Mares de purpurina y plush con acetato, belleza femenina primera, mucha y adolescente con histeria Beatle incluida; madres, padres hijos y famosos en la puerta; clima de disco dancing, considerable olor a chicle masticable. No era la inauguración de una nueva disco capitalina: la banda más ecléctica y pop de Argentina mudo sus plumas al Gran Rex.
Definir el ascenso de Miranda! en el universo local es casi tan divertido y dificultoso como conseguirle un plomero a Saddam Hussein.
Debo en este punto aclarar que hace mucho tiempo no veía un show de principio a fin, la diversión en toda su ciencia, de la mano de una música plenamente danzable, gritable y cantable hasta perecer afónico; porque es liso destacar que pocas veces un show esta planteado en detrimento cronométrico de ser completo a rajatabla (léase luces, proyecciones, coreografía, vestuario, efectos, sorpresas y un gran frontman al frente del Pop Team)
Otra Vez, track 6 de «Sin restricciones», me permitió después de mucho soñarlo, acercarme de un cachetazo a la fiebre beatlemaníaca (o debo decir mirandamanía) de un puñado de cuatro cifras de Srtas. Alocadas donando todo el aire diafragmal en un solo grito… realmente notable esta interacción del público y Miranda, que además logró ponernos a bailar a todos.
Luego, la maquinaria danzística se desenfrenó con una seguidilla de perlas (El Agente, Casualidad, Horoscopo, Tu Guru, Agua, Navidad, Tu juego) donde pudimos ser por un momento ad eternum partícipes del instante mágico en el cual Miranda obsequió mística, sonido y ejecución impecables. Capítulos enteros de puesta en escena, bailes al mejor estilo Isidoro Cañones con la cachorra, y un tramo pseudo original de coreo con paraguas rayando el estilo Poppins sin vergüenza alguna.
La increíble versión acústica de «Uno de los dos» (track que cierra «Sin Restricciones») rememorando un Pimpinelismo de vanguardia, puso en el centro de mi disfrute al duo singer de Julianna y Sergi, destacando la performance de Miss Julianna, muy muy embarazada. Y cuando digo «muy» me refiero al niño casi bailando los temas.
Volvimos al río de estratagemas con excelentes versiones de «Quiero», «El Profe» (con guardapolvo Hugh Heffner incluido), «Don» (con la guitarra de Lolo en el aire en una instantanea genial), una hermosa versión de la hermosa «Iman» de «Es mentira» y una seguidilla oportunísima de clasicos («Hoy», «Bailarina», el terriblemente radiable «Yo te diré», «Romix» y «Tiempo») para terminar de imponer el sello Miranda con un cierre visual y musical exquisito en formato three pack, con «Salgamos», «Mentira» y «Traición».
Mi «muy bien diez» se queda corto. Debo apelar a la Faber Castell, borrar, corregir y dar el Felicitado que por estos días post-Cromagnon es figurita dificil.