A sala llena, Antonio adelantó temas de su próximo disco, homenajeó a Pappo y confirmó lo que es: un muy buen músico que merece más espacio.
Faceta de enclave místico la de este artista por demás heterogéneo de la
escena local y su exquisita presentación en el Club del Vino.
Birabent, que por cuestiones de la caja boba que nos alegra quién sabe qué
penas, es la clase de persona que conoce la tía, la hermana y la madre de
uno por sus actuaciones en… (voto por la de «Epitafios»), raya un extenso
pasado musical, con más de 6 discos y algún que otro EP itinerante, y sin
embargo no goza tal vez del prestigio merecido dentro de este divino como
criminal campo.
Muchos tenemos en la sinapsis aquel «Salgo a caminar» de estribillo
pegadizo; su versión nicotínica de «El Oso» y, claro está, su infaltable
version de «La Academia de la nada» (de los Toreros Muertos), que R.
Pettinato se encargo de tatuar en el aurículo de cuanto oyente lo capte
(raramente este tema no fue interpretado para tristeza del oyente, aunque
debo admitir que éstas son las decisiones que gozan de mi respeto).
La presentación del viernes a sala llena fue el epilogo de la venidera
salida de su nueva placa («Tiempo y espacio»), que estará disponible por éstos
días en las bateas argentas, y cuya cuestión oficial dará el puntapié para
fines de agosto, nada menos que en La Trastienda.
Es necesario puntualizar que el
claro carisma del artista dentro del vulvo musical deja su precedente en
cuestiones tales como aportar ese clima calenturiento a cuanta Femme Fatal
lo ansiara. Stop, eso está bien: es parte del juego presente de seducción
que impone este muchacho. Volviendo a lo nuestro, su comienzo, de la mano
de una acústica, de cronner oxidado pero estático, fue un buen punto de
partida, para un recital en el cual abundaron paisajes bellos. Para destacar por
ejemplo la bonita «Montevideo» (track 2 de su último disco «Buenos Aires»), o el
encuentro constante de una banda poderosa que sostuvo estoicamente
canciones imponentes como «Orbito» o «Beiro» (un colapsado homenaje según el
autor a la avenida que confluye en Capital y Provincia, y que mereció un
escuálido pero imponente grito de reivindicación al Oeste de Buenos Aires).
En un sentido homenaje, que merece la aprobación amplia de este cronista,
Birabent improvisó el tema «Juntos a la par» de Pappo (una sencilla balada
de «Buscando un amor», último trabajo discográfico del más grande de todos),
aplicando un correcto sentimentalismo, al apelar al duo musical más interesante,
la guitarra y la voz.
En cuanto al resto del recital, muchos de los temas correspondieron a la placa
de próxima salida, pero serán gratamente recibidos, ya que cuentan con la
aprobación general y suenan fenomenales, por lo que es liso destacar que
este artista ranquea alto dentro de la maravillosa escena local, y sería un
despropósito lapidarlo y no darle una oportunidad solo por el hecho de que
«ya es demasiado» (actor, excéntrico y algo famoso), ya que plantea una
propuesta musical sumamente interesante y de excelente calidad.
8 Aurelianos para este actor que suena tácito.